- El himno, la bandera y el emblema de la Exposición.


La música como manifestación cultural, también estuvo presente en el Certamen Iberoamericano en distintas formas, entre ellas estuvo la de estar representada por un himno o canto que ensalzara los lazos de unión entre las naciones americanas y España, para ello, el Comité había proyectado la composición de un himno representativo de la Exposición, prestándole gran atención e interés, por sus connotaciones de gesta racial.



Portada del himno de la Exposición, pintado por Santiago Martínez, y partitura del mismo. (Fuente internet)

El 14 de marzo de 1925,[1] se pensó convocar un concurso público en el que pudieran participar todos los compositores iberoamericanos que quisieran. No obstante, ante el temor de que los autores y composiciones que se presentasen, no alcanzasen el nivel que se pretendía, se optó por encargar directamente a artistas de talla reconocida la composición del himno. Para ello, fueron elegidos los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero para que confeccionara la letra y la partitura a cargo del compositor Francisco Alonso López;[2] con estos nombramientos se aseguraba así una alta calidad en la composición, a la vez que se le añadía una tendencia regionalista, con un carácter algo folklórico, en el que lo andaluz, se identificaba con lo español, que era lo que se quería reforzar en la Exposición, aunque se criticó que no fueran elegido compositores como el gaditano Manuel de Falla, o el sevillano Joaquín Turina, con esta designación, se aseguraba una composición graciosa, alegre, de fácil melodía y acento popular, propias de este autor.

La letra trata de una salutación a América y Portugal magnificando la gesta y la unidad entre la Madre Patria y sus hijos, los países americanos, a las carabelas colombinas y al Plus Ultra, que unos años antes había unido, en un vuelo histórico España con Argentina. Todo ello con claros y perfectamente identificables acordes musicales de marcado carácter español, teniendo como leitmotiv las sevillanas, que nos recuerdan obras de Albéniz y otras composiciones de música popular.[3]

A pesar de lo solemne del mismo, era de una musicalidad pegadiza incluso para el oído menos preparado, a pesar de ello no tuvo el existo esperado, quizás por falta de propaganda, como así se lamentó la prensa local, que ninguna de las banda y orquestas que actuaban en el recinto de la Exposición, interpretara el himno de la misma, “Defendiendo que la pieza debía ser interpretada diariamente, para que los sevillanos la conocieran, instaba a la Banda Municipal de Sevilla a que la incluyera en sus programas”,[4] muy al contrario que lo ocurrido con el de la Exposición valenciana, que debido a ser utilizado sus compases por la marca cinematográfica CIFESA, tuvo más respaldo popular.

El himno fue interpretado en el acto de inauguración, tras las palabras protocolarias del rey Alfonso XIII y el himno nacional, por las Bandas Municipales de Sevilla y Madrid, desplazada al efecto, así como una gran masa coral de los Coros Vascos, compuesto por la Coral de Vizcaya y el Orfeón Donostiarra[5] con 350 voces, y la Masa Coral Sevillana, además de una rondalla de ochenta guitarras y bandurrias, siendo interpretado el solo por el entonces famoso tenor, José García, bajo la dirección del compositor de la música el maestro Alonso, habiéndose instalado esta gran agrupación de voces y músicos en la espaciosa terraza del edificio central de la Plaza de España.

Coro
¡Salud, americanos,
del mundo juventud!
¡Salud, pueblos hermanos!
¡Salud, Salud!

¡Acudid, hijos de españoles,
a fundirnos en un crisol!
¡De mil cielos y de mil soles
hay que hacer un cielo y un sol!
¡Evoquemos los magnos hechos
de la vieja Madre inmortal,
y sintamos en nuestros pechos
el abrazo de Portugal!

Hoy se truecan las carabelas
En monstruos gigantes
que asustan al sol,
y los ecos de sus estelas
son cantos vibrantes
del mundo español.

