34.- Pabellón del Aceite y Agricultura.


Panorámica aérea del Pabellón del Aceite. (Ilustración Sevilla en tiempos de la Exposición Iberoamericana).
En el proyecto ganador presentando por Aníbal González en 1911, ya estaba incluido entre los ocho edificios provisionales de su idea general, el levantar en la Plaza de Honor, un Palacio de Agricultura junto al de Fomento que, según la memoria explicativa decía que “La decoración de las fachadas es de estilo moderno, inspirado en la portada del convento de Santa Paula de Sevilla, precioso monumento que, aunque influido por la escuela italiana, es, sin embargo, un notable modelo del estilo mudéjar sevillano.” Su interior estaba dividido en distintas secciones como Alimentación, Horticultura e Industrias Forestales y estaba previsto ocupara una superficie total de 4.692 m2, con un presupuesto para esta construcción de carácter provisional de 252.000 pts.[1]

Sin embargo este proyecto como tantos otros quedaron solo en el papel, la dilación en el tiempo y las continuas modificaciones de proyectos tanto constructivos como de emplazamientos, fueron constantes durante toda la etapa organizativa de la Exposición. Uno de ellos fue éste, cuya trayectoria para su ejecución, tuvo un largo y tortuoso proceso que culminaría bastante años más tarde.
Pabellón de Agricultura. Proyecto de Aníbal González de 1911. (Ilustración revista La Exposición)
 Por ello hubo de transcurrir catorce años, para que encontráramos los primeros pasos conducentes a hacer realidad el proyecto constructivo, del que adelante sería conocido como Pabellón del Aceite. 

Con objeto de analizar la situación del Certamen, y tratar distintas ponencias cuyos resultados se reflejaron en una serie de iniciativas, la Comisión de Industria y Comercio de la Exposición, se reunió en varias ocasiones entre 9 de junio y el 10 de julio de 1925,[2] entre cuyas conclusiones se encontraban la participación de diferentes industrias como las militares, la cerámica y las industrias sevillanas de la construcción y decoración, así como la de los principales productos nacionales que se exportaban al extranjero, cuya exposición podían realizarse en palacios como los del vino, el aceite y los tejidos. Para la exhibición de los productos agrícolas (Pabellón de Agricultura), se interesó la colaboración de la Cámara Agrícola de Sevilla, y para el Pabellón del Aceite, se les encomendó la gestión a los Vocales de esta Comisión, Carlos Delgado Brackembury y el conde de Ibarra, y se presentó como persona indicada para realizar dicho proyecto, al arquitecto, Juan Talavera Heredia. 

En la sesión la Comisión Permanente, celebrada el 11 de julio,[3] se recogió los acuerdos de la Comisión de Industria y Comercio, aprobando el anuncio para primeros de septiembre de los concursos para la construcción de los edificios de Arte Moderno, Salón del Automóvil, Galerías Americanas y Pabellón de Agricultura. 

En octubre,[4] fue presentado por Aníbal González, entonces aún arquitecto director de la Exposición, el informe sobre los pabellones de Agricultura, Sevilla, Arte Moderno y Galerías Americanas, diseñados por Talavera, Traver, Gómez Millán e Illanes, respectivamente, siendo aprobado solo este último, para el desarrollo del proyecto definitivo, por ser el que más se ajustaba al presupuesto indicado, quedando los otros tres, pendientes de los acuerdos entre la comisión que se nombró y los autores, a fin de hacerlos compatibles con los presupuestos asignados para cada uno de ellos. Paradójicamente el único de estos proyectos que se ejecutó fue el de Agricultura. 

Este primer proyecto del Pabellón de Agricultura, representaba una vivienda aristocrática campesina presente en una fachada principal neobarroca, con una gran portada de columnas salomónicas, entre torreones gemelos situados a ambos lados y abundante heráldica, articulando el interior alrededor de dos patios.[5]

Durante el mes de Noviembre,[6] el Comité Ejecutivo, decide no construir el Pabellón de Agricultura, y sí el del Aceite, haciéndolo éste permanente, pasando a llamarse Pabellón de Aceite y Agricultura, empezando a conocerse entonces genéricamente como Pabellón del Aceite.

