- Pabellón de Chile


Vista del Pabellón durante la Exposición. (Postal de la época)

LA ASISTENCIA DE CHILE A LA E.I.A.

Si bien es cierto, que desde que se planteó en 1911 la idea de celebrar en Sevilla una Exposición Hispano Americana, tanto el gobierno de Chile como los de su entorno, fueron favorables a su concurrencia, este primer impulso se desvaneció con el estallido de la Primera Guerra Mundial, teniendo que esperar a la siguiente década para que se reanudaran los contactos diplomáticos, con la incorporación de Portugal y Brasil al Certamen, el 9 de noviembre de 1922.

En esta nueva etapa, surgida con el advenimiento de la dictadura del general Primo de Rivera, se mejoraron las relaciones con los países americanos, a través de una política de fraternidad hispano-americana. Adhiriéndose a esta causa, surgen movimientos encabezados por las colonias y Cámaras de Comercios españolas establecidos en los países americanos que, como en el caso de Chile, propusieron el levantamiento de un monumento al “Soldado español”, en los campos de Maipú, donde en 1818, el general San Martín, derrotó a las tropas españolas asegurando la independencia de Chile.[1]

Y con motivo del cumpleaños del Rey Alfonso XIII, la Cámara de Comercio Española en la capital chilena, promovió la publicación, el 17 de mayo de 1925, de una edición especial en el periódico Mercurio, de gran difusión en Hispanoamérica, en la que se incluía información sobre el Certamen, abogada por la participación de Chile en la Muestra.

En este ambiente propicio, el 18 de noviembre de 1924, el gobierno chileno recibió la invitación oficial, por parte del español, para participar en el Certamen sevillano, además, de gestionar la participación de Chile en el Colegio Mayor Hispano-Americano, ambas propuestas fueron aceptadas, aunque, lamentablemente, España no logró materializar este último proyecto.[2]

No obstante, la respuesta formal del gobierno chileno, se retrasó un año, no produciéndose hasta el 5 de noviembre de 1925,[3] confirmando la aceptación de la invitación y expresando el deseo de realizar una destacada intervención. Ya en el mes de enero de 1926, el Comité sevillano, conoció, a través del Cónsul chileno en Sevilla, de la publicación de un decreto de aquella república, nombrado la Comisión encargada de los trabajos preparatorios para le concurrencia en la Exposición.[4]

Esta primera Comisión, estuvo presidida por el exministro de Justicia e Instrucción Pública, y gran intelectual, Julio Prado Amor, pero fue de carácter provisional y honorifica, siendo nombrado como presidente de la misma, en octubre de 1927,[5] Félix Nieto del Río, Jefe de la Sección Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, al que se le habían otorgado amplios poderes para el desarrollo de su cometido.[6]

Esta Comisión, se dividía en Subcomisiones, encargadas, cada una de las cuales, de una materia determinada, cuya misión fue la de confeccionar el programa general de la muestra, y para la propaganda del Certamen, se designaron a los intendentes de cada provincia para su difusión. Ya se contaba con la participación de las Asociaciones de Productores de Salitre, y de la Carbonera de Chile, dividiéndose las exhibiciones en Agricultura, Industrias, Bellas Artes, Historia y Folclore, Música y Teatro, y Obras Públicas y privadas. También se trabajaba en la publicación del libro “Chile”, y la edición de una revista de distribución gratuita en la república llamada “Sevilla”, así como la grabación de una película que mostrara diferentes aspectos del país, como su industria y comercio.[7]

Paralelamente, en el mes de abril, la Legación de Chile en Madrid, solicitó a la Permanente, información sobre la situación de los terrenos asignados a las otras Repúblicas americanas,[8] proyectos de los mismos y superficie a construir por estos, con el propósito de establecer las bases sobre como destacar en la Muestra.

Con posterioridad, el Ministerio de Relaciones Exteriores solicitó, el 10 de mayo de 1927, le fuera concedido el sitio asignado con el “dos”, enclavado próximo a la Puerta de San Telmo.[9] La petición fue aprobada por la Comisión el 18 de junio, con la condición de respetar las palmeras existentes, “las cuales serán un motivo más de decoración”.[10]

Plano con la parcela asignada a Chile en los Jardines de San Telmo. (Archivo Municipal de Sevilla)

Acto bendición y colocación de la primera piedra del pabellón chileno. (Ilustración revista La Hormiga de Oro. 1927 vol.2)

El 29 de noviembre de 1927,[11] con la presencia del infante don Carlos, el ministro plenipotenciario de Chile, Emilio Rodríguez Mendoza, el Comisario Regio José Cruz Conde, el Alcalde de Sevilla, Nicolás Díaz Molero, y el arquitecto autor del pabellón que dirigirá las obras, Juan Martínez Gutiérrez, se llevó a cabo la firma del acta de entrega de los terrenos cedidos por la Alcaldía de Sevilla, la bendición de los mismos por el Cardenal Arzobispo de Sevilla Eustaquio Ilundain, y la colocación de la primera, para la construcción del edificio representativo, en un solar de 3.100 m2 en los Jardines de San Telmo, próximo a los terrenos en que construirían sus pabellones los EE.UU., Uruguay y Perú. Con el tiempo, esta superficie se amplió llegando a alcanzar finalmente los 5.850 m2.


EL PROYECTO DEL PABELLÓN

En enero de 1927, la Asociación de Arquitectos de Chile se ofreció al gobierno organizar de forma gratuita, un concurso, entre los arquitectos chilenos, para el diseño del pabellón que se construiría en Sevilla; aceptado el ofrecimiento por la Comisión chilena para la Exposición, a principios del mes de junio, la Asociación convocó el concurso de anteproyectos que representaría a Chile en el certamen,[12]

En las bases, mediante un croquis, se precisaba el lugar donde se construiría el pabellón, así como el carácter permanente del edificio, debiendo ser construido en piedra o ladrillo, y contener grandes salones para exhibiciones con fácil acceso, además de espacios destinados a oficinas, para el consulado y servicios higiénicos, siendo el resto del terreno destinado a jardines, donde se podrían ubicar fuentes y esculturas que simbolizaran la raza chilena. No se especifica el número de pisos, ni las condiciones estilísticas, pero si proponía, una evocación nacionalista que debía simbolizar la raza chilena “deberá reflejar nuestro ambiente y origen ibero-americano”,[13] cuyo fallado debía producirse el 1 de agosto de ese año.[14]

Sólo se presentaron siete proyectos, reuniéndose el jurado los días 5 y 8 de agosto de 1927 para evaluar las propuestas presentadas, [15] y al no dar respuesta a los objetivos que el gobierno perseguía,[16] se realizó una segunda convocatoria restringida a los cuatro proyectos mejor considerados, en los que debían de introducir las modificaciones a sus propuestas indicadas por el jurado, debiendo volver a presentar los planos para el fallo final, evitando repetir la convocatoria del concurso,[17] resolviéndose definitivamente el 19 de agosto de 1927, cuyo resultado fue acogido favorablemente por unanimidad

En Chile la vanguardia cultural se encontraba en la búsqueda de una arquitectura nacional. Se hablaba de evolución de mirar al pasado pero para proyectar al futuro, estas ideas de la creación de un nuevo orden propio, pero ligado a la tradición, son recogidas por los nuevos arquitectos chilenos, entre ellos el joven bilbaíno, Juan Martínez Gutiérrez ganador del concurso, y su pabellón que, aun apoyándose en elementos culturales del país andino, adquirió un carácter simbólico muy cercano a la vanguardia expresionista que, con la compleja volumetría del edificio, habría de proponer la imagen analógica de la geografía del país andino.[18]

El arquitecto ganador, nacionalizado en Chile, Juan Martínez Gutiérrez, nació en Bilbao el 8 de febrero de 1901, falleciendo en Santiago de Chile, 1971, se formó en la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería de Santiago entre 1918 a 1922,[19] siendo nombrado profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile en la asignatura de Construcción Decorativa a los 25 años. Poco después, obtuvo la Medalla de Oro en las Exposiciones del Congreso Panamericano de Arquitectura de Montevideo, Santiago de Chile y Buenos Aires, siendo también un pintor destacado.[20]

El arquitecto Juan Martínez Gutiérrez.

Se desconocen los detalles del proyecto original del cual, el jurado del concurso, solo solicitó a su autor la reducción de la superficie construida.[21] Según la descripción que se hace del proyecto ganador, en las páginas del Diario Ilustrado, de Santiago del 21 de agosto,[22] el edificio se ubicaría de esquina con tres pisos de altura y cerca de 2.600 m2., estando formado por un patio central delimitado por el volumen formado por hall de acceso, y dos cuerpos laterales y posterior, en los que se encontraba un área administrativa y recintos para exposición de la muestra. Una torre articulaba un segundo grupo de volúmenes que contenían el área del auditorio y servicios anexos. 

Los pisos superiores estaban destinados a la exhibición de los productos llevados desde Chile.

Boceto para el Pabellón de Chile realizado por su autor Juan Martínez Gutiérrez. (Ilustración Sevilla y la Exposición Ibero-Americana. Álbum Artístico. E. Piñal)

Sylvia Dümmer Scheel en su artículo Los desafíos de escenificar el “alma nacional”. Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929),[23] pero sobre todo en su obra Sin tropicalismo ni exageraciones. La construcción de la imagen de Chile para la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929,[24] nos dan las claves para entender la morfología y la imagen que el pabellón de dicho país quiso transmitir, y que a continuación se describen.

Una de las mayores dificultades que tuvo la Comisión encargada de la realización del pabellón, era la de encontrar un estilo que, sin necesidad de interpretación, se identificase como propio de la nación andina.

Hasta ese momento el objetivo era parecerse lo más posible a Europa, y así lo había hecho en las distintas Exposiciones Internacionales que se habían celebrado, hasta la llegada de la Exposición de Artes Decorativas de París de 1925, a la cual no pudo concurrir al no contar con un estilo propio, que era requisito necesario para participar. Este hecho produjo que Chile no quisiera mimetizarse con otros países, sino buscar un estilo propio y original.

Por ello la presencia de Chile en el certamen iberoamericano, supuso no solo el mostrar a otros países su buen hacer en las producciones extractoras y manufacturera, incluso en su superioridad respecto a otros países latinoamericanos, sino el de hacer sentir en el pabellón el latir del alma nacional. Con ello los responsables de la Comisión, montaron por primera vez un pabellón chileno en el extranjero con aspecto folclórico e indigenista.

Según las propias palabras del arquitecto, Martínez Gutiérrez, recogidas en el periódico El Liberal de Sevilla,[25] éste dice “ …que el pabellón de mi país será la fiel interpretación del carácter, de las modalidades y de la estructura de la raza. La montaña abrupta y pletórica de riquezas, los valles alegres y fecundos y el largo camino de las costas de Chile han dado al hombre de mi patria una manera de ser espiritual propio, que me esforzaré en traducir fielmente en las líneas de conjunto y en los detalles artísticos de la importante misión que se me ha encomendado. Es bien sabido que la arquitectura, cuando está inspirada en la verdad, en la sinceridad, retrata tan claramente como cualquier otro arte la pujanza, la fe o los dolores de un pueblo”.

Tras describir las distintas partes del pabellón, continúa diciendo: “El conjunto encuadrado en los jardines interpretará el espíritu chileno, sin recurrir para ello a motivos coloniales, sino a agrupaciones de volúmenes y trozos de escultura y pintura capaces de sugerir el ambiente de un pueblo y de hacernos adivinar su cultura.”

Maqueta del Pabellón de Chile. (Ilustración revista La Esfera. Diciembre 1928)

Con el recurso paisajístico a la hora de inspirarse en la concepción del edificio, que hace el autor, esquiva la ausencia de estilo arquitectónico propio, ya que el legado artístico de los indígenas del país, era de escaso valor. Aún considerándose los chilenos superiores, en los sectores económicos, políticos y sociales, que mucho de los países iberoamericanos, sin embargo, existía una conciencia de inferioridad al no poder comparar el arte indígena de diaguita o araucano con el de aztecas, incas o mayas.

Y no es que el arquitecto imite en su obra la cordillera o la costa de su país, sino que las evoca a partir de las composiciones volumétricas del edificio, con la agrupación de los techos escalonados superpuestos y el movimiento del ala izquierda del pabellón.

Vista aérea del pabellón en la que se aprecia la complejidad de volúmenes y espacios que lo configuran y que interpretan el espíritu chileno. (Google maps)


EL PROCESO CONSTRUCTIVO DEL PABELLÓN.