Una voz
Damas que cruzáis el mar,
Para venir a realzar
A esta Sevilla de plata:
el pueblo os ha de entonar
su mas precioso cantar
y su mejor serenata.

La Giralda ha de encender
las estrellas una a una,
porque no dejéis de ver
la que alumbró vuestra cuna.

Coro
¡Salud, americanos,
del mundo juventud!
¡Salud, pueblos hermanos!
¡Salud, Salud!

Las bandas y la masa coral durante la interpretación del himno. (Fuente internet)

El maestro Alonso dirigiendo la interpretación del himno. (Ilustración revista Nuevo Mundo, 15 de mayo de 1929)


En el establecimiento Piazza Hermanos, situado en la plaza del Pacífico (actual de la Magdalena) especializado en la fabricación de pianos y pianolas, y a la venta de gramófonos y discos, se podía adquirir, además de la partitura del himno, los discos editados por las casas discográficas “La voz de su amo”, interpretado por el tenor Miguel Fleta; y por “Odeón”, cantado por Coelio Baldrich con la intervención de la Banda Municipal de Madrid y una gran masa coral y rondalla de guitarras y bandurrias, al precio de 17 y 15 pts., respectivamente.

Como curiosidad decir que, en la partitura, los autores de la mismas la habían dedicado: “A SEVILLA, la bien amada de los artistas, la de las redes invisibles; la hija de la Primavera y del Sol, cuyo río y cuyo cielo señalan las rutas de América”

Los Coros Vascos, desplazados a Sevilla para cantar el himno de la Exposición, en la puerta del Ayuntamiento donde fueron recibidos. (Ilustración Sevilla y la Exposición de 1929, de Francisco Narbona)

HIMNO DE LA EXPOSICION


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Otro de los símbolos identificativo de la Exposición, fue la bandera. Ante la imposibilidad de que figuraran todos los colores de las banderas de los países participantes en la bandera de la Exposición, se optó en 1927, ya que en ese año estaba prevista su inauguración, en aprobar la bandera y el escudo para las dos Exposiciones (Sevilla y Barcelona), consistente en la bandera española, sobre la que se situaba en el centro el escudo de España, flanqueado por los de Sevilla y Barcelona.
Bandera y escudo de las Exposiciones de Sevilla y Barcelona que fueron aprobada en 1927. (Ilustración Sevilla en tiempos de la Exposición Iberoamericana, de Nicolás Salas).

Como hubo que posponer la inauguración hasta 1929, en el mes de abril de dicho año, el Comité aprobó un nuevo proyecto de bandera, la cual figuraría en todos los actos oficiales, y que constaba de tres divisiones: La primera, más próxima al mástil, figuraría los colores nacionales en tres franjas iguales dispuestas en sentido vertical. La central, algo menor, que representaba a Portugal comprendía los colores de ese país, y el resto del rectángulo, en una medida proporcional a los espacios anteriores, estaba dedicada a América constituida por diez bandas horizontales alternativas en blanco y verde claro que representaban el Nuevo Mundo.

Para determinar esta última división representativa de América, se tuvo en cuenta las investigaciones que realizó el teniente de navío de la Armada, Julio Guillén Tato, que al realizar los estudios para confeccionar los planos de la carabela Santa María, “comprobó en diversos documentos y cuadros, que la bandera usada generalmente por los conquistadores al establecer los gobiernos coloniales, constaban de diez franjas de los colores, forma y disposición indicados”.[6]

En la parte central, del espacio dedicado a América de la bandera, se inscribía el escudo o emblema de la Exposición.

Durante el acto de la inauguración de la Exposición, la bandera de América (la bandera de las diez bandas horizontales bancas y verdes) se situó en la tribuna regia, junto a la de España, Portugal y el Pendón morado de Castilla, mientras en las torres y en el edificio central de la Plaza de España, ondeaban las banderas de la Exposición, de las naciones americanas y de los Reyes Católicos.
Reconstrucción de la bandera de la Exposición realizada por el autor.