Primer proyecto para Pabellón de Agricultura, de Juan Talavera. (Fototeca Universidad de Sevilla)
Por tal motivo su autor rediseña el proyecto y lo transforma en una hacienda de olivar, introduciendo en la ciudad la arquitectura blanca de una casa de campo.

El pabellón fue el iniciador de una larga serie de edificios enraizados en los esquemas rurales, desarrollados como residencias campestres. Su autor introduce dentro del casco urbano su visión de una arquitectura agrícola y sevillana, la versión de una hacienda de olivar pero interpretada con grandiosidad, inspirándose en las formas clásicas de los grandes caseríos y lujosas haciendas de campo sevillanas.

Aprobado este nuevo proyecto en julio de 1926, diseñado por Talavera, que previamente había pasado del informe preceptivo del arquitecto director,[7] con un presupuesto de 502.889,78 pts., es sacado a  concurso presentándose cinco propuestas, siendo adjudicada para su construcción la realizada por José Buiza y Fernández-Palacios, con una baja del 9,25%, con el plazo de entrega de un año.[8]



Bocetos de los alzados realizados por Talavera para el Pabellón del Aceite. (Fototeca Universidad de Sevilla)
No obstante las obras no pudieron empezar inmediatamente, con como hubiera sido su propósito, pues en los terrenos que estaban previsto construir este pabellón, Huerta de San José, se encontraba ocupado por “colonos”,[9] por lo que fue necesario iniciar un largo proceso de desalojo y derribo de las construcciones que allí se encontraban. 

Liberada la parcela de instalaciones y habitantes, se inicia la construcción el 23 de diciembre de 1926,[10] autorizando el Ayuntamiento la construcción con carácter permanente de este edificio.[11] Desde el primer momento hubo que ir aprobar diversos presupuestos adicionales, como el reforzar la cimentación, y diferentes obras adicionales que iban surgiendo, así como continuas ampliaciones de plazo de entrega, debido en parte a ligeras ampliaciones del proyecto, de tal forma que del presupuesto inicial de la obra por 502.889 pts, se llegó a las 592.491,88 pts. con el 9,25% de la rebaja de la subasta ya realizado.[12]

En un informe realizado por la Dirección de Obras, en enero de 1928,[13] para saber la situación en que se encontraban las distintas construcciones que se estaban llevando a cabo, al tratar el Pabellón de Agricultura se ponía de manifiesto, que en general la obra iba muy atrasada, no justificando tal retraso, la necesidad de varias la cubierta de la crujía principal, solicitando se apercibiera al contratista para que pasado un mes se girara nueva visita y caso de no tener terminado por completo la parte de obra correspondiente, se le multara con 2.000 pts., o se le rescindiera el contrato. 

Estos continuos retrasos, obligaron a solicitar diferentes prórrogas hasta el 31 de julio de 1928, fecha en la que se tiene constancia de la concesión de la última moratoria, a fin de ejecutar la construcción de la vivienda del conserje y la instalación de una escalera de acceso a la torre, que no habían sido previstas en el proyecto.[14]

En octubre de dicho año, ya se habla de las instalaciones de las muestras. Estas dilaciones en los plazos y los incumplimientos reiterados del presupuesto provocaron la sustitución de su autor, Juan Talavera, que aunque oficializada el 4 de mayo, venía siendo de facto desde un mes antes, pues en el informe presentado por el Ingeniero Director de Obras y Proyectos, Pedro Caravaca, el 13 de abril,[15] ya se daba cuenta de la modificación que se había realizado del primitivo proyecto que alcanzaba la cantidad de 69.882 pts., sin que hubiera tenido conocimiento la Comisión Permanente, y requerido el arquitecto director de la obra Juan Talavera, éste no quiso siquiera reconocer tal desvío, lo que ocasionó que el Comisario Regio, Cruz Conde, emitiera un demoledor informe, entre cuyas conclusiones además de la destitución de Talavera, acordó que las riendas para la conclusión de la obra estuviera a cargo de la Dirección de Obras del Comité.[16]

Fue un gran acierto del autor elegir este tipo de construcción de antiguas residencias campesinas, que supo unir con gusto exquisito en un mismo espacio dos ambientes diferenciados; por un lado la zona de la vivienda, con sus habitaciones y salones señoriales como se hacía en las lujosas haciendas; y por otro la casa de labor de las antiguas residencias campesinas, utilizando los patios como nexo de unión y distribución; el porticados con columna de mármol blanco para la residencia y el de pilastras para la zona de labor. 