El 25 de septiembre de 1927 sale de Santiago Juan Martínez,[26] llegando a España a mediado de octubre, presentando sus credenciales al ministro de Chile en Madrid, llegando a Sevilla, para dirigir las obras, el 31 de dicho mes, visitando inmediatamente a su llegada los terrenos donde se levantaría el pabellón haciendo los primeros estudios sobre el terreno.[27]

El autor Juan Martínez, junto a la maqueta del pabellón, en el estudio de arquitectura situado en el edificio central de la Plaza de España. (Ilustración El Liberal 30.09.1928)

El proyecto del pabellón, según los datos que el propio autor describió, tendría una estructura compuesta de ladrillo y hormigón armado, y trozos de cantería de piedra labrada, como el gran cóndor que estaba previsto colocar sobre la puerta principal. A la entrada del pabellón se situaba un gran patio de honor rodeado de pórticos para la instalación de una feria de tejidos, cerámica chilena y productos de la industria popular. En este patio, se pensó colocar una fuente de bronce de doble taza del Cerro de Santa Lucía, que sería traída desde Chile.[28]

Al fondo de éste, se encontraba el edificio propiamente dicho, situándose a la derecha la zona consular, y a la izquierda el salón de conferencias, actos y cinematógrafo. Constaba de tres plantas y un torreón de 40 metros de altura. En la planta baja se hallaban el vestíbulo y hall central, y varias salas donde se instalarían las secciones generales, y distribuidas por el pabellón las de industria y artística. En la base del torreón se ubicaría el departamento dedicado a la industria vinícola, y lo alto, un mirador.[29]

A pesar de estar aprobado el proyecto del pabellón, no fue hasta el 26 de noviembre, días antes de la entrega de los terrenos, cuando el Senado chileno, votó un crédito de 2.000.000 de pesos para los gastos de su concurrencia.[30]

Para la ejecución de las obras, se contrató a la empresa Sociedad Constructora José y Eduardo Anduiza de Bilbao, especialistas en hormigón armado, que también construyó para el Certamen otros edificios como el Stadium de la Exposición, y los pabellones de Brasil, Perú, Murcia y Sevilla, siendo el costo inicial de dos millones de pesetas.

Sobre el inicio de la obra no está clara la fecha, para unos autores, la construcción comenzó en el último trimestre de 1927,[31] es decir, inmediatamente después de la entrega de los terrenos, mientras que para otros, el inicio se postergó hasta el 4 de agosto de 1928.[32] Es difícil pensar que fuera esta última fecha, ya que a finales de 1927, la inauguración de la muestra estaba prevista para el mes de octubre de 1928, y si tenemos en cuenta, que en el mes de septiembre del 28, ya estaba muy avanzada la estructura de hormigón del edificios, para la cual se había empleado 30.000 m3 de cemento y arena,[33] es posible que la construcción se iniciara en el primer tercio del año 1928.

Las obras, dirigidas por su autor, marchaban a buen ritmo gracias a la abundante mano de obra contratada (250 operarios), no habiéndose paralizado ni durante la huelga de albañiles, estando a finales de 1928 muy avanzadas y prevista su terminación para la inauguración de la Muestra.



Diferentes aspectos del pabellón durante su construcción, en el que se aprecia su estructura de hormigón. (Cortesía del Centro Cultural de Las Condes. El Liberal 22.11.1928, y Revista Hispanoamericana de Ciencias, Letras y Artes. 5-1929)

Algunos datos de la envergadura de la construcción eran de 2.200 m2 de estucado exterior y 10.600 interior, el pavimento de los pisos ocupaban 3.100 m2 y las terrazas 1.000, más 250 m2 del teatro y 350 m2 del hall. El empleo de 60 m3 de mármol rojo Ereño para columna y portada, y 10 m3 de madera para los artesonados, y la utilización de 1.000.000 de ladrillos huecos para muros y tabiques y 2.000 m2 de tejas para las cubiertas.[34]

No obstante, distintos motivos, principalmente económico, detuvieron esta buena marcha. La falta de la concreción en un definitivo programa expositivo, había producido continuas modificaciones en el proyecto inicial, y la disminución de las partidas presupuestaras con el incumplimiento de las certificaciones a la constructora, provocaron que ésta paralizara las obras el 31 de diciembre de 1928.

Según el informe emitido por Carlos Campo Rencoret, Delegado de la República de Chile, los principales motivos del retraso en la ejecución y paralización de las obras fueron:[35]

1º.- Falta de programa definido y por tanto modificaciones en la edificación.
2º.- Dejar sin contestar consultas que se hacían al Secretario General del Comité en Santiago.
3º.- Prohibición por parte del gobierno chileno en contratar artistas españoles, con la promesa de que vendrían artistas chilenos.
4º.- A pesar de la ejecución de la obra gruesa por la Casa Constructora, por el Gobierno de Chile, había habido certificación que se pagaron con dos meses de retraso.
5º.- Terminada la estructura y acopiados la mayoría de los materiales, el arquitecto recibió la orden de hacer economías, terminando la obra de cualquier manera.
6º Por último, se quejaba el arquitecto de haber sido víctima continuamente de maquinaciones y calumnias por parte de la colonia chilena en Sevilla.

Debido a todos estos factores y en especial a la mejoras y ampliaciones que se habían ido introducido sobre el proyecto inicial, que produjo un aumento sobre el 1.300.000 pesos presupuestado, el Gobierno de Chile aceptó ampliarlo hasta 1.500.000 pesos, pero como consecuencia, el autor del mismo Juan Martínez Gutiérrez, quedó apartado de la dirección de la obra, encomendándosela a la empresa Constructora General Iberia, delegada para España y Portugal de la concesionaria, la norteamericana Foundation Company, y la dirección al arquitecto sevillano Casto Fernández Shaw, el cual se comprometió a mantener la concepción original del diseño.[36]

Aunque se intensificaron los trabajos, el pabellón no pudo ser terminado a tiempo para la inauguración de la Exposición, siendo concluido a mediados de agosto de 1929,[37] tres meses después de inaugurado el Certamen.

Según Villar Movellán: “Chile, que escatimó cuanto pudo el dinero para la obra, no se recató sin embargo a la hora de decidir el grandioso proyecto pensado por Juan Martínez Gutiérrez, que conseguiría con esta montaña de hormigón el edificio más original de los concurrentes extranjeros. Se trata de una construcción que quería representar a la nación en sus aspectos telúricos y en su orografía sobre todo”.[38]

Alzados sur y este estado actual. (Ilustración revista Aparejadores. Diciembre 1988)


EL EDIFICIO.[39]

La superficie total de la planta del pabellón es de 2.687,5 m2, y el coste final de la obra por metro cuadrado osciló entre 250 y 300 pesetas. Se trata del pabellón de la exposición más extenso en superficie con más de 5.000 m2 construidos, consta de tres plantas de altura, en buena parte de la totalidad del edificio y la torre de 40 metros de alto.

La estructura, en su mayor parte, es un entramado de hormigón armado de vigas y pilares, con forjado del mismo material en casi todas las zonas. En las zonas nobles se resuelve mediante elementos de madera vista, con artesonado notable en ciertas partes. La estructura de la cubierta es a base de cerchas de madera en las que son inclinadas y de hormigón en las planas resueltas a la andaluza. Las columnas del patio son de mármol de dos colores, gris y rojo de Ereño, y la monumental portada de tipo precolombino, roja al igual que el zócalo exterior. Grandes trozos de cantería con ornamentos indígenas acababan el pabellón. Son de destacar los estucos originales de la fachada, que, con tonos grises en su base, se iban haciendo blancos a medida que ascendía, rematándose en algunas zonas rojizas.

El edificio se articuló entorno a un juego de patios alrededor de los cuales se compuso un conjunto ascendente de volúmenes. La complejidad tanto de la planta como del alzado del edificio, se debía sin duda al estudio que el autor hacía sobre el circuito de las salas expositivas, y la posibilidad de ser visto el edifico, desde distintas perspectivas, con lo que se enriquecía el proyecto.

Plano de la planta baja del pabellón. (Juan Martínez Gutiérrez. La modernización de la arquitectura)

El elemento precolombino de la puerta principal, se resuelve con la forma trapezoidal de los vanos para disminuir la longitud del dintel de piedra y el labrado de la misma en sillares isódomos, en leguaje Art-Déco, que el primer proyecto incluía un cóndor tallado en piedra, simbolizando la cordillera andina, con otros detalles decorativo que fueron suprimidos,[40] no sabemos si como consecuencia de las reducciones llevadas a cabo al ser exonerado el autor.


Decoración precolombina de la puerta principal (Archivo del autor), y detalle de la estatua en cobre de un caudillo mapuche llamados Toqui que se encontraba en la galería alta, a la izquierda de la entrada.

Así mismo los contrafuertes muy utilizados en la arquitectura del país, como refuerzo a los efectos sísmicos, se utilizan en el pabellón en fachadas y patio, modificándolos y estilizándolos, aprovechando sus potentes características formales como referencias simbólicas. A la izquierda de la portada, se colocó una estatua en cobre que representaba a los famosos caudillos mapuches llamados Toqui, que simbolizaban las virtudes del pueblo chileno.

Tras haber superado el patio de honor y la puerta principal, nos encontramos en el vestíbulo, el cual debió de estar decorado con arte aborigen con piezas contemporáneas. A continuación de éste el hall, de grandes dimensiones al que se abrían en la parte superior una tribuna, lo cubría una bóveda rebajada y tenía acceso directo al patio principal. Ese patio de forma cuadrada, lo rodeaba un claustro elevado, y lo formaban potentes columnas en mármol rojo de Ereño, cuyos capiteles y basas eran de forma geométrica.

En distintos espacios de esta planta y semi-sótano, se distribuyeron los salones de Industrias, Bellas Artes, Industrias Manufactureras, Arte Aborigen, Turismo, Comunicación, etc. A la izquierda del hall, se encuentra el acceso al teatro, que por la inclinación del suelo ofrecía el aspecto de anfiteatro, con capacidad para unas 300 personas, el cual tenía otra entrada independiente desde el patio de acceso.

Junto al anfiteatro se encontraba el Casino, con sala de reuniones y los servicios propios de estas instalaciones; y junto a éste, las oficinas y dependencias del consulado. Y en la base del torreón el arranque de la escalera de acceso a la planta superior, en la que se inscribía un distribuidor.

Vista general del hall, en los años 40, con el arranque de la escalera, tribuna y bóveda (Fototeca Universidad de Sevilla)




Vistas del hall y del arranque de la escalera en la actualidad, (Archivo del autor) y distribuidor de la escalera, durante los años 40. (Fototeca Universidad de Sevilla)

En las plantas superiores, de compleja distribución, se situaron, los salones del Cobre, Bienestar Social, Educación, Caza Pesca y Boques, Agricultura, Minería y Biblioteca, ésta última de dos plantas de altura y que poseía escalera interior independiente.

En las cubiertas se instalaron amplias terrazas a distintas alturas, destinadas a fiestas y reuniones, y desde la que se tenía acceso al torreón, que era el elemento arquitectónico del pabellón más elevado, y en el que se ubicó un mirador.




Fotografías del patio principal en distintas épocas, durante la Exposición donde se aprecia como campea un ejemplar del famoso cóndor de los Andes, (revista Mundo Gráfico, diciembre 1929) en los años 40, (Fototeca Universidad de Sevilla) y en la actualidad. (Archivo del autor)

Detalle de un ángulo del patio oeste. (Archivo del autor)


Esta alta torre de planta cuadrada y 40 m. de altura, se coronaba con una cúpula que era sostenida por cuatro soportes anclados en los cuatro vértices de ésta. Sobre la cúpula un tambor invertido con vanos regulares, se cubría con una superficie semiesférica que remataba el conjunto, coronándose con una aguja que le proporcionaba mayor esbeltez.

En el interior se pueden observar el control espacial mezclando los volúmenes curvos con las rectas, formando múltiples arcos y bóvedas. En la tribuna del salón principal, sostenida por una bóveda sobre arcos rebajados, como espacio de menor escala frente al gran interior. Otros aspectos como el artesonado del salón principal, el arranque de la escalera y distintos ornamentos como frisos y rejas, recogen formas de arquitecturas coloniales americanas.


