45.-Pabellón Taberna de la Cruz.



Vista aérea con la situación de la Taberna de la Cruz.

Entre los distintos locales y establecimientos que se instalaron dentro del recinto de la Exposición dedicados a la venta de bebidas, comidas y servicios restauración, se encontraba esta simpática venta, llamada Taberna de la Cruz, aunque también aparece en algunos documentos, quizás por una transcripción errónea, como Venta la Luz. 

El 1 de febrero de 1929. Manuel Ramos Villegas, presentó a la Comisión Permanente solicitud para la instalación de un pabellón propio en las parcelas 56, 57, 58 y 59, del Sector Sur de la Exposición, de una venta típica sevillana,[1] siendo aprobado el proyecto para su construcción el día 15 del mismo mes, “por encontrándolo bien, acertado y resuelto”[2]

            
   

Alzado del proyecto de la Taberna de la Cruz (Archivo Municipal de Sevilla) y vista aérea de la fachada principal

Ubicado en pleno centro del sector comercial, dentro del Sector Sur, el edificio se levantó justo en el ángulo que formaban los pabellones de la Seda con el de Industrias Agrícolas y Ganaderas, en terrenos de propiedad municipal, siendo la superficie total de las cuatro parcelas de 526,75 m2 y el canon a pagar por ocupación del terreno de 7.763 pts. 

El diseño de edificio corrió a cargo del prestigioso arquitecto Ricardo Magdalena Gallifa,[3] autor entre otros edificios del Hotel Cristina, utilizando una arquitectura “blanca de perfiles limpios” se caracterizaba por profusa decoración exterior netamente popular y castiza. Sobre la porticada entrada se elevaba en el centro un típico torreón-mirador, con cubierta a cuatro aguas, coronada por esbelta cruz de cerrajería. A ambos lados del edificio, se adosaban torres octogonales con cubiertas plana la de la izquierda y con linterna la de la derecha. La fachada trasera se componía de una triple arcada de medio punto, cerrada por rejas. 

A la izquierda de la entrada principal, se añadía un cuerpo cúbico donde se instalaron la cocina, almacenes y otros servicios, los muros de esta zona, se decoraron exteriormente con un amplio arco que cobijaba dos huecos de ventanas. En la decoración del conjunto no faltaban bancos de cerámica adosado a las paredes, abundante elementos de cerrajería en rejas de ventanas y balcones, tejas vidriadas bicolor en las cubiertas, así como jarrones y pináculos de cerámica, proporcionando a este edificio de no más de 150 m2, un gracioso juego de volúmenes, y una estampa típica de la zona baja de Andalucía. 

Esta profusa decoración exterior, contrastaba con la simplicidad de la distribución interior, que constaba de un pequeño vestíbulo formado por el pórtico de entrada; a ambos lados de éste, sendos aseos, y a continuación un amplio salón rectangular de 12,5 X 8,5 mts.,[4] que constituía prácticamente todo la superficie útil para el uso del establecimiento.

Planta del proyecto de la Taberna de la Cruz que se conservan en el Archivo Municipal de Sevilla.

En los lados menores de este salón se encontraban anexados dos espacios poligonales, correspondientes a las pequeñas torres exteriores; el de la izquierda alojaba las escaleras de acceso a la cubierta plana del salón, desde donde se podía acceder al torreón-mirador central, mediante una doble escalera adosada a éste. 

Según información de sus promotores, tuvo un coste cercano a las 100.000 pts.[5] A pesar de su construcción provisional, este edificio, aparecía en un informe que realizó la Oficina Técnica de la organización, como uno de los que podrían quedar como permanente por el tipo de construcción realizada.[6]


Imagen de la fachada trasera (Fotografía gentileza de José Luis Pérez Pino)
Aunque posiblemente para el día de la inauguración del Certamen, el edificio no debía estar terminado, creemos que poco después ya debió estar en funcionamiento este establecimiento. 

