26.- Galerías Comerciales Nacionales
Publicado por jujoca1340@gmail.com -
Juan José Cabrero Nieves
En 1923, Aníbal González redactó el proyecto de la Avenida de los Estados Americanos[1], en la que se situarían los distintos pabellones internacionales y otras instalaciones en el Sector Sur del recinto de la Exposición, en terrenos cedidos por la Junta de Obras del Puerto de Sevilla, que daría paso al año siguiente, a la confección del Plano General de Emplazamiento de la Exposición, que incluía la citada avenida y que más adelante se convertiría en la avenida de la Raza.
En la distribución que hace el autor de este espacio, tras una plaza elíptica que servía de nexo de unión con la avenida de Moliní, y en el inicio de la antes citada Avenida de los Estados Americanos, inserta una plaza cuadrada de 140 m. de lado, en la que ubica la Exposición Comercial e Industrial con unas Galerías Americanas y un Salón del Automóvil, germen de lo que serían las Galerías Comerciales y los Pabellones de Industrias Generales y de Maquinaria.
Plano de la avenida de los Estados Americanos, diseñada por Aníbal González en 1924, con indicación de la situación de la Exposición Comercial e Industrial. (Archivo Municipal de Sevilla) |
Pero no es hasta enero de 1927,[2] cuando el Comisario Regio Cruz Conde, en plena facultades de su cargo, comunica al Pleno del Comité, que en acuerdos previos tomados por la Comisión Permanente, se habían aprobado entre otros proyectos, la construcción con carácter provisional de unas Galerías Comerciales, y los pabellones de Turismo y Museo de Arte Moderno, y que por irrealizables, se había revocado el acuerdo tomado con anterioridad, de realizar una Galerías Americanas por su elevado coste, y no ser un edificio de carácter permanente.
En relación a las construcciones de carácter provisional que se iban a realizar en este sector de la Exposición, que tras la muestra debían ser derribadas, como consecuencia de que estos terrenos eran cedidos o arrendados, el Comisario Regio propuso que todas estas construcciones se realizara en serie, preferentemente con hierros de perfil comercial, que estuvieran recubiertas de forma agradable a la vista y que incluso este material fuera alquilado, a fin de reducir costes, asignándoles a dichas Galerías Comerciales un presupuesto de 250.000 pts.
El 9 de junio es aprobado la Comisión Permanente,[3] el plan de conjunto de edificios del Sector Sur, que días antes había presentado el arquitecto general de la Exposición Vicente Trave, [4] en el cual concentraba en la zona central de este Sector las grandes construcciones comerciales, procurando la uniformidad de medidas y estilos con la finalidad de economizar.
Boceto de las Galerías Comerciales y la zona ajardinada que las separaba. (Ilustración de la revista Sevilla y la Exposición Ibero-Americana. E. Piñal) |
Habiéndose llegado a un acuerdo para la cesión temporal a la Comisión de los almacenes de depósito nº 4 y 5, con una superficie de 13.750 m2, que construiría la Junta de