Vista de la torre de 40 m. de altura, y arcos del hall. (Archivo del autor)


LA MUESTRA EXPOSITIVA.[41]

Para dar a conocer el enorme potencial de recursos que el país podía exportar, se montaron en el edificio una serie de salas temáticas con participación tanto pública como privada, entre ellas destacaban las secciones de fomento, producción industrial, mineralogía, agricultura, comunicaciones, etc., que se mostraban a través de grandes mapas, la ubicación de los diversos recursos minerales, agrícolas y climáticos

La sección dedicada a la riqueza para la extracción de recursos naturales, ocupaba la mayor parte de la superficie del edificio, con dos salas para el Salitre, otras del Cobre, Mineralogía y Yodo, y otras cuatro salas para Bosques y Caza, Agricultura, Regadío y Fuerza Motriz.

Haciendo un recorrido virtual por el pabellón, lo iniciaremos por el vestíbulo, decorado con piezas de arte aborigen, y dos taquillas donde se repartían las publicaciones sobre el país especialmente editadas para la Exposición, en inglés y castellano titulado “Chile en Sevilla”.

Tras este, se accede al enorme hall, de líneas severas, que se decoraba con cuadros y esculturas de artistas chilenos, situándose en el centro, un gran mapa en relieve de América en el que se indican los puertos y las líneas de navegación con que estaba conectado Chile con el resto de países de ese continente. También se podía admirar en este espacio una colección de fotografías de bellos rostros de damas chilenas.


Dos vistas del hall, en las que se aprecian esculturas de artistas chilenos. (Ilustraciones de las revistas Arquitectura y Artes Decorativas, noviembre 1929, y Mercurio, diciembre 1929)

A la derecha, en un espacio con fondo curvo, se hallaba la Sala de Turismo, en la que por medio de mapas, fotografías y maquetas se representaban las maravillas naturales del centro y sur del país, con sus playas, lagos, volcanes y las cordilleras majestuosas eternamente nevadas. Fueron muy destacados los dioramas dedicados a Zapalla, Viña del Mar y la selva del sur de Chile.

En un cartel central se describía todo ello con el siguiente texto: “La Suiza Chilena con sus selvas, sus lagos y con el blanco de sus montañas, da al turista una sensación de grandeza y originalidad superiores a toda comparación”. En un friso instalado en la sala se mostraba un detallado mapa de la red de caminos.


Salas de Turismo, en las que se aprecian fotografías de paisajes, folletos y dos dioramas uno de un balneario, y el otro de la selva chilena. (Ilustraciones Catálogo-Guía del Pabellón de Chile)

A continuación, se encontraba la Sala de la Prensa e Informaciones, severamente decorada donde se mostraba una retrospectiva sobre el diario chileno "El Mercurio" decano de la prensa sudamericana, entonces con más de cien años de existencia, y una selección de periódicos y revistas actuales. En dos grandes mapas verticales, se mostraba la distribución de los 706 periódicos y revistas que se editaban el país, y en el centro de la sala, se situaba una maqueta monumental del rascacielos del edificio del principal diario del país, “La Nación”. En unos frisos superiores, realizados por el pintor chileno Laureano Ladrón de Guevara, al que nos referiremos más adelante, se representaba las grandes riquezas industriales de esta nación.

Vista de la Sala de la Prensa e Informaciones, donde se puede apreciar la maqueta del rascacielos del periódico La Nación, y el mural Laureano Ladrón de Guevara. (Ilustración Catálogo-Guía del Pabellón de Chile)

Siguiendo nuestro recorrido por el pabellón, entramos ahora en la Sala de Vinos e Industrias Alimenticias, que formaba parte de la Sección de Fomento, de grandes proporciones donde se presentaban un centenar de productos de vinos, licores, cervezas y conservas de frutas, legumbres, carnes y mariscos, siendo de gran interés para el exterior, los productos originarios como la papaya, la miel de palma, el choro, la centolla, el erizo, etc., con presencia de cuarenta firmas conserveras.

La industria vinícola era una de las grandes apuestas del gobierno, que se encontraba en plena expansión con una elevada demanda de países como Alemania, Bélgica y Holanda, tenía este sector una amplia representación con veinte bodegas.




Sala de Vinos e Industrias Alimenticias, en la que se pueden ver los stands de las bodegas y fábricas de conservas que expusieron sus productos. (Ilustraciones de las revistas Vie d'Italia e dell'America y Mercurio, y del Catálogo-Guía del Pabellón de Chile)

A continuación, se encuentran las Salas del Salitre y Yodo. Estaban organizadas estas salas por la Asociación Productora del Salitre, que también participó con un pabellón propio en la Exposición Internacional de Barcelona. Estos industriales financiaron íntegramente esta representación por lo que tuvieron un espacio privilegiado, habiendo solicitado 500 m2, asignándosele una de las salas más espaciosas del edificio.

Las exposiciones de este departamento eran muy gráficas, con una espectacular maqueta de grandes dimensiones, de una explotación con movimiento accionada eléctricamente, además de una abundante información sobre el proceso de extracción y elaboración, con estadísticas expresadas a través de maquetas sobre la cantidad de nitrato existente en el subsuelo y lo extraído hasta ese momento.

En esta sala también se dispusieron maceteros con plantas abonadas con nitrato, y en el exterior, un jardín experimental mostraba el efecto de este producto sobre las plantaciones.





Salas de Nitrato de Chile y Yodo, maqueta accionada de una explotación y muestras de plantas tratadas con el nitrato. (Postales de la época)

Además de esta sala, el Comité del Nitrato de Chile también instaló un stand en el Parque de Atracciones, donde eran repartido entre los visitantes abanicos, saquitos de nitrato para macetas, lapicero y emblemas.[42]

Anexa a la anterior, se encontraba la del Yodo, derivada de aquel compuesto, en la que en un stand se mostraba una colección de 530 productos farmacéuticos de yodo y sus aplicaciones y efectos sobre la ganadería, explicados mediante la instalación de cuatro dioramas y fotografías.

Jardín experimental del Nitrato de Chile. (Postal de la época)

Desde el jardín experimental, y a través de un amplio y severo claustro, no dirigimos a uno de los salones mayores del pabellón que acogía la Sala de Industrias. En distintos stands, se exhibían productos a través de muestrarios semi-elaborados e incluso artesanales, como producciones en cáñamo, cordelería, vidrio, carpintería, cigarrillos, jabones, etc., así como producciones de seda, lana y algodón. El centro de la sala, estaba ocupado por maquinaria pesada, cuero, calzado, loza, cerámica, hierros y envases de aluminio.

Una buena parte de éste salón, estaba ocupado por una exposición de la Escuela de Artes y Oficios de Santiago con objetos de acero, cobre, etc., junto a sus modernos procedimientos de enseñanza.





Vistas de la Sala de Industrias, con la exposición de la Escuela de Artes y Oficios de Santiago de Chile al fondo, y los frisos pintados por Arturo Gordon. (Ilustraciones del Catálogo-Guía del Pabellón de Chile, y de las revistas Mundo Gráfico, diciembre 1929, y Arquitectura y Artes Decorativas, noviembre 1929)

En espacios anexos, se podría ver la sección dedicada a los productos químicos, y en otro, fundiciones artísticas y muebles de lujo, terminado con un muestrario de labores femeninas, con tejidos finísimos y trabajos hechos a mano.

En un friso alto, se colocaron tres paneles de grandes proporciones, pintados por Arturo Gordon, para la decoración de esta sala, dedicados a las actividades industriales y productivas de esta nación, que serán tratados más adelante.



Tres aspectos de las Salas de Arte, con una colección de cuadros del Museo Nacional de Bellas de Santiago, y de esculturas y pinturas de artistas chilenos contemporáneos. (Ilustraciones del Catálogo-Guía del Pabellón de Chile)

A continuación, se encontraban el espacio dedicado a las artes, con las Salas de Artes, situadas en el semisótano, que se dividían en dos secciones, la primera compuesta por una colección de cuadros y esculturas de artistas chilenos contemporáneos, pertenecientes a las escuelas modernistas; y la segunda, contenía obras pertenecientes al Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, con un total de 170 pinturas y 24 esculturas, entre los que destacaban obras de Alfredo Valenzuela Puelma, Alberto Valenzuela Llanos y Marcial Plaza Ferrand, que tenían reconocimiento internacional. Ambas muestras ocupaban dos salas y una galería.


El auditorio durante la Exposición (Catálogo-Guía del Pabellón de Chile), y en la actualidad.

Completaban la planta baja una zona dedicada al Consulado, Casino y Auditorio.


La Sala de Arte Aborigen y Popular, instalada en la entreplanta, se distribuyó en dos espacios, uno dedicada al arte araucano, y otro al popular. En la sección de Arte Araucano se presentaban colecciones de tejidos, alfarería, instrumentos musicales, armas y útiles de labranzas correspondientes a los indígenas araucanos, raza aborigen de Chile, con una exposición de platería de esta cultura.

Y en la sección de Arte Popular, se exhibieron tejidos de lana de fabricación doméstica, gredas de Quinchamalí, tejidos en crin, raíces, juguetes de trapo, aperos de montar, monturas, espuelas, etc. También se mostraron dioramas iluminados que escenificaban tradiciones y costumbres araucanas y campesinas, y se exhibió la reproducción de una choza “ruca” araucana con todos sus enseres.

 En esta sección estaba atendida por mujeres ataviadas con trajes típicos indios realizando distintas labores. En otra planta del pabellón, se montó una Sección dedicada a los indios de Tierra del Fuego.



Dos vistas de las Salas del Arte Araucano y Popular. (Ilustraciones del Catálogo-Guía del Pabellón de Chile)

En la primera planta, que se podría considerar como entreplanta, se instaló la Sala del Cobre, que, sin alcanzar el protagonismo del salitre, era otro de los productos que se promocionaba en el pabellón, con un significativo crecimiento de esta industria. Estaban a cargo de esta exposición las empresas extractoras norteamericanas, y fue considerada como la exposición más interesante del pabellón. Mostraba mediante dos maquetas de Chuquicamata, la mina más grande de cobre del mundo, los lugares de explotación y los territorios productores de este mineral, y en stands, la evolución del metal desde que se extraía de la mina, hasta que quedaba convertido en distintos objetos, junto a gráficos, mapas y estadísticas.

Vista general de la Sala del Cobre (Catálogo-Guía del Pabellón de Chile), y detalle de uno de los stands (revista Mercurio, diciembre 1929).

Iniciamos la visita de la segunda planta con instalaciones dependientes de la Sección de Fomento, como la Sala de Instrucción y Bienestar Social, en la cual mediante fotografía y gráficos demostraban el interés del gobierno chileno en atender estos apartados, con la exhibición de varias maquetas y planos de escuelas públicas que se estaban construyendo, y los métodos pedagógicos aplicados a la enseñanza. Se mostraba también una amplia exposición de trabajos escolares que abarcaban desde los más pequeños hasta los de los últimos cursos, con dibujos y objetos realizados por los escolares.

Sobre el vestíbulo, se instaló la Sala de Caza, Pesca y Bosques, en la que se exhibía una colección de peces y mariscos embalsamados, así como numerosas aves, desde un enorme y espectacular cóndor, hasta las más pequeñas. Además de muestras de maderas de una gran variedad procedentes de las selvas del sur.

Desde esta sala se pasaba a las Salas de Agricultura, Ganadería, Regadío y Fuerza Motriz, con gráficos, muestras, maquetas temáticas y mapas sobre las zonas agrícolas y otros acerca de los tipos de bosques existentes. Dominaba la sala, un enorme mapa realizado exprofeso para la Exposición, bajo el que, en pequeñas vitrinas, se mostraban los principales productos cultivados en Chile.

En la sección dedicada al Regadío, contenía reproducciones en relieve de estos trabajos realizados y en ejecución, y los muros, estaban adornados con pieles de animales de caza. Y la Sala de Fuerza Motriz, que estaba destinada a mostrar los recursos de energía hidráulica del país, con maquetas y fotografías como las de la caída de agua de la Cordillera de los Andes y los trabajos para su aprovechamiento que de ella se hacía en las salitreras, fábricas y puertos.





Vistas de las Salas de Instrucción y Bienestar; Caza y Pesca; Agricultura y Vías de Comunicaciones. (Ilustraciones del Catálogo-Guía del Pabellón de Chile)

Le seguía la Sala de Vías de Comunicaciones, en la que se exhibían planos y maquetas sobre los caminos, ferrocarriles y sistemas de correos y telégrafos, así como estadísticas sobre las vías de Chile, siendo este país el primero, en 1850, en implantar el ferrocarril en la América austral así como electrificar la red ferroviaria.