La bandera de América (bandas blanca y verde) en la tribuna regia en el acto inaugural. (Fuente internet)

La bandera de la Exposición ondeando en uno de los mástiles instalados en la Plaza de España el día de la inauguración. (Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz. Fondos E. Guinea)

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Para el emblema o escudo oficial del certamen, en la misma sesión del mes de marzo de 1925, en que la Comisión Permanente acordó convocar un concurso para el himno, también lo hizo para la elección de un emblema representativo de la Exposición que se pudiera reproducir en las banderas, insignias, distintivos, etc., con un premio de mil pesetas, encargándole al Arquitecto General de la Exposición, presentara unas bases para dicho concurso.[7]

Días más tarde, el 20 de marzo, el arquitecto Aníbal González, presentó a la Comisión un proyecto de bases para la convocatoria de un concurso de emblema, quedando autorizado éste por la Permanente, para que junto al Presidente de la Sección de Bellas Artes del Ateneo de Sevilla, resolviera lo concerniente a este asunto.[8]

No se vuelve a tener noticias sobre este tema hasta tres años más tarde, cuando en la sesión del 10 de febrero de 1928,[9] la Comisión aprueba la propuesta del proyecto de Emblema de la Exposición presentado por el Vocal de la Permanente, Pedro Caravaca, diseñado por el pintor Santiago Martínez, acordándose adoptarlo para su reproducción en todas las formas necesaria con carácter oficial.

El diseño del emblema representaba a la Giralda sobre el globo terráqueo en el lugar geográfico que debía ocupar España, mostrando las siluetas de los continentes, con una carabela de fondo, el lema EXPOSICIÓN IBERO-AMERICANA, y la leyenda Sevilla 1929-1930.

Emblema Oficial de la Exposición. (Portada de la Guía Oficial de la Exposición).

El Comité de la Exposición concedió, mediante concurso, a la casa Guerrero, Pérez y Ortiz (Almacenes Abascal), la venta en exclusiva de las reproducción de emblemas oficiales de la Exposición.[10]

Estos emblemas o insignias que se vendían en pequeños kioscos repartidos por el recinto, reproducían el escudo oficial de la Exposición siendo confeccionados en distintos tipos de materiales, como los de metal para ser colocados en el ojal de la solapa de las chaquetas, o de papel como estampillas, con el dorso engomados para ser adheridos a sobre como etiquetas.




Emblemas oficiales en metal para la solapa y de cartón. (Fuente internet)

Esquela publicada en El Correo de Andalucía el 17 de mayo de 1929, p. 8.


VIDEO EN EL CANAL DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA EN YouTube, SOBRE LOS SÍMBOLOS DE LA EXPOSICIÓN.






NOTAS
[1] . Archivo Municipal de Sevilla. Sección XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 1. Sesión de fecha 14 de marzo de 1925.

[2] . El Himno oficial de la Exposición Ibero-Americana. En El Compostelano, de Santiago de Compostela, 24 de febrero de 1928, p.3.

[3] . La bandera de los Conquistadores es aceptada para la Exposición. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 14 de abril de 1929, p.1.

[4] . García López, O. Los conciertos en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929-1930): Un acercamiento a través de la prensa. En Imagen, Escenografía y espectáculo en la Exposición Iberoamericana. 2018, Sevilla. Editorial Universidad de Sevilla, p. 159.

[5] . Narbona, F. Sevilla y la Exposición de 1929. 1987, Sevilla. Edita el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, p. 13.

[6] . La bandera de los Conquistadores es aceptada para la Exposición. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 14 de abril de 1929, p.1.

[7] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 1. Sesión de fecha 14 de marzo de 1925.

[8] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 1. Sesión de fecha 20 de marzo de 1925.

[9] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 4. Sesión de fecha 10 de febrero de 1928

[10] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 5. Sesión de fecha 28 de diciembre de 1928

































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