El edificio de morfología cambiante, eleva una airosa torre mirador, típica de la arquitectura rural, sobre el conjunto de diversa volumetría, de cubiertas a dos aguas de teja árabe y azoteas, dándole cierto aspecto aristocrático. 

Para su construcción se utilizaron muchos elementos provisionales, ya que no se quería elevar el presupuesto si se realizaba con materiales sólidos, un ejemplo de ello eran las torres que no eran practicables en principio, así como muchos elementos falsos.

 
Fachada principal vista desde la Avd. de la Palmera. (Institut d’Estudis Fotografic de Cataluya. Col. Roisin)
El Pabellón ocupó un amplio espacio de la Huerta de San José, situado entre la Avenida Reina Victoria, actual de la Palmera, donde se encontraba su fachada principal, y de la Infanta Luisa en la actualidad calle Páez de Rivera con una extensión de 3.232 m2 en una parcela de 3.756. 

Sin pretenderlo la obra supuso un éxito extraordinario entre los regionalistas, constituyendo un verdadero manifiesto de la arquitectura blanca que hunde sus raíces en la tradición rural. Siendo los discípulos de Talavera, Romualdo Jiménez Carlés y sobre todo Antonio Delgado Roig, los propagadores de esta fórmula en chalet y fincas rusticas, que aunque empezó en la Segunda República, es después de la Guerra Civil cuando alcanza su mayor desarrollo debido a la importante labor constructiva, y ser esta una arquitectura económica que no necesita mano de obra especializada, llamándose “estilo andaluz” a la arquitectura blanca de ese periodo.[17]


Para realizar la descripción de los contenidos del pabellón, nos hemos basado básicamente en la información que aparece en el Libro de Oro Ibero Americano al tratar este pabellón.[18]


Vista aérea del pabellón. A la derecha la Avenida de la Palmera, a la izquierda la calle Páez de Rivera. (Fototeca Municipal de Sevilla. Col. Sánchez del Pando)

En la zona ajardinada que precedía a la fachada principal, se había instalado una artística cruz de hierro realizada por el artesano de forja sevillano José Ávila Ramírez,[19] que se alzaba sobre un pedestal con azulejo de la Virgen, de cuyo paradero hablaremos más adelante, y que recuerda a la de la cerrajería instalada en la Plaza de Santa Cruz del famoso barrio sevillano. 

Salpicaban la fachada granes cuadros cerámicos con las armas de Sevilla y el retablo de las Santas Patronas Santas Justa y Rufina; y los huecos abiertos en ella se adornaban con artísticas rejas sevillana. 

A la derecha de la fachada, en la planta alta, se abría una galería compuesta por cuatro arcos de medio punto sostenidos por columnas de mármol blanco y cubierta con cierre de madera. Sobre la puerta principal una airosa espadaña con campana en el hueco central, se remataba por tres jarrones cerámicos.


Plano de la planta del Pabellón del Aceite. (Fototeca Universidad de Sevilla).

La puerta principal del pabellón, daba acceso a un espacioso zaguán y tras este a un típico patio con galería en tres de sus lados soportadas por columnas de mármol blanco que sostenían arcos de medio punto; en el centro se encontraba una pequeña fuente de azulejos y en los ángulos se había dispuesto parterres con distintos tipos de plantas. Este patio correspondía a la zona residencial de la casa señorial, y de la galería derecha se accedía a la planta superior, mediante una amplia escalera cuyas contrahuellas estaban adornadas con azulejos antiguos.


El patio de la zona residencial. (Institut d’Estudis Fotografic de Cataluya. Col. Roisin)

Escalera de acceso a la planta superior en el ángulo derecho del patio de la zona residencial. (Ilustración revista Álbum Artístico de la Exposición Iberoamericana)
En las paredes de la escalera se habían pintado representaciones gráficas de las producciones olivareras del mundo, mediante la representación de mujeres ataviadas con traje de sus respectivos países y tamaño proporcional a la producción de éste. Tanto en el zaguán como en la galería baja, se habían instalado gráficos con la producción olivarera y el precio de los aceites tanto de los países productores como de las regiones españolas en que se cultiva. 