La Sección de Fomento, entre otras manifestaciones presentaba un gran mapa en relieve de las dos Américas, donde se indicaban todas las líneas de vapores con que contaba Chile para su comercio exterior, y que durante un tiempo estuvo instalado en el hall. Además de planos con los servicios de la marina mercante y datos sobre mercancías y pasajeros transportados.

En la tercera planta se encontraban las Salas de Geografía e Historia, compuesta de tres amplios salones, donde se mostraba la evolución urbanística de Santiago mediante una maqueta en la que se podía ver la ciudad diez años después de su fundación en 1551, un gran mapa en relieve de Chile, siguiendo la curva de la tierra; una biblioteca con obras antiguas y modernas de historiadores chilenos, además se reconstruía la evolución etnológica, con temas como la vida de la mujer a lo largo de la historia de Chile.

Una maqueta reproducía el palacio de los gobernadores “La Moneda”, actual sede del presidente de la República, entorno a la cual colgaban los retratos de los gobernadores españoles y un retrato del Rey Felipe II.

Sala de Historia, en primer plano maqueta en relieve con las rutas seguidas por los conquistadores españoles. (Ilustración del Catálogo-Guía del Pabellón de Chile)

También en la Sección de Historia, se podía contemplar la alegoría de la firma del pacto de Tacna y Arica; un mapa con las zonas de explotación y una maqueta de la ruta seguida por Pedro de Valdivia en su viaje de descubrimiento y conquista de Chile.

Así como carteles relativos al inmortal autor del poema “La Araucana” y una edición especial de la obra del capitán español Alonso de Ercilla y Zúñiga, cantando las glorias de los primitivos pobladores que se completaba con reproducciones escultóricas, de autores chilenos, de los personajes principales del poema de Ercilla, que rodeaban busto de su autor que ocupaba el centro de la sala.

La Sala de la Minería, contenía una amplia colección de minerales, con muestras de oro, plata, cobre, magnesio, cinabrio, plomo y estaño, también se exhibían mármoles y ónix de reciente explotación.

En un extenso mapa se podía apreciar la distribución de los yacimientos mineros del país, así como gráficas y estadísticas y las inversiones realizados para su explotación.


Sala de Minería, con muestras de minerales. (Ilustración del Catálogo-Guía del Pabellón de Chile)

Completaba esta planta una Biblioteca, que como ya se ha indicado, tenía dos pisos de altura, que se conectaban por una escalera interior, y que albergaba una amplia colección de libro de autores chilenos editados en este país, con obras de literatura, ciencias, arte, folklore, etc.

En la cuarta y última planta, se encontraba las terrazas y el acceso al mirador del torreón.



LA DECORACIÓN DEL PABELLÓN.[43]

Para la decoración interior del edificio, fueron invitados profesionales decoradores, designando el gobierno como director de los trabajos de distribución artística y adorno al arquitecto Carlos Cruz Montt, sirviéndose como medio para atraer la atención del visitante la instalación de mapas, tanto en relieve para que de forma tridimensional se pudiera apreciar la escarpada topografía del país, como los pintados en las paredes, proporcionando al visitante información sobre las actividades económicas y naturales del país, así en algunos de ellos se indicaban las líneas de navegación o la situación de los bosques y otros datos tanto comerciales como naturales. Dotándose con varios detalles inspirados en el arte araucano.

Los pintores chilenos Laureano Ladrón de Guevara y Arturo Gordon Vargas, fueron comisionados por el gobierno de aquel país, para que de acuerdo con el arquitecto, realizaran un proyecto decorativo del pabellón, para lo cual confeccionaron los murales que adornaban el interior de algunas salas, utilizando motivos nacionales, por lo que obtuvieron el Primer Premio en decoración y Medalla de Oro de la Exposición.

Laureano Ladrón de Guevara confeccionó, para la Sala de Prensa e Información, cuatro lienzos: “la Agricultura”, “Tejidos de Arauco”, “La Minería” y “La Pesca”, plasmando en su trabajo una serie de auténticos arquetipos chilenos, utilizando personajes de todas las regiones del país, en ellos aparecen araucanos, indios fueguinos, mineros de la pampa, pescadores, etc., rodeados cada uno del paisaje propio de cada zona, pero siempre con la omnipresente cordillera andina de fondo. Estas obras se encuentran expuestas en la actualidad en el Centro de Extensión de la Universidad de Talca, con sede en Curicó.




Mural de Laureano Ladrón de Guevara: “La Minería”, “La Agricultura”, “La Pesca” y “Tejidos de Arauco”.

Arturo Gordon, realizó tres lienzos “Frutos de la Tierra”, “La Vendimia” y “La industria araucana”, para la Sala de Industrias, los cuales, al ser de gran formato, son de las pocas obras que de este autor se conserva, estos lienzos están considerado hoy día como documentos de un valor incalculable por el alto valor estético para el arte nacional chileno.

Las obras de este artista se encuentran actualmente repartidas entre varias instituciones, como los Museos chilenos de Bellas Artes de Talca y Regional de Rancagua, así como en el Centro de Extensión de la Universidad de Talca, con sede en Curicó.



Murales pintados por Arturo Gordon, de arriba abajo, “La Vendimia” en el Museo de Bellas Artes de Talca, “Frutos de la Tierra” en el Museo Regional de Rancagua, y “La industria araucana” en la Universidad de Talca.

Además de estos murales, la Sala de Historia estuvo decorada con retratos de gobernadores de Chile, y en la sala de acceso a esta colgaban de sus paredes cuatro marinas pintadas por Álvaro Casanova Zenteno, que representaban “La Independencia”, “La Guerra del Pacífico”, la llegada de Magallanes y una de la época. De otros pintores como Guillermo Schidt y Victoriano Macho, se tienen noticias de su participación en el pabellón, pero se ignoran las obras que fueron expuestas.

El mobiliario del edificio fue diseñado por el artista chileno Alfredo Cruz Pedregal, inspirándose en las formas decorativas del arte indígena araucano, realizando estanterías, sillas, banquetas y otros elementos decorativos realizados en madera, basados en la composición escalonada del arte mapuche, que sirvió para darle un toque nacional a los objetos expuestos, añadiéndole un toque de expresión nacionalista, utilizando en las terminaciones los colores azul, rojo y amarillo.[44]

Este mobiliario, que se utilizó para mostrar los objetos expuestos, no solo se circunscribió a las salas propias de su arte, como la Sala de Arte Araucano y Popular, sino que también se distribuyó en las salas de Minería, Agricultura, Prensa y el vestíbulo.

Además, debido a la simplicidad de líneas con que se diseñaron los muebles, consiguió aunar identidad y modernidad en un solo objeto.





Mobiliario diseñado por Alfredo Cruz para decorar el pabellón, inspirado en composiciones escalonadas del arte araucano. (Ilustración revista Arquitectura y Artes Decorativas, julio-agosto 1929)

Esta composición escalonada también sirvió como elemento decorativo en algunas partes del edificio, como los motivos ornamentales grecas de tejidos araucanos, que curiosamente podrían asemejarse en algunos aspectos al Art-Déco, mezclándose ambos lenguajes. En el Catálogo del pabellón se decía que la decoración interior “se habían inspirado en los elementos de origen aborigen”, pero con “una creación actual, chilena, y según las nuevas tendencias”. No obstante, no era suficiente para general una arquitectura nacional.

La representación musical del pabellón estuvo a cargo del afamado artista Rengifo, de tal manera que, el visitante recorría las instalaciones mientras una selección de músicas y canciones del folclore criollo que había seleccionado la Casa Columbia de Nueva York, sonaban desde un gramófono eléctrico “viva-tonal” especialmente construido y realizado por esta famosa casa discográfica.



LA INAUGURACIÓN DEL PABELLÓN.[45]

El pabellón fue inaugurado, aún sin terminar, por SS.MM. los reyes, don Alfonso y doña Victoria Eugenia, el 11 de mayo de 1929, debido a los retrasos en su construcción, siendo recibidos por Embajador de aquel país Emilio Rodríguez Mendoza; el Comisario General del pabellón, Alberto Edwards Vives; el Secretario de la Comisión chilena, Adolfo Ortuzar Figueroa; el Cónsul en Sevilla, Ramón Olivares; el arquitecto Julio Martínez Gutiérrez y otros miembros de la delegación chilena.[46]

Los Reyes, visitaron las salas que se encontraban terminadas, iniciando el recorrido por la planta baja, en el hall admiró las esculturas de artistas chilenos, que reproducen obras del Museo de Bellas Artes de Santiago; después pasaron a la sección de Historia donde previamente contemplaron las cuatro marinas de Casanova con las escuadras de la flota de Magallanes, de la Independencia, de la guerra del Pacífico, y la actual, así como los retratos de los gobernadores españoles de la época colonial, para después continuar por los salones de industrias, donde se exponían catorce camas en bronce, fabricadas por un industrial español afincado allí, y que serían regaladas al Hospital de la Santa Caridad, y la instalación de la Escuela de Artes y Oficios; para continuar por el de maquinaria, productos vinícolas, Salitre y Yodo, deteniéndose en la maqueta de la producción salitrera. Siéndole regalado a Don Alfonso un libro que contenía reproducciones de las cartas autógrafas de Pedro de Valdivia, conquistador de Chile.

Con el inmenso edificio aún en obras, el 18 de junio, recibió la visita de los periodistas extranjeros acreditados en la Sociedad de Naciones, con motivo de su estancia en Sevilla organizada por el Comité de la Exposición, para que visitaran el Certamen, siendo invitados por el Cónsul de Chile y el Comisario del pabellón, para mostrarles el enorme esfuerzo de los trabajos que se estaban llevando a cabo por dicho país, para estar presente en la Muestra.

Durante el recorrido, en el que fueron acompañados por miembros de la prensa local, mereció una atención especial, por parte de los reporteros, las exhibiciones de la producción salitrera del nitrato, la de los metales, y sobre todo, la vinícola, muy desarrollada en aquel país.[47]

Próxima a concluirse las obras en el pabellón, a primeros de agosto, El Correo de Andalucía, en la edición del día 8, trajo en primera página, y acompañado de una bella fotografía, un artículo firmado por el Delegado del pabellón chileno Fernando García Oldini, en el que analizaba como el arquitecto Juan Martínez Gutiérrez, a través recurso paisajístico a la hora de inspirarse en la concepción del edificio, esquivaba la ausencia de estilo arquitectónico propio.

Así mediante la topografía de un pueblo y la fuerza modeladora del paisaje, se podía mostrar las masas, en la disposición de los muros, y en el macizo airoso de su torre, la alta cordillera montañosa de los Andes, cuya base extensa y sinuosa, va descendiendo progresivamente.

En resumen, dice que el edificio es “Producto y resumen del ambiente, el Pabellón de Chile rebasa el folklore y se identifica con el ritmo del Océano, de los valles y de las cordilleras chilenas”.

Con motivo de la celebración de las “Fiestas Patrias”, el 18 de septiembre,[48] por la tarde, tuvo lugar en el pabellón, una fiesta intima a la que asistió en representación de la ciudad y del Comité de la Exposición, el Alcalde de Sevilla, Nicolás Díaz Molero, así como todas las delegaciones de los países americanos que concurrían al certamen y el cuerpo diplomático de éstas.

La comisión chilena que recibió a los invitados, estuvo compuesta por el Comisario Alberto Edwards; el Cónsul, Alfonso Lastarria y los delegados Fernando García Oldini, Julio Restar, Elena Montero y Oswaldo Stuven.

La fiesta consistió en una merienda, que fue servida en uno de los salones de la planta alta del pabellón, organizándose después un baile en el espacioso vestíbulo del edificio.