Todas las instalaciones comerciales dedicadas a la venta de bebidas y comidas, debían satisfacer a la Comisión Permanente el 10% de sus ventas,[7] por tal motivo, y aduciendo razones por los gastos ocasionadas para la instalación del pabellón y la dificultad de resarcirse de los mismos, debido a lo limitado del tiempo de la duración del Certamen, el concesionario de la Taberna La Cruz Manuel Ramos Villegas, solicitaba a la Permanente, el 03 de agosto se le asigne una cantidad alzada, acogiéndose al artículo 47 del Reglamento General de la Exposición, acordándose la designación de dos miembros del Comité para que realicen una ponencia e informase sobre este caso y otros que pudieran producirse. [8]
Vista general de la Taberna de la Cruz desde su fachada trasera.
La ponencia estuvo constituida por el Director de Obras y Proyectos Pedro Caravaca y el Director de Hacienda Sr. Campo Redondo. Pero pasado el tiempo, sin que se hubiera hecho efectivo el acuerdo, se produjo la dimisión del Comisario Cruz Conde, y con ello también la de los hombres de confianza, entre ellos la de Caravaca, que no es sustituido hasta marzo de 1930, por el interventor Sr. Balbontín, siendo ya Comisario Regio Carlos Cañal.[9]

Al mes siguiente, el informe de la referida ponencia denegaba la solicitud de la concesión de una cantidad alzada, así como la celebración de un concierto, que había solicitado, para el pago del 10% de participación del Comité.[10]

Ante lo exiguo de los ingresos declarados por el concesionario de la Taberna La Cruz (del 9 al 17 de mayo de 1930 solo había declarado 178,50 pts. de ingresos), el 21 de mayo, el Vocal Director de Hacienda, presentó un informe a la Comisión Permanente con la intervención de los ingresos de la referida instalación en la que en tan solo tres días se habían ingresado 1.032,40 pts.[11]
Componentes del Orfeón Catalán disfrutando de un aperitivo en el exterior de la Taberna de la Cruz. (Centre de Documentació de l'Orfeó Català)
La última noticia que tenemos sobre este pabellón es ya clausurado el Certamen, el 12 de septiembre de 1930, cuando el referido concesionario Ramos Villegas, solicita a la Comisión Liquidadora de la Exposición, autorización para la apertura de dicho pabellón durante los días de la Feria de San Miguel, concediéndole la autorización previo pago por anticipado de 25 pts. por cada día de la citada feria.[12]

NOTAS

[1] .- Archivo Municipal de Sevilla. Sección XVIII Exposición Iberoamericana, Libro de Actas de la Comisión Permanente nº 5. Sesión del 01 de febrero de 1929. Rollo 627 fotograma 174.
[2] .- A.M.S. Libro de Actas de la Comisión Permanente nº 6. Sesión del 15 de febrero de 1929. Rollo 627 fotograma 192.
[3] .- Villar Movellán, A.  (1979) Arquitectura del Regionalismo en Sevilla (1900-1935). Sevilla. Editado Diputación Provincial de Sevilla. pág. 527
[4] .- Graciani García, A. Pabellones comerciales en la Exposición Iberoamericana. El Pabellón Domecq. Revista APAREJADORES. Núm. 39 4º trimestre/1991, p 20.
[5] .- A.M.S. Libro de Actas de la Comisión Permanente nº 7. Sesión del 03 de agosto de 1929. Rollo 627 fotograma 397.
[6] .- A.M.S.Informe sobre la situación constructiva de varios pabellones. Caja 99.  Rollo 720 fotogramas 490 a 506.
[7] .- Reglamento General de la Exposición Ibero-Americana. Art. 46.
[8] .- A.M.S. Libro de Actas de la Comisión Permanente nº 7. Sesión del 03 de agosto de 1929. Rollo 627 fotograma 397.
[9] .- A.M.S. Libro de Actas de la Comisión Permanente nº 8. Sesión del 29 de marzo de 1930. Rollo 627 fotogramas 677-678.
[10] .- A.M.S. Libro de Actas de la Comisión Permanente nº 8. Sesión del 04 de abril de 1930. Rollo 627 fotogramas 694-695.
[11] .- A.M.S. Libro de Actas de la Comisión Permanente nº 8. Sesión del 21 de mayo de 1930. Rollo 628 fotogramas 68-69.

[12].- A.M.S. Libro de Actas de la Comisión Liquidadora nº 1. Sesión del 12 de septiembre de 1930. Rollo 628 fotograma 139.
            

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