A ambos lados del zaguán, se encontraban dos amplios salones decorados con muebles netamente españoles, bargueños, mesas y sillones fraileros, armario y cómodas renacentistas, que le daban un aire de hacienda antigua con mobiliario del siglo de oro español, donde exponían sus productos conocidas empresas exportadoras de aceite de oliva y aceitunas aderezadas, cuyo mercado se extendía por todo el mundo. 


Uno de los salones e los exportadores de aceite situados en el zaguán decorado con mobiliario de estilo español. (Ilustración Boletín Agrario. Cámara Agrícola Provincial de Córdoba, mayo 1929)

El salón izquierdo mediante arcadas sostenidas por columnas de mármol, se comunicaba directamente con un pequeño jardín cuyos arriates se cubrían de plantas y se había instalado una pequeña fuente de cerámica en el centro. Este jardincillo tenía salida al exterior mediante una artística reja de hierro.



Vista del jardincillo (Ilustración revista Álbum Artístico de la Exposición Iberoamericana) y fachada al exterior de éste. (Ilustración Boletín Agrario. Cámara Agrícola Provincial de Córdoba, mayo 1929)
En este mismo piso bajo, se encontraban distintos salones dedicados a la exhibición de accesorios para la producción y comercialización del aceite y aceitunas, como los embalajes de hojalata y el litografiado de estos, así como capachos para el prensado, canastas de varetas y mimbre; en uno de ellos se pretendía mostrar la práctica del deshuesado y relleno de la aceituna y su embotellado, realizadas a la vista del público por operarias especializadas, a fin de dar una idea al detalle de estas interesantes preparaciones. 

Estas exhibiciones corrieron a cargo de las Asociaciones de Exportadores de Aceitunas Sevillanas, y de la de Exportadores de Aceite de Oliva de Sevilla, a las cuales se les concedieron tres salones de la planta baja para la exposición de los productos de sus asociados, con la única obligación de que el mobiliario se adaptara al estilo general del edificio. También solicitaron un salón alto para exhibiciones cinematográficas y conferencias.[20] En los salones cedidos a las Asociaciones, también estuvieron instalados otros exportadores de aceites y aceitunas, no asociados.[21]
Vista de uno de los salones de los productores olivareros de la planta baja. (Ilustración Boletín Agrario. Cámara Agrícola Provincial de Córdoba, mayo 1929)

A continuación del patio de la casa señorial, se encontraba el patio de la casa de labor, comunicados por un amplio pasillo. De dimensiones algo mayores que el anterior, en él se había instalado un abrevadero y pozo con artístico herraje, circundándolo unas galerías sobre pilastras en tres de su cuatro lados, con arcos de medio punto en la planta baja y viga de madera vista en la alta. Una estrecha escalera en uno de los ángulos simulaba el acceso al granero de la casa, al fondo del patio se hallaba un molino aceitero tradicional completo, que era un molino de viga antiguo, llamado molino árabe, que incluía un caballo disecado, y se componía de un moledero de piedra y una gran viga de 15 metros de largo. Para ello la Permanente aprobó destinar 6.000 pts. para esta instalación.[22]

 

 

Dos imágenes del patio de la casa de labor (Ilustración revista Álbum Artístico de la Exposición Iberoamericana) y publicidad del motor del molino de aceite.
 Al otro lado del patio y como contraste del anterior, se había instalado otro molino de extracción con las técnicas actuales, con motor diesel y compresores de piedra granítica y batidora de hierro, dos prensas hidráulicas, así como accesorios de producción y cadena de envasado. 

El presidente de la Comisión de Agricultura del Certamen, apoyado por el Comité de Propaganda del Aceite Puro de Oliva y la Cámara Agrícola de Sevilla, determinó que la empresa que llevaría a cabo la instalación del molino aceitero moderno, sería los talleres de fundición de hierro de José Chico Torres, con sede en la calle Trastamara, 19 de Sevilla,[23] especializado en la construcción de este tipo de maquinaria, con prensa reforzada, que serviría como demostración de los avances oleícolas españoles, con la puesta en funcionamiento de un molino con unas innovaciones nunca vistas, como era la de utilizar filtros de chapa de aluminio, en lugar de capachos, invento de Pedro de Solís Desmaissiers. 