EL PABELLÓN DURANTE LA EXPOSICIÓN:

Pero no fue hasta el 5 de octubre, cuando se produjera la apertura al público de todas sus salas.[49] Es a partir en entonces cuando se organizan diferentes actos. A los pocos días de la apertura del pabellón, el 7 de octubre, se produjo la imposición de las placas y la entrega de medallas conmemorativas, enviadas por el Ayuntamiento de Valparaiso, al general Millán Astray y a los aviadores capitanes Jiménez e Iglesias, al primero por la reciente visita a aquella ciudad, y a los tripulantes del “Jesús del Gran Poder”, en recuerdo por haber sido los portadores del pacto de solución del pleito de Tacna y Arica, que sostuvieron los gobiernos de Chile y Perú. [50]

Las recompensas fueron entregadas por el Comisario Edwards, asistiendo al acto la delegación chilena y la del resto de países americanos concurrentes en la Muestra, especialmente la peruana que fue al completo, además del Director de la Exposición Cruz Conde; el Alcalde de Sevilla, Nicolás Díaz Molero, comisiones militares, y numerosos invitados, que llenaron el hall del pabellón donde se celebró el acto, y que se encontraba engalanado con las banderas de Chile y Perú, y en el centro la de España, y los retratos de los presidentes Ibáñez, Leguía y del Rey Alfonso XIII. También se instaló en el Salón de Historia, un mapa en relieve con los límites de las regiones de Tacna y Arica acordados, y en la entra de éste, una inscripción que decía: “El Tratado que restableció la concordia entre Chile y Perú fue conducido por el –Jesús del Gran Poder- bajo los gloriosos pliegues de la bandera española”.[51]

La semana en honor a la República de chilena se celebró entre el 20 y el 25 de octubre de 1929.[52] el día previo llegó a Sevilla el ex ministro de Relaciones Exteriores, Conrado Ríos Gallardo, que había sido nombrado Embajador extraordinario del Gobierno chileno para ostentar la representación de dicho país durante la celebración de la Semana conmemorativa.[53]

Entrega de medallas y placas al general Millán Astrain, y a los pilotos Jiménez e Iglesias. (Fototeca municipal de Sevilla. Archivo Sánchez del Pando)

Durante el primer día,[54] numeroso público visitó el magnífico pabellón de esta república, que desde su apertura al público, había sido un auténtico éxito, admirando las riquezas allí expuestas, con elogios unánimes por la gran aportación de dicho país al Certamen, donde pudieron recorrer sus amplios salones de este inmenso pabellón, subiendo muchos de los visitantes al alto torreón, desde donde se podía divisar una bella panorámica de la Exposición y de la ciudad.

El edificio había sido adornado con gallardetes y las banderas españolas y chilenas, que lucían en sus ventanas y balcones, ondeando al viento en el torreón que domina el vasto pabellón.

A las dos de la tarde, tuvo lugar el almuerzo ofrecido por el Embajador extraordinario, Ríos Gallardo, al Comité de la Exposición, autoridades de Sevilla y delegados de los países americanos, que se celebró en el Casino.

Asistió el Alcalde, el gobernador civil, representación del director del Certamen, el Embajador de Argentina, la delegación chilena y demás autoridades locales, miembros del Comité y delegados de las Repúblicas americanas. Una orquesta amenizó el acto, tocando al finalizar el himno chileno y la marcha real.

Por la tarde, a las seis y media, con asistencia de numeroso público, se celebró en el teatro del pabellón, una velada literaria-musical en la que tomaron parte el conferenciante Eugenio Labarca, el pianista Rafael Silva, y los compositores Humberto Allende, que cantó acompañándose al piano, y Osman Pérez Freire y sus hijas, que cantaron canciones chilenas y españolas.[55]

A las diez de la noche, en el mismo lugar, se proyectaron las películas propagandísticas de la vida y cultura chilena, tituladas “Sábado inglés” y “La mina más grande del mundo”, con entrada libre.[56]

Y desde las 21:30 a las 23:30, hubo iluminación general extraordinaria en el recinto de la Exposición, que se repitió el miércoles, 23, jueves, 24 y viernes 25.[57]

El 21 de octubre,[58] por la mañana, se celebró en el pabellón, el solemne acto de entrega al Alcalde de Sevilla, Nicolás Días Molero, por el Vicario general del Arzobispado de Santiago de Chile, doctor Miguel Miller, de la bandera chilena para ser depositada en la capilla de Nuestra Señora de la Antigua de la Catedral.

Entrega de la bandera de Chile por el Vicario de Santiago al Alcalde. (Ilustración revista Mercurio. 17.11.1929)

Por la tarde, en el pabellón, se llevó a cabo una recepción organizada por la delegación de dicho país, a la sociedad sevillana, con motivo de los actos de la Semana de Chile. Los asistentes al acto fueron obsequiados con un bufet que se instaló en los salones destinados a la Exposición de la pintura chilena, cuyas paredes estaban cubiertas de bellos cuadros. En el vestíbulo del pabellón se bailó hasta entrada la noche, y a las diez, se proyectó nuevamente, en el teatro del pabellón, las películas: “La manzana de Adán”, “El raid Palos-Buenos Aires” y “El regreso de los aviadores a Sevilla”, cuya entrada era gratuita.

Al día siguiente, 22 de octubre,[59] al medio día se celebró un almuerzo ofrecido por el Vicario General del Arzobispado de Santiago de Chile, monseñor Miller, a las autoridades eclesiásticas de Sevilla, y por la tarde, en el teatro del pabellón, tuvo lugar un recital del compositor Osman Pérez Freyre, comisionado por el gobierno andino, en el que también actuaron sus hijas Lily y Mercedes Pérez Freire, invitadas especialmente para que interpretaran música iberoamericana.

En la primera parte del recital, se escucharon canciones cubanas y argentinas, y en la segunda composiciones musicales escritas por Pérez Freyre, acompañadas al piano por su esposa, María A. de Lara. En la tercera parte fueron cantadas, acompañadas por guitarra, melodías mejicanas, uruguayas, cubanas y brasileñas.

Por la noche, en el hotel Alfonso XIII fue ofrecida una cena por el Comité de la Exposición, en honor del embajador extraordinario de Chile, Conrado Ríos Gallardo, y miembros de la delegación, con motivo de la celebración de la semana de su país.

Tras la cena, todos los asistentes se trasladaron al Teatro de la Exposición, para asistir a una función de gala, con un concierto, que la Comisaría de Chile había querido sumar al programa de festejos de su Semana, a cargo del extraordinario pianista chileno, Claudio Arrau, el cual había llegado a Sevilla precedido de grandes éxitos de los públicos más exigentes de Europa y América, acabando de dar una audición en Madrid donde cosechó un éxito clamoroso, siendo el programa del concierto de gala de esa noche, el mismo que le valió su triunfo de Madrid.

El pabellón fue visitado nuevamente por S.M. la reina Victoria Eugenia, en la mañana del 23 de dicho mes,[60] acompañada de sus hijos don Jaime, doña Cristina y doña Beatriz, permaneciendo en el Alcázar el Rey, por estar aquejado de un catarro, siendo recibidos por el Embajador extraordinario, Ríos Gallardo, el Comisario Edwards, el arquitecto del pabellón Martínez Gutiérrez y demás miembros de la delegación, admirando las salas de Bellas Artes e Historia, donde se exponía una maqueta de Santiago de Chile en 1551, así como las de Artes y Oficios, y de la cultura Araucana, donde se mostraban en dioramas costumbres de aquella cultura, y unas mujeres ataviadas con trajes indios, ejecutaban labores. Por el Embajador, le fue regalada a la reina, la colección de piezas de plata araucana que se exponían esta sección, una vez se clausurara la Exposición.[61]

También contemplaron la alegoría de la firma del pacto de Tacna y Arica; la exposición de trabajos escolares, y los mapas donde estaban marcadas las rutas seguidas por el conquistador Valdivia para llegar hasta Santiago de Chile.



La Reina Victoria Eugenia visitando la Sala de Bellas Artes, y saliendo del pabellón tras su visita. (Ilustración ABC 25.10.1929 y Fototeca Municipal Sevilla. Archivo Serrano)

Por la tarde, se celebró en el teatro del pabellón chileno, un acto literario musical con la colaboración del extraordinario pianista Claudio Arrau.

Se tuvo conocimiento ese día, de un atentado al general Ibáñez, presidente de la República de Chile, del que resultó ileso, por lo que el Rey y el presidente del Consejo de Ministros, se apresuraron en enviar sus protestas al Embajador extraordinario de Chile, Conrado Ríos, por dicho acto terrorista.

En el programa de día 24, se preveía la celebración por la tarde de un concierto en el teatro del pabellón, por el famoso músico chileno Enrique Soro, pero, por inconvenientes de última hora, se retrasaría al sábado día 26.[62] En el concierto se interpretaron los valses del Amor y de la Ilusión; minueto de aires chilenos, y la Danza fantástica.[63]

Y por la noche, en el pabellón, se llevó a cabo una exhibición de fuegos artificiales, y un concierto a cargo de la Banda Municipal de Sevilla.[64]

El programa de festejos de la Semana chilena se cerró el 25 de octubre con la celebración en el pabellón de un banquete de gala ofrecido por el Embajador extraordinario Ríos Gallardo y la delegación chilena a sus majestades, jefe del Gobierno, ministros y autoridades sevillanas. Después se celebró en el Casino de la Exposición, un baile de honor ofrecido también por la delegación chilena.[65]

A pesar de tener inicialmente programado, el pianista Claudio Arrau, un concierto por la tarde, éste actuó por la noche después del banquete de gala.[66]

Estos festejos tuvieron su epílogo el domingo 27, celebrándose un íntimo recital en el hall del pabellón, a cargo de los músicos Claudio Arrau, que interpretó piezas de Beethoven, Brahms, Chopin y Debussy; y Enrique Soro, con una improvisación de un tema de Norberto Almandoz y una obra de su composición.[67]

Este recital, fue una petición personal de la princesa de Orleans, doña Esperanza de Borbón, hija menor de los infantes don Carlos y doña Luisa, quien, por ser menor de edad y todavía no haber sido presentada en sociedad, no había podido asistir a los conciertos nocturnos.[68]


Claudio Arrau y Enrique Soro. (Wikipedia)

El 17 de noviembre, el pabellón fue visitado por otro miembro de la familia Real, la infanta doña Isabel, tía de S.M. el Rey, que se encontraba en Sevilla visitando la Exposición.[69]

Por la tarde la infanta llegó al pabellón, aguardándole en la puerta el ministro de Instrucción Pública, Eduardo Callejo; el Director de la Exposición, José Cruz Conde; el Comisario del pabellón, Alberto Edwards; el Cónsul de Chile en Sevilla, Alfonso Lastarria, y otras autoridades. Doña Isabel y las personalidades que le acompañaban, recorrieron detenidamente todas las instalaciones de éste gran pabellón.

En el anfiteatro existente en el edificio se representaban obras de teatros costumbristas, y había un programa con actuaciones de danzas y músicas folclóricas, entre las que se incluían cuecas y tonadas de la zona centra, canciones mapuches y repertorios chilotes.

También era utilizado como sala cinematográfica, con entrada gratuita, funcionaba por la tarde de seis a ocho, y en ella se exhibían películas de diferentes temáticas, en las que se incluían, además de las propagandísticas de las bondades del país, otras de diversión y entretenimiento, así en el programa aparecían filmes sobre la producción de salitre, y a continuación otras cómicas protagonizadas por Chaplin.[70]

Como medio para fomentar el turismo del país, fue proyectada en el teatro una película titulada “Chile”, donde se mostraba la belleza natural y los lugares pintorescos del país, sin embargo, fue la cinta argumentada “La calle del Ensueño” la que obtuvo una medalla Gran Premio del Certamen.

En la noche, del 24 de noviembre, fue proyectada en prueba, esta película, cuyo título lo tomaba de una calleja llena de tradición de uno de los apartados barrios de la capital chilena, cuyo argumento se desarrollaba a lo largo de la cinta en ocho partes, en la que se había captado con bellas y artísticas imágenes, lo más típico de las fiestas populares chilenas, y el paisaje andino con una sucesión de panoramas de enorme belleza y sugestión de la inmensa riqueza del país, en la cual intervinieron como actores, varias personas conocidas en la sociedad santiagueña,[71] con una fotografía que nada tenía que envidiar a las producciones norteamericanas.

Afiche de la película “La Calle del Ensueño”. (www.filmaffinity.com)

El argumento trata de la historia de una muchacha humilde, que logra hacerse de una fortuna que le permitirá casarse con un aristócrata, sirve de nexo el progreso urbano de Santiago, objetivo principal de esta película pensada y realizada con el propósito de enviarla a la muestra sevillana, significando toda una innovación, debido a que se mezclaba animación con actores reales.[72]

Pero no fue hasta el 1 de diciembre, cuando la Comisaría del pabellón de Chile, invitó a la sociedad sevillana, con entrada libre, al estreno a las seis de la tarde en el teatro del pabellón, de esta producción chilena especialmente rodada para el certamen iberoamericano, por la firma cinematografía “Andes Film”.[73]

Días después, en la tarde del 3 de diciembre,[74] tuvo lugar, en el pabellón chileno, un original concurso en el que compitieron distintas marcas de cervezas de las repúblicas americanas, cuya iniciativa se produjo en una de las reuniones de los delegados de los países concurrentes, a causa de una amistosa disputa sobre la bondad de las diversas clases de cervezas, que en varios países americanos exponían en sus respectivos pabellones, surgiendo la idea de celebrar un pequeño concurso.

Aquella tarde se reunieron en el salón donde se exponían pinturas contemporáneas chilenas, el jurado compuesto por cinco improvisados peritos elegidos entre los países no concursantes, el delegado norteamericano, Zimmerman, y el alto empleado Haertoogs; el secretario del Patronato Nacional de Turismo, González Valdés, y los periodistas Resa y Lafita, representantes de la “Associated Press”, y de la prensa local.

Las cervezas de diferentes marcas, que concursaron eran de Argentina, Venezuela, Méjico, Cuba y Chile. Tras la cata a ciegas, la mayoría de los votos fueron para la cerveza cubana “La Tropical”, y el segundo puesto lo obtuvo la cerveza chilena de Valdivia.

A las cinco y media de la tarde, del 5 de diciembre, en el teatro del pabellón, impartió en español una conferencia sobre aquél país, el ilustre profesor norteamericano de la Universidad de Colombia, Mr. William R. Shepherd, que lo había visitado en diferentes ocasiones, en la que trató de su orografía, de sus artistas y literatos y de diversos aspectos interesantes. Por tal motivo, a continuación de la conferencia se estrenó, una interesante película sobre dicha República y sus bellezas naturales, amenizada por una orquesta.[75]

Con motivo de celebrarse el III Congreso Internacional de Geografía e Historia Hispano Americano, durante la Exposición, el 07 de mayo de 1930, la delegación chilena invitó a los miembros del Congreso, a visita el pabellón, en la que pudieron admirar en la detenida durante su recorrido el magnífico pabellón y las instalaciones que mostraban, en sus diversos aspectos, la grandeza de la pujanza de aquella República. Tras la visita, fueron obsequiados con un bufet, y después pasaron al salón de espectáculos del pabellón, donde fueron proyectadas unas películas referentes a algunos aspectos de Chile.[76]

Fueron innumerables las visitas que recibió el pabellón, entre las más destacadas podemos citar la realizada por el doctor Martín Rücker Sotomayor,[77] Obispo de Chillan que, procedente de Roma y de paso para embarcar en Cádiz, rumbo a su país, permanecerá en Sevilla visitando la Exposición.

El Obispo era un entusiasta y ferviente amigo de España, e incansable propagandista de la grandeza española y defensor la de su asombrosa labor colonizadora, que formó un Comité local en su diócesis, realizado importantes trabajos, como la formación de una completa monografía de aquella provincia, que figura entre los libros que se exhibían en el pabellón.

Otro prelado que también visitó la Exposición y el pabellón chileno, fue el obispo auxiliar de Santiago de Chile, monseñor Rafael Edwards Salas.[78]

El 29 de enero de 1930,[79] fue visitado oficialmente aquel día en dos ocasiones. Por la mañana por diferentes cursos de la Escuela Profesional de Comercio, con su director y varios profesores, y por la tarde, por la Cámara de Comercio de Sevilla, con su presidente Nicolás Díaz Molero, el vicepresidente, Velasco de Pando y otros miembros de la citada Cámara. Terminada en ambos casos la visita al pabellón, con la exhibición de la película “Chile”, en la que se daba a conocer el país, en sus diversas manifestaciones.

Periodistas americanos visitando el pabellón. (Ilustración revista Mercurio. 10.04.1930)

Los obreros pensionados por el Instituto Nacional de Previsión, también realizaron una visita al pabellón,[80] al igual que los escritores madrileños que estaban de visita en Sevilla, con motivo de la inauguración de la Librería Fe, de la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones, que fueron invitados por el delegado del pabellón, entre lo que se encontraban Pedro Sáinz Rodríguez, Eduardo Marquina, Federico García Sanchiz y Gregorio Martínez Sierra que dedicaron grandes elogios a Chile, que habían tenido la fortuna de visitar;[81] y los rotarios del Distrito Español, acompañados de sus familias, con motivo de celebrarse en la ciudad la III Conferencia anual del Rotary Internacional.[82]

Impulsado por el Delegado del pabellón y Cónsul de la República chilena, Alfonso Lastarria, el 17 de diciembre de 1929, se reunieron en el Casino de la Exposición, los delegados y comisarios de los países concurrentes y el Vocal de la Comisión Permanente, Pedro Caravaca, en representación del director de la Exposición, para tratar la creación de la Academia Geográfica Ibero Americana en Sevilla.[83] Su iniciador, Lastarria, expuso el motivo de la reunión, que no era otro que el de crear el referido centro académico dividido en tres secciones geográficas: política, histórica y comercial, con su correspondiente material, y un museo de historia natural, creyendo que alguno de los países cedería su pabellón para este fin.

En dicha reunión, se declaró fundada la referida Academia, nombrándose una comisión para que la llevara a la práctica y redactara sus estatutos, formada por el Vocal de la Exposición, Pedro Caravaca; el comandante de la carabela Santa María, Jorge Guillén y los comisarios de Colombia, Restrepo; Chile, Lastarria y Estados Unidos, Campbell. Incluyéndose como académico fundador, al doctor Francisco Graña, que fuera comisario del pabellón del Perú, que ya había marchado, pero que mediante una carta se había adherido a la iniciativa.

La delegación chilena también tomó parte en la adjudicación de recompensas de la Exposición, formando parte del Jurado Superior de Recompensas, que se constituyó el 31 de octubre, compuesto además de la presidencia honoraria del presidente y vicepresidente del Consejo de Ministros, y de los ministros de Trabajo y Economía; como presidente efectivo, el Comisario Regio del Certamen don Carlos Cañal, y como primer vicepresidente y por especial delegación de éste, el señor marqués de Nervión; como segundo vicepresidentes el Comisario de Chile, Alfonso Lastarria, designado por votación entre los delegados de los países concurrentes.[84]



TRAS LA EXPOSICIÓN.

A finales de febrero de 1930, regresó a Madrid el embajador de Chile, Rodríguez Mendoza, que, procedente de su país, informaba al Gobierno español del ofrecimiento del edificio del pabellón chileno en la Exposición, por parte del Gobierno de aquella República, como muestra del sentimiento de filial cariño hacia la Madre Patria.[85]

Conocida en la ciudad la noticia de la donación del pabellón, se produjeron inmediatamente diferentes reacciones entre los sevillanos, sobre cuál debería ser el destino final del edificio, pero la opinión mayoritaria, o por lo menos así se repetía en la prensa local, era la de trasladar a ese recinto la Escuela de Artes y Oficios, debido a que las instalaciones donde se encontraban compartían espacios con el Museo Provincial de Pintura, actual Museo de Bellas Artes. [86]

No obstante, el Ministro de Instrucción Pública, duque de Alba, en esas fechas se pronunció sobre la futura instalación de la Casa del Marino Ibero-americano, en el pabellón de Chile o en algún otro de los cedidos por las Repúblicas americanas.[87]

Inmediatamente, por el claustro de profesores de la Escuela de Artes y Oficios artísticos de Sevilla, fueron enviaros telegramas, interesando la instalación de dicha Escuela en el pabellón de Chile, al presidente del Gobierno, Alcalde de Sevilla, y a los ministros de Instrucción Pública, Estado y Trabajo. Ésta petición, venía avalada por Comisario Regio, Carlos Cañal, al haber sido éste el que propusiera este edificio para tal fin, al ser el único que, dentro del recinto del Certamen, reunía las mejores condiciones, especialmente la cercanía al centro de la ciudad, problema importante debido a que estaban matriculados cerca de mil alumnos a este centro.[88]



Vistas del pabellón desde ángulos distintos. (Ilustraciones revista Mercurio 19.12.1929)

La iniciativa, que contaba con el respaldo popular, parecía a punto de fracasar, pues el Alcalde, conde de Halcón, en un viaje realizado a Madrid a primeros de abril, declaró que el referido inmueble estaba comprometido a una corporación, sin indicar su naturaleza. En un artículo aparecido en la prensa local, a raíz de esta noticia, se insistía en la necesidad de instalar la Escuela de Artes y Oficios en el pabellón de Chile, argumentando una serie de factores, como el de la distancia al centro de la ciudad, así como el peligro de incendio que tenía el Museo provincial de Arte contiguo a las instalaciones docentes, proponiendo poner en marcha una campaña para dicha concesión, instando a las autoridades locales, pusieran el máximo de interés en la consecución de este objetivo.[89]

Por fin, despejado el camino, y en este ambiente favorable al traslado, en la reunión celebrada en el pabellón de Portugal, para celebrar el aniversario de la fecha inaugural del Certamen, el Comisario Regio, Carlos Cañal, impulsor de la idea, dio la noticia de la decisión del gobierno de instalar la Escuda de Artes y Oficios y Bella Artes, en el pabellón de Chile, en evitación de posibles siniestros que pusieran en peligro los valiosos cuadros, además de poder ampliar el número de alumnos que pudieran cursar sus estudios en este centro.[90]



LA TRANSFORMACIÓN

Clausurada la Exposición hacía unos meses, y como estaba previsto, el 8 de noviembre de 1930, a las cinco de la tarde, se efectuó el acto de toma de posesión del pabellón, donado por la República chilena para Escuela de Artes y Oficios. A la entrega asistieron el nuevo Embajador de Chile en España Enrique Bermúdez; el Cónsul Alfonso Lastarria; el Gobernador Civil interino Montilla; por la Alcaldía Servando Meana; por la Comisión Liquidadora del Certamen Manuel Blasco Garzón y Francisco Sánchez-Apellániz; el Rector de la Universidad Ramón Carande, en representación del Gobierno y del ministerio de Instrucción Pública, y el Director de la Escuela de Artes y Oficios artísticos y Bellas Artes, Manuel González Santos, así como algunos miembros de la colonia chilena y representante del Cuerpo Consular americano.[91]

Acto de entrega del pabellón por parte del Embajador de Chile Enrique Bermúdez. (Ilustración revista La Hormiga de Oro. 1930 vol.2)

Después de recorrer el pabellón, fue leída el acta de entrega, siendo suscrita por las personalidades antes citadas, que pronunciaron sendos discursos, tras la sencilla ceremonia se sirvió una copa en las dependencias del Consulado.[92]

Inmediatamente, el Director de la Escuela, solicitó al arquitecto Aurelio Gómez Millán, realizara un presupuesto con los costes de las obras de adaptación y traslada a este nuevo inmueble, en el que se podía aprovechar la gran amplitud de sus instalaciones, las inmejorables condiciones de luz y los jardines para que los alumnos estudiaran el paisaje, teniendo previsto la instalación de los talleres de carpintería y metalistería artística, así como el de cerámica y en ellos instalar la mufla que no se había podido hacer debido al peligro de su funcionamiento en el Museo. Las clases que se impartirían serían las de dibujo artístico y lineal, modelado y vaciado; composición decorativa en pintura y escultura, perspectiva, paisaje, acuarela, etc.[93]

Pero la inestabilidad política y los cambios de gobierno y régimen, hicieron peligrar el futuro destino del pabellón. La falta de presupuesto y el abandono en general de todo el recinto exposicional, hizo que aquella zona, alejada del casco urbano estuviera sin protección, produciéndose robos en los pabellones, como el de toda la instalación eléctrica bajo plomo que sufrió el chileno.[94]

En el octubre de 1931,[95] y de forma provisional, empezaron a impartirse las clases de colorido y composición a cargo del profesor de la Escuela José Rico Cejudo, siendo esta la primera sección que se trasladaba al pabellón, sin esperar al resto de ellas, debido al estado ruinoso en que se encontraba el local donde se daban las clases. A finales de ese año, volvió a la ciudad el arquitecto autor del pabellón Juan Martínez, durante cuya estancia, probablemente volvería a contemplar, por última vez su obra.[96]