Esta instalación fue donada por la Casa Chico a la Cámara Oficial Agrícola de Sevilla, que serviría para dotar a la Escuela de Peritos Agrónomos que se quería crear en este edificio, una vez terminase la Exposición, y que estuviera en funcionamiento en época de cosecha. 

Como motor modelo para el accionamiento del molino aceitero del pabellón, se eligió el motor dieses BUCKAU R. WOLF de arranque en frío sin elementos auxiliares. 

 En el piso principal, una vez accedido por la escalera del primer patio, se encontraba un gran Salón de Honor dedicado a reuniones y conferencias, que daba a la fachada principal del edificio. Se adornaba este lugar con bello artesonado y mobiliario severo de depurado gusto, y era el lugar de reunión del Comité de Propaganda y de la Asociación de Olivareros.


Salón de Honor y detalle de uno de los dos salones dedicados a las representaciones regionales, a la izquierda Andalucía Occidental y al fondo la Oriental. (Ilustración Boletín Agrario. Cámara Agrícola Provincial de Córdoba, mayo 1929)
 A continuación del Salón de Honor se encontraban otros dos salones, que por acuerdo del Comité de Propaganda del Aceite Puro de Oliva, se instalaron en ellos las exposiciones por regiones olivareras,[24] así en el primero que tenía entrada por una estancia llamada “la cocina” estaban las de Cataluña, Valencia, Baleares, Aragón, Castilla la Vieja y Navarra, y en el otro las de Extremadura, Andalucía Occidental y Oriental, La Mancha y Castilla La Nueva, todos ellos decorados con artísticos muebles y reposteros con los escudos de las provincias y el de España en el centro. Cada uno de estos muestrarios regionales no estaban colocados en vitrinas, sino en muebles propios, como si de una casa particular se tratara, así se exhiben sobre bargueños, contadores o muebles antiguos. 

Al otro lado de la escalera, también se instalaron salones para las representaciones de productores particulares en los que mostraban distintas muestras de los diferentes aceites, instrumentos para el tratamiento de las plantas y para su recolección y una magnífica cocina. 

Entre los stand particulares más reconocidos estaban el del marqués de Viana y el de Pedro Solís, presidente de la Asociación Olivarera de España y de su Comité de Propaganda. En otras dependencias se había dado cabida a la exhibición de los componentes de grandes asociaciones, entre las que destacaba la del Sindicato Olivarero del Aljarafe, que en panoplias se mostraban todos los instrumentos que se usan a mano para el tratamiento del olivo.
Vista de uno de los salones de los productores olivareros particulares. (Ilustración Boletín Agrario. Cámara Agrícola Provincial de Córdoba, mayo 1929)

Todos estos salones, de exhibición colectiva, se habían decorado con zócalos, sobrepuertas, jambas de ventanas y frisos, con ramitas de olivos entrelazadas de forma artística, consiguiendo un acertado exorno. El horticultor granadino Juan Leyva Alhama, se encargó de mantener a la vez que realizaba su exhibición en los jardines exteriores del pabellón.[25]

 Los expositores particulares, tenían que abonar por derecho de ocupación la tarifa general marcada para ello, cuya cuantia era de 100 pts./m2.[26] En esta muestra se quería reivindicar la riqueza olivarera con un doble interés, por un lado mostrar el aceite como materia prima de consumo generalizado en el país, y por otro ser uno de los productos más exportados, y que en gran medida servía para nivelar la balanza comercial de la nación. 

En un salón de esta planta, se autorizó la instalación de una exposición de tabacos producidos en España, realizada por la Dirección General de Timbres.[27] Hay que tener en cuenta que posterior a esta autorización (octubre de 1928), se acordó llevar a cabo la realización del Pabellón del Tabaco, por lo que tenemos dudas si llegó a ser realidad la instalación en este Pabellón del Aceite.