Pero el traslado definitivo de la Escuela, aún estaba en estudio, y aunque en la visita realizada por el subdirector de Instrucción Pública Domingo Barnés, en el mes de febrero de 1932, era favorable al cambio de ubicación,[97] la falta de asignación en los presupuestos del Estado para adaptar el pabellón a centro de enseñanza, produjeron que el mes de julio del años siguiente, se ordenara por la Dirección General de Enseñanza Profesional y Técnica, el traslado urgente de la Escuela a la Torre Sur de la Exposición.[98]

A pesar de los intentos para dejar sin efecto este cambio, por parte de la dirección, claustro y alumnos de la Escuela,[99] al iniciarse el curso 1933-34, ya se empezaron a impartir la mayoría de clases en las dependencias de la Torre Sur.[100]

El Día de la Hispanidad de 1935,[101] se organizó un acto, posiblemente de carácter político, en el que el gobierno español designó al Ministro de Estado, Manuel Travesado Silva, para que le representara en la cesión a España de los pabellones construidos para la Exposición por las repúblicas de Argentina, Chile, Uruguay, Méjico y República Dominicana, escriturándose y valorándose en 1.640.375 pts.[102]

Fachada del pabellón en la década de los años 40. (Fototeca Universidad de Sevilla)


EL PABELLÓN HASTA LA ACTUALIDAD.[103]

El pabellón fue durante la Guerra Civil hospital de la Falange,[104] y concluida la contienda Cuartel, Juzgado Militar y hospital para los afiliados a la Obra Sindical del 18 de Julio, realizándose obras por valor de 100.000 pts.[105] Entre los años 1961 y 1963, se trasladó aquí el Instituto San Isidoro, mientras duraron las obras de derribo y nueva construcción de su sede en la calle Amor de Dios, pasando posteriormente al uso previsto funcionando como tal hasta la actualidad, compartido espacio con la legación consular, hasta el mes de mayo de 2015, cuando fue transferido este espacio al Ayuntamiento hispalense por el gobierno chileno.[106]

El edifico ha sufrido una serie de reformas para adaptarlo a su nuevo uso como centro educativo, si bien las primeras no fueron significativas. No es hasta 1970, cuando a instancias del Ministerio de Educación y Ciencias, se realizaron unas modificaciones en la planta del edificio, llevada a cabo por el arquitecto Aurelio Gómez Milla, a fin de adaptarlo a los distintos usos. Esta reforma consistió en la ampliación del número de aulas, para ello se añadió en la fachada sur, sobre el ala derecha, un cuerpo más de 17 m de largo por 8 de ancho sobre el existente que solo contaba con planta baja. A pesar de que el autor en su proyecto, establece que se seguía la misma línea arquitectónica y decorativa del edificio, las diferencias son palpables en la apertura de vanos en la zona intervenida.

A esta reforma le sigue otra, quizás la más importante por la superficie sobre la que se actúa, 1.000 m2, que se realiza en 1982, renovando ocho zonas de aseos, salas de exposiciones y viviendas inutilizadas, para convertirlas en aulas, servicios y museo. Este proyecto fue dirigido por el arquitecto Luis Cano Rodríguez.

Otros proyectos de reparación son los ejecutados en 1987, por Javier Chozas Sotelo; en 2006 por Candelas Gutiérrez, Borrallo Jiménez y González Serrano; y por último en 2008 por Guido Cimandomo, todos ellos con actuaciones puntuales de mantenimiento y mejora de las condiciones del edificio.

Vista general del pabellón chileno en la actualidad. (Archivo del autor)

En resumen, el pabellón de Chile sin duda el proyecto arquitectónico más interesante de cuantos se construyeron, fue uno de los pocos ejemplos vanguardistas entre los edificados construidos para la Exposición Iberoamericana. Mientras el resto de pabellones se basaban en el regionalismo o el indigenismo, el pabellón de Chile nació con un único propósito, buscar su estilo nacional, y lo encontró representado las elevaciones de los Andes y la llanura costera chilena, lográndolo mediante el juego de volúmenes que acababan en una torre, sin olvidar detalles coloniales e indigenistas.

Los problemas económicos y recortes presupuestarios marcaron también esta obra, en la que Martínez Gutiérrez no ve forma de reconducir ésta debido a la gran superficie construida. Es significativo el esfuerzo realizado por su autor, para conseguir un resultado significativo en la participación de Chile en la Muestra, en contra de la desorganización gubernativa chilena.

VIDEO EN EL CANAL DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA EN YouTube SOBRE EL PABELLÓN DE CHILE



NOTAS:
[1] . Monumento en Chile al solado español. En El Debate, de Madrid. 21 de septiembre de 1923, p.3.
[2] . Rodríguez Bernal, E. Historia de la Exposición Ibero-Americana de Sevilla de 1929. Sevilla (1994). Edita Servicios de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla, p. 106.
[3] . Ibídem.
[4] . Archivo Municipal de Sevilla. Sección XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro de actas núm. 2 de la Comisión Permanente. Sesión del 22 de enero de 1926.
[5] . Graciani García, A. La participación internacional y colonial en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Sevilla (2010). Edita Ayuntamiento de Sevilla y Universidad de Sevilla, p. 233.
[6] . El resto de la Comisión la componían:
Camilo Carrasco Bascuñán, Manuel Lueje, Francisco García Paz, Alberto Edwards (posteriormente comisario general de chile en la Exposición), Francisco Rojas Huneus, Luis Larraín Prieto, Pedro Prado, Nicolás Novoa Valdés (secretario).
Guido Cimadomo. El pabellón de Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Valencia, 21-24 octubre 2009, eds. S. Huerta, R. Marín, R. Soler, A. Zaragozá. Madrid: Instituto Juan de Herrera (2009) p. 339.
[7] . Por qué y con qué concurrirá la República de Chile a la Exposición Ibero-Americana de Sevilla. En El Liberal, de Sevilla. publicado los días 6, 7 y 8 de octubre de 1927.
[8] . A.M.S. Secc. XVIII E.I.A. Libro de actas núm. 3 de la Comisión Permanente. Sesión del 06 de mayo de 1927.
[9] . A.M.S. Secc. XVIII E.I.A. Libro de actas núm. 3 de la Comisión Permanente. Sesión del 14 de mayo de 1927.
[10] . A.M.S. Secc. XVIII E.I.A. Libro de actas núm. 3 de la Comisión Permanente. Sesión del 18 de mayo de 1927.
[11] . Esta mañana fueron entregados solemnemente al Ministro de Chile los terrenos en que se levantará el pabellón de aquella República en la Exposición. En El Liberal, de Sevilla. 30 de noviembre de 1927, p.1.
[12] . Campos Gajardo, A. Tesis Juan Martínez Gutiérrez y la modernización de la arquitectura chilena. (2015) Departamento de Composición Arquitectónica. Universidad Politécnica de Madrid. Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, p. 91.
[13] . Chile y la Exposición Ibero-Americana de Sevilla. En El Liberal, de Sevilla. 22 de junio de 1927, p. 2.
[14] . Juan Martínez Gutiérrez. La Voluntad Moderna. Santiago de Chile (2014) Editorial STOQ, p. 125.
[15] . El jurado del concurso estuvo compuesto por: Ricardo González Cortés (responsable de la subdirección de arquitectura para la participación a la Exposición), José Forteza, Alberto Risopatrón, Ricardo Larraín Bravo y Carlos de Landa.
Guido Cimadomo. El pabellón de Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción. …. op. cit. p. 340.
[16] . Juan Martínez Gutiérrez. La Voluntad Moderna. Santiago de Chile (2014) Editorial STOQ, p. 125.
[17] . Dümmer Scheel, S. Sin tropicalismo ni exageraciones. La construcción de la imagen de Chile para la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929. Santiago de Chile (2012) RIL editores. Nota 110. p. 73
[18] . Babiano Álvarez de los Corrales, J. C. El Pabellón de Chile para la Exposición Iberoamericana de 1929. En revista Aparejadores núm. 28. diciembre 1988, p. 17.
[19] . Guido Cimadomo. El pabellón de Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción. …. op. cit. p. 340.
[20] . Babiano Álvarez de los Corrales, J. C. El Pabellón de Chile para la Exposición Iberoamericana de 1929. …. op. cit. p. 16.
[21] . Dümmer Scheel, S. Sin tropicalismo ni exageraciones. La construcción…. op. cit. p. 75.
[22] . “…reflejo de la procedencia ibérica de nuestra raza y de sus obras, es majestuoso, imponente y su planta, que puede exhibirse como un modelo de distribución, aparte de ofrecer todas las comodidades necesarias para exponer los productos chilenos, permite el desarrollo de una construcción esbelta y de buen gusto. Cierran el patio a ambos costados, sobresaliendo de la fachada, a la derecha, la casa destinada al consulado de Chile y a la izquierda, el ala destinada a la exhibición de las pinturas y esculturas chilenas. A estas últimas salas se tendrá acceso por dos puertas, una exterior y otra que da al patio aludido, las cuales anotan dos detalles hermosos: una entrada que cierra una barra que sirve de marco superior a las murallas con tejas laterales, la que constituye un detalle netamente nacional, una escalinata que da acceso al segundo piso, por la parte de atrás, que termina en un amplio corredor con balaustrada cubierto por un telón criollo que se prende en grandes antorchas pegadas al exterior del muro.

Este mismo detalle del telón y las antorchas se repite en la terraza del tercer piso, que queda a la derecha de la fachada. Hay armonía en la distribución de los motivos del proyecto del señor Martínez. El ala izquierda del edificio se caracteriza por una serie de techos escalonados y superpuestos que da movimiento a esta parte del a construcción. Las arcadas que sirven de entrada a las salas del ala izquierda, es un motivo que se repite acertadamente en el resto del edificio, dándole un carácter bien criollo. El balcón del segundo piso, del lado izquierdo de la fachada principal, con su oreja su marco en arcada, es un detalle bien chileno.”