Stand del Sindicato Olivarero del Aljarafe. (Ilustración Boletín Agrario. Cámara Agrícola Provincial de Córdoba, mayo 1929)
             
El día 11 de mayo de 1928, dos días después de la inauguración del Certamen, los reyes acompañados de los infantes, visitaron el Pabellón del Aceite, siendo recibidos por el jefe del Gobierno, varios ministros y el presidente de la Cámara Agrícola, el cual sirvió de guía en el recorrido por las instalaciones. Primeramente visitaron los molinos aceiteros, tanto el tradicional como el moderno, para seguidamente continuar su visita por los stand de los distintos expositores de aceites y aceitunas. En el correspondiente al Sindicato Olivarero del Aljarafe, fueron obsequiados con una copa de vino acompañada de aceitunas de distintas clases.[28]

Además de este Pabellón o Palacio del Aceite, empresas aceiteras instalaron sus propias representaciones mediante pabellones propios en el recinto de la Exposición, como fueron: 
- Miguel G. Longoria. 
- Carbonell 
- Hijos de Ybarra. 

Otras casas lo hicieron en stand, dentro de los pabellones o galerías comerciales, como el caso de: 
- Viuda de Diego Gómez. 
- Florián Paraminio Fernández. 
- Modesto Andrés Pascual. 
- Armando de Soto. 

También hubo representación de empresas dedicadas a la fabricación de maquinarias, en diferentes stands, como: 
- S. Clemente Velasco, Pando y Cía. 
- Motores Deutz Otto. 
-José Pérez de Gracia y Gutiérrez 

Las instalaciones agrícolas, además del Pabellón del Aceite constaban con otros pabellones generales inmediatos a éste, en los que estaban representadas algunas de las grandes industrias agrícolas, propiamente dichas y las derivadas de esta actividad, que se tratan en un apartado independiente. 

Entre los acuerdos que adoptó el Comité de Propaganda del Aceite Puro de Oliva, se encontraba el de celebrara en el pabellón el 1º Congreso de Aceite de Oliva Español, durante el mes de diciembre de 1929, así como el de regalar muestras de aceite, como propaganda entre los visitantes.[29]

Una vez clausurada la Muestra el pabellón siguió siendo utilizando durante un tiempo por el Comité de Propaganda del Aceite Puro de Oliva. La Cámara Agrícola de Sevilla solicitó su cesión, una vez concluyeran sus tareas el referido Comité.[30] Sin embargo, el Comisión Liquidadora del Certamen alegó no tener competencias para tal decisión derivando dicha petición al Gobierno para que éste le concediera el derecho a utilizar el edificio. Al final creemos no se llegó a realizar tales gestiones. 

Si existe constancia de la cesión temporalmente del pabellón en 1932, requerida por el al Gobierno Civil para alojar a 200 guardias de asalto, que habían sido destinados a Sevilla,[31] debido al estado de agitación social.


Fachada lateral derecha del Pabellón del Aceite. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Fernando Carmona)

La utilización para diferentes usos hizo que el edificio se salvándose del derribo, aunque su estado de conservación a principio de enero de 1936 era lamentable. Así en un informe presentado por el arquitecto conservador sobre el estado ruinoso de los edificios a cargo de la Comisión Liquidadora, confeccionado para ser elevado al Gobierno de la República en auxilio de ayudas, decía lo siguiente sobre este pabellón: “los deterioros que existen son de tal importancia y urge de tal forma su reparación, que de no ponerse pronto remedio, los hundimientos ya iniciado, continuarán hasta la total ruina del edificio”.[32] Ya se encontraban hundidos el campanario de la fachada principal, parte del tejado contiguo a éste, uno de los costados de cerramiento del torreón de ángulo, el tejaroz sobre el balcón de la fachada lateral y las galerías de los patios habían empezado a hundirse también; entre otra multitud de deficiencias importantes, resaltaba como muy grave “el que uno de los formeros de la nave del molino moderno, tiene su asiento podrido y en disposición de producirse su hundimiento arrastrando el del tejado”.[33]

Dudamos que se llegaran a ejecutar alguna obra para su sostenimiento, pero durante los primeros meses de la Guerra Civil fue habilitado como taller de artificio por el Parque y Maestranza de Artillería, sufriendo un incendio intencionado el 28 de abril de 1937, provocando varias explosiones e incendios que dio lugar a la practica destrucción del edificio, salvo algunas dependencias por lo que hubo de ser derribado en su totalidad.