Reseña del texto publicado en el Diario Ilustrado de 21 de agosto de 1927. Guido Cimadomo. El pabellón de Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción. …. op. cit. p. 341.
[23] . Dümmer Scheel, S. Los desafíos de escenificar el “alma nacional”. Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929). En revista Historia Crítica núm. 42, Bogotá, septiembre-diciembre 2010, pp. 84-111.
[24] . Dümmer Scheel, S. Sin tropicalismo ni exageraciones. La construcción de la imagen de Chile para la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929. Santiago de Chile (2012) RIL editores.
[25] . El Pabellón de Chile en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 01 de noviembre de 1927, p. 6.
[26] . Guido Cimadomo. El pabellón de Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción. …. op. cit. p. 341.
[27] . Chile en la Exposición. Llegada del arquitecto Martínez Gutiérrez. En El Liberal, de Sevilla. 01 de noviembre de 1927, p. 1.
[28] . El Pabellón de Chile en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 01 de noviembre de 1927, p. 6.
[29] . Ibídem.
[30] . Chile vota dos millones de pesos para la concurrencia a la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 27 de noviembre de 1927, p. 5.
[31] . Graciani García, A. La participación internacional y colonial en la Exposición Iberoamericana. …. op. cit. p. 239.
[32] . Guido Cimadomo. El pabellón de Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción. …. op. cit. p. 341.
Campos Gajardo, A. Tesis Juan Martínez Gutiérrez y la modernización. …. op. cit. p. 119.
[33] . Noticias de la Exposición. En El Liberal, de Sevilla. 16 de noviembre de 1928, p. 4.
[34] . El pabellón de la República de Chile en la Exposición de Sevilla. En El Liberal, de Sevilla. 22 de noviembre de 1928, p. 1.
[35] . Campos Gajardo, A. Tesis Juan Martínez Gutiérrez y la modernización. …. op. cit. pp. 119-120.
[36] . En el expediente de este pabellón que se conserva en el Archivo Municipal de Sevilla, existe un amplio dossier con las reclamaciones de la constructora, la intervención del Cónsul General de Chile y de distintos organismos públicos a fin de solucionar aquella difícil situación.
A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Exp. Pabellón de Chile. Caja 89-1 ROLLO 714.
[37] . Han terminado las obras en el Pabellón de Chile. En El Liberal, de Sevilla. 16 de agosto de 1929, p. 1.
[38] . Villar Movellán, A. Los pabellones de la Exposición Iberoamericana. En La Exposición Iberoamericana de 1929. Fondos de la Hemeroteca Municipal de Sevilla. Sevilla (1987) Edita Monte de Piedad y Cajas de Ahorros de Sevilla. s.p.
[39] . La información para realizar la descripción del edificio se ha tomado de:
Graciani García, A. La participación internacional y colonial en la Exposición Iberoamericana. …. op. cit. pp. 236-239.
Dümmer Scheel, S. Sin tropicalismo ni exageraciones. La construcción…. op. cit. pp. 33-37 y 214-215.
Campos Gajardo, A. Tesis Juan Martínez Gutiérrez y la modernización. …. op. cit. pp. 107-113.
Guido Cimadomo. El pabellón de Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción. …. op. cit. p. 341.
[40] . Juan Martínez Gutiérrez. La Voluntad Moderna. Santiago de Chile (2014) Editorial STOQ, p. 130.
[41] . Para la descripción de las salas expositivas se han utilizado las siguientes fuentes informativas:
Han terminado las obras en el Pabellón de Chile. En El Liberal, de Sevilla. 16 y 17 de agosto de 1929, p. 1.
Campos Gajardo, A. Tesis Juan Martínez Gutiérrez y la modernización. …. op. cit. pp. 108-113.
Mora Arenas, V. El avance de la provincia de Sevilla desde el 13 de septiembre de 1923. Sevilla (1929). Edita Gómez Hnos. pp. 191-197.
[42] . La visita de los aviadores al Parque de Atracciones. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 09 de julio de 1929, p. 8.
[43] . Graciani García, A. La participación internacional y colonial en la Exposición Iberoamericana. …. op. cit. pp. 242-243.
Dümmer Scheel, S. Sin tropicalismo ni exageraciones. La construcción…. op. cit. pp. 214-216.
El decorado del pabellón de Chile en la Exposición de Sevilla. En El Liberal, de Sevilla. 06 de diciembre de 1928, p. 5.
Juan Martínez Gutiérrez. La Voluntad Moderna. Santiago de Chile (2014) Editorial STOQ, p. 129.
[44] . Tendencia Nacional en el Arte Decorativo. En revista Arquitectura y Arte Decorativo. Nº. 4 julio-agosto 1929, pp. 146-148.
[45] . En el pabellón de Chile. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 12 de mayo de 1929, p. 2.
En el pabellón de Chile. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 12 de mayo de 1929, p. 2.
En el pabellón de Chile. En El Liberal, de Sevilla. 12 de mayo de 1929, p. 8.
[46] . Formaron parte de esta delegación: Fernando García Oldini, delegado del pabellón; Ignacio Fontecilla, enviado de La Nación; Julio Restat, encargado artístico; Felipe Fuente, encargado industrial; Alfonso Lastarria, Cónsul chileno en Madrid y Oswaldo Stuven, jefe administrativo. Noticias de la Exposición. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 18 de agosto de 1929, p. 1.
[47] . Estancia en Sevilla de los periodistas extranjeros. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 19 de junio de 1929, p. 8.
[48] . Una fiesta en el pabellón de Chile. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 19 de septiembre de 1929, p. 1.
[49] . El pabellón de Chile abre hoy sus puertas al público. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 05 de octubre de 1929, p. 1.
[50] . El acto de ayer en el pabellón de Chile. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 08 de octubre de 1929, p. 2.
[51] . En el pabellón de Chile. En El Liberal, de Sevilla. 08 de octubre de 1929, p. 8.
[52] . La Comisión Permanente de la Exposición. Las Semanas Americanas. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 25 de agosto de 1929, p. 1.
[53] . Mañana comienza la Semana chilena en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 20 de octubre de 1929, p. 1.
[54] . Mañana comienza la semana chilena en la Exposición Ibero Americana. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 20 de octubre de 1929, p. 8.
El domingo comenzó la semana de Chile. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p. 3.
Ha comenzado la semana chilena. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p. 8.
[55] . Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p.1.
[56] . De la semana de Chile. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 20 de octubre de 1929, p. 1.
[57] . Programa diario de la Exposición de esos días.
[58] . Mañana comienza la semana chilena en la Exposición Ibero Americana. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 20 de octubre de 1929, p. 8.
El domingo comenzó la semana de Chile. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p. 3.
La semana del Pabellón de Chile en la Exposición. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p. 1.
Ha comenzado la semana chilena. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p. 8.
Programa de la Exposición del día. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 20 de octubre de 1929, p. 4.
[59] . Por la tarde. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 23 de octubre de 1929, p. 1.
Programa de la Exposición del día. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p. 2.
Teatro del Pabellón de Chile. Martes 22 a las 18'30. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p. 3.
Claudio Arrau y el gran concierto de gala de la semana chilena. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p. 3.
La semana del Pabellón de Chile en la Exposición. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de octubre de 1929, p. 1.
La semana de Chile. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 23 de octubre de 1929, p. 1.
[60] . La Reina y los infantes don Jaime, doña Cristina y doña Beatriz visitan los pabellones de Chile y Colombia. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 24 de octubre de 1929, p. 1.
La semana de Chile. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 24 de octubre de 1929, p. 8.
El Rey y el Presidente protestan del atentado al general Ibáñez. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 24 de octubre de 1929, p. 3.
La Reina e Infantes visitan la Exposición. En El Liberal, de Sevilla. 24 de octubre de 1929, p. 1.
La familia Real en el pabellón de Chile. En ABC, de Sevilla. 24 de octubre de 1929, p. 19.
[61] . Un presente de Chile al Rey. En El Diario de la Marina, de Madrid. 29 de diciembre de 1930, p.1.
[62] . Concierto del maestro chileno, Enrique Soro. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 25 de octubre de 1929, p. 2.
[63] . En el Pabellón de Chile. El concierto de Enrique Soro. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 27 de octubre de 1929, p. 1.
[64] . La semana chilena. En El Liberal, de Sevilla. 24 de octubre de 1929, p. 5.
[65] . El banquete de Chile. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 25 de octubre de 1929, p. 1.
Banquete de gala en el pabellón de Chile. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 26 de octubre de 1929, p. 1.
[66] . Nosti Escanilla, M.P., Las giras españolas de Claudio Arrau -1929-1933-. En MÜSICA, revista del Real Conservatorio de Música de Madrid, Núm. 20. 2022, p. 47.
[67] . García López, O. Los conciertos en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929-1930). Un acercamiento a través de la prensa. En Imagen, escenografía y espectáculo en la Exposición Iberoamericana. Sevilla (2018) Editorial Universidad de Sevilla, p. 177.
[68] Nosti Escanilla, M.P., Las giras españolas de Claudio Arrau -1929-1933-…. op. cit., p. 47.
Vida de Sociedad. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 29 de octubre de 1929, p. 3.
[69] . La estancia de la infanta doña Isabel en Sevilla. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 19 de noviembre de 1929, p. 1.
[70] . Programa diario de la Exposición.
En el pabellón de Chile. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 25 de abril de 1930, p. 5.
[71] . En el Pabellón de Chile. La prueba de una película nacional. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 24 de noviembre de 1929, p. 6.
[72] . Eliana Jara- http://cinechile.cl/pelicula/la-calle-del-ensueno/
[73] . Una película chilena que se estrena hoy. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 01 de diciembre de 1929, p. 1.
[74] . Concurso de cerveza en el pabellón de Chile. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 04 de diciembre de 1929, p. 2.
Un té y un concurso de cervezas americanas. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 06 de diciembre de 1929, p. 6.
[75] . En el pabellón de Chile conferencia del hispanófilo doctor Shepherd. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 06 de diciembre de 1929, p. 1.
El Dr. Shapherd en el pabellón de Chile. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 05 de diciembre de 1929, p. 5.
[76] . III Congreso de Geografía e Historia Hispano Americanas. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 08 de mayo de 1930, p. 3.
[77] . Ayer llegó a Sevilla el Sr. Obispo de Chillan (Chile). En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 28 de noviembre de 1929, p. 1.
[78] . Llegada de un Obispo chileno. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 31 de diciembre de 1929, p. 1.
[79] . En el pabellón de Chile. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 30 de enero de 1930, pp. 2 y 6.
[80] . El 05 de marzo de 1930. Reseña de la visita de los obreros previsores a la Exposición Iberoamericana de Sevilla. (1930) Publicaciones del Instituto Nacional de Previsión, pp. 18-19.
[81] . Los intelectuales madrileños en el pabellón de Chile. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 03 de abril de 1930, p. 8.
[82] . El Rotary internacional. Sesión de clausura de la III Conferencia anual del distrito español. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 29 de abril de 1930, p. 2.
[83] . Se funda la Academia Geográfica Ibero Americana. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 18 de diciembre de 1929, p. 1.
[84] . Trabajos del Jurado de Recompensas. En ABC, de Sevilla. 10 de julio de 1930, p.31.
[85] . El pabellón chileno en la Exposición Iberoamericana. En ABC, de Sevilla. 26 de febrero de 1930, p. 25.
[86] . La Escuela de Artes y Oficios. Debe trasladarse al pabellón de Chile de la Exposición. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 27 de marzo de 1930, p. 1.
[87] . La Casa del Marino iberoamericano y el pabellón de Chile. En El Liberal, de Sevilla. 16 de marzo de 1930, p.1.
[88] . La instalación de la Escuela de Artes y Oficios artísticos de Sevilla. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 26 de marzo de 1930, p. 2.
[89] . Insistiendo en el traslado de la Escuela de Artes y Oficios. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 05 de abril de 1930, p. 1.
[90] . En el hermoso Pabellón de Chile, donado a nuestro Gobierno por el de aquella República, se instalará la Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes de Sevilla. En El Liberal, de Sevilla. 11 de mayo de 1930, p. 5.
[91] . Entrega del pabellón de Chile. En ABC, de Sevilla. 09 de noviembre de 1930, p. 24.
[92] . Entrega del pabellón de Chile a la ciudad. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 09 de noviembre de 1930, p. 1.
[93] . La Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes, en el Pabellón de Chile. En ABC, de Sevilla. 19 de noviembre de 1930, p. 35.
[94] . Un robo en el pabellón de Chile. En El Liberal, de Sevilla. 06 de junio de 1931, p. 3.
[95] . Las clases de colorido y composición de la Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes. En El Liberal, de Sevilla. 23 de octubre de 1931, p. 3.
[96] . D. Juan A. Martínez. En El Liberal, de Sevilla. 19 de diciembre de 1931, p. 2.
[97] . El viaje del subsecretario de Instrucción Pública. En El Liberal, de Sevilla. 02 de febrero de 1932, p. 1.
[98] . Asociación profesional de estudiantes de Bellas Artes. En El Liberal, de Sevilla. 07 de julio de 1933, p. 3.
[99] . La Escuela de Bellas Artes. En El Liberal, de Sevilla. 08 de julio de 1933, p. 4.
[100] . Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes de Sevilla. En El Liberal, de Sevilla. 30 de septiembre de 1933, p. 6.
[101] . Cinco países han regalado a España pabellones. En Diario de la Marina, de La Habana. 12 de octubre de 1935, p. 15.
[102] . Babiano Álvarez de los Corrales, J. C. El Pabellón de Chile para la Exposición …. op. cit., p. 47. p. 19.
[103] . Guido Cimadomo. El pabellón de Chile en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción. …. op. cit. pp. 343-344.
[104] . Emocionante relato de un equipier de Futbol….En Diario de la Marina, de La Habana. 25 de marzo de 1937, p. 1.
[105] . Hospital modelo en Sevilla. En La Prensa, de Granada. 11 de agosto de 1941, p. 2.
Juzgados Militares. Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres. 07 de marzo de 1949, p. 2.
[106] . Morillo, P. El consulado de Chile ¿centro para enfermos mentales?
http://m.sevilla.abc.es/sevilla/20150607/sevi-pabellon-chile-locos-201506062042.html

6 comentarios:

  1. Me gustaría realizar una pequeña corrección al comentario: "La semana en honor a la República de Chile se celebró entre el 21 y el 26 de octubre"
    Según el artículo publicado en el ABC del 23 de octubre de 1929, edición de Andalucía, pág. 21, la inauguración de la Semana chilena tuvo lugar el domingo día 20 con un almuerzo, en el cual "a los postres se dió el magnífico espectáculo de abrazarse generosamente por medio de sus representantes dos pueblos que hasta ahora habían estado distanciados".

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  2. Hola, Gracias por compartir esta información. Me gustaría comentar que la Universidad de posee los murales de Guevara y Gordon, es la Universidad de TalCA, no se talco. Saludos!

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  3. Estimados
    Es posible conocer las viñas que estaban presentes con sus vinos?

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  4. Excelente trabajo. Gracias por compartirlo.

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