 
Cruz de forja que se encontraba en el jardín de acceso al pabellón. (Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz).
La cruz de forja en su actual emplazamiento en el AALOG 21.
En estos talleres trabajaban unas ciento cincuenta mujeres voluntarias en dos turnos, colaborando en la fabricación de cartuchos para la Pirotecnia, además de personal técnico. El atentado produjo la muerte de catorce operarios entre hombres y mujeres, y cuarenta heridos de diversa consideración, entre ellos el autor del atentando con quemaduras gravísimas, que falleció en el Hospital de las Cinco Llagas después de pedir perdón. En el Cementerio de San Fernando una tumba colectiva recuerda estos hechos.[34]

A pesar de la destrucción de este edificio, aún nos queda un vestigio de aquel pabellón, se trata de la hermosa cruz de cerrajería que se encontraba en la zona ajardinada de acceso al edificio. 

Esta cruz de forja fue trasladada el 3 de julio de 1937, a petición de los propios obreros, al atrio de acceso al Parque de Artillería en la calle Temprado, y su nuevo pedestal se cubrió con unos adornos de hierro donde se inscribieron los nombres de los fallecidos. Aquí se mantuvo hasta el traslado del citado Parque. Con posterioridad, el 12 de octubre de 1977, nuevamente fue erigida la cruz en su nuevo emplazamiento en el jardincillo de entrada de la antigua Pirotecnia en la calle Avión Cuatro Vientos. 

 
Tumba en el Cementerio de San Fernando de Sevilla, en cuya lápida aparecen los nombres de los catorce fallecidos en la explosión. (Foto del autor)
Un nuevo traslado de esta Unidad militar en año 1996, para convertir el recinto en dependencias de la Universidad de Sevilla, hacen desmontar nuevamente la cruz, situándose actualmente en la Plaza de Armas del Acuartelamiento “Torreblanca” sede de la Agrupación de Apoyo Logístico nº 21 en Sevilla. 

Así es como este único vestigio del desaparecido Pabellón el Aceite, ha ido recorriendo distintos lugares de la ciudad de Sevilla. 


NOTAS: 


[1] .- El Palacio de Agricultura. Revista LA EXPOSICIÓN.  24 de septiembre de 1911.
[2] .- Archivo Municipal de Sevilla. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Acuerdos de la Comisión de Industria y Comercio. 11 de julio de 1925. Caja 95, Rollo 719 fotogramas 189 y 190.
[3].- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 1 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 11 de julio de 1925. Rollo 625 fotograma 604-607.
[4].- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 2 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 16 de octubre de 1925. Rollo 626 fotograma 14.
[5] .- Villar Movellán, A. (1979) Arquitectura del Regionalismo en Sevilla. 1900-1935. Sevilla. Edita Diputación Provincial de Sevilla. p.429.
[6] .- Este hecho es conocido por la Comisión Permanente, en la sesión del 13 de noviembre de 1925. A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 2 de la Comisión Permanente de la Exposición. Rollo 626 fotograma 28.
[7].- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 2 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 30 de diciembre  de 1925. Rollo 626 fotograma 43 y 44.
[8] .- Los otros concursantes fueron: Enrique Vázquez Nieto con una baja del 9%, José Valois Salvador del 7%, Pedro Prieto con el 2% y Antonio Bernal Lozano con el 1,2%. A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 2 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 21 de julio de 1926. Rollo 626 fotograma 129.
[9] .- Desahucio de los colonos de la Huerta de San José. Ibídem.
[10] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Comité Ejecutivo. Sesión 29 de enero de 1927. Caja 14 Rollo 630 fotograma 103 y 104.
[11].- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 3 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 27 de enero de 1927. Rollo 626 fotograma 225.
[12] .- Estas ampliaciones fueron:
Por cimentación: 9.500 pts. aprobada en la Sesión de la Permanente del 27 de enero de 1927.
Por sustitución de parte de la cimentación por viga de hormigón armado: 3.479,60. aprobada el 06 de mayo de 1927.
Para el enlace con la res de alcantarillado: 2.151,71 pts. aprobada el 03 de junio de 1927.
[13] .- Informe de la Dirección de Obras y Proyectos de fecha 16 de enero de 1928. A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Rollo 717 Caja 93 fotograma 359.
[14] .- Estas obras complementarias tuvieron un coste de 11.980,01 pts. A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 4 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 28 de junio de 1928. Rollo 626 fotogramas 600 y 601.
[15].- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 4 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 13 de abril de 1928. Rollo 626 fotograma 548 y 549. 
[16].- En el informe firmado por Cruz Conde, se dice que el arquitecto director de la obra, Juan Talavera, debería hacerse responsable del estado y déficit de la construcción, y que ha demostrado un abandono lamentable y desconsiderado tanto al Comité como a la Dirección de Obras de éste, los cuales habían confiado en sus altos prestigios.
A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 4 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 04 de mayo de 1928. Rollo 626 fotograma 555 y 556. 
[17] .- Villar Movellán, A. Juan Talavera Heredia. Edita Arte Hispalense. pp. 80-81.
[18] .- VV.AA. (1929) Libro de Oro Ibero Americano. Catálogo oficial y monumental de la Exposición de Sevilla. Santander. Artes Gráficas Aldus. El Pabellón del Aceite de Oliva. pp. XXXI-XXXII.
[19] .- Una tradición militar: La cruz de la Maestranza de Artillería. ABC (Sevilla) 06 de noviembre de 1979. p.9.
[20] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 5 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 19 de octubre de 1928. Rollo 627 fotograma 56.
[21] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 6 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 23 de febrero de 1929. Rollo 627 fotograma 196.
[22] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 5 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 20 de julio de 1928. Rollo 626 fotograma 627.
[23] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 5 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 30 de noviembre de 1928. Rollo 627 fotograma 103.
[24] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 5 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 25 de enero de 1929. Rollo 627 fotograma 163.
[25] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 7 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 21 de diciembre de 1929. Rollo 627 fotograma 572.
[26] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 4 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 02 de marzo de 1928. Rollo 626 fotograma 514.
[27] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 5 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 05 de octubre de 1928. Rollo 627 fotograma 48.
[28] .- Los Reyes inauguraron esta mañana el pabellón de la Agricultura en la Exposición de Sevilla. El Siglo Futuro. 11 de mayo de 1929.
[29].-  A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 5 de la Comisión Permanente de la Exposición. Sesión 25 de enero de 1929. Rollo 627 fotograma 163. El 1º Congreso de Aceite de Oliva Español, se celebró en Sevilla del 8 al 14 de diciembre de 1929.
[30] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 1 Comisión Liquidadora. Sesiones del 28 de agosto y 12 de septiembre de 1930. Rollo 628 fotogramas 130 y 137.
[31] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 1 Comisión Liquidadora. Sesión del 29 de abril de 1932. Rollo 628 fotograma 285.
[32] .- A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro 1 Comisión Liquidadora. Sesión del 14 de enero de 1936. Rollo 628 fotograma 334.
[33] .- Ibím.
[34] .- Salas, N. (2004) Sevilla en tiempos de la Exposición Iberoamericana, 1905-1930 La Ciudad del Siglo XX. Sevilla RD Editores. pp. 125-128.

FUENTES
- La Exposición Iberoamericana a través de la prensa 1923-1929. Encarnación López Lemus.
- Sevilla en tiempos de la Exposición Iberoamericana. 1905 –1030 La ciudad del siglo XX. Nicolás Salas.
- Fondos de la Hemeroteca. Los Pabellones de la Exposición Iberoamericana. Alberto Villar Movellán.
- JUAN TALAVERA HEREDIA- Alberto Villar Movellán. ARTE HISPALENSE
- Arquitectura del Regionalismo en Sevilla 1900-1935. Alberto Villar Movellán.
- HISTORIA DE LA EXPOSICIÓN IBERO AMERICANA DE SEVILLA. Eduardo Rodríguez Bernal.
-UNA TRADICION MILITAR: La Cruz de la Maestranza de Artillería. ABC (Sevilla) 06/11/1979. pág. 9. CASCO ANTIGUO. Abel Infanzón.
- Guía Oficial. Exposición Iberoamericana 1929-1930.
- EL PABELLON DEL ACEITE DE OLIVA. Libro de Oro de la Exposición Iberoamericana 1929-1930.
-En el Palacio de Agricultura. Boletín Agrario. Cámara Agrícola Provincial de Córdoba. Nº 39 Mayo 1929.
- PALACIO DE AGRICULTURA. Revista LA EXPOSICION 24 de septiembre de 1911.
- El aceite en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. EL PROGRESO AGRÍCOLA Y PECUARIO. Madrid 07 de agosto de 1929.
- La visita al cortijo de la Exposición Olivarera. La Correspondencia Militar. 12 de mayo de 1929.
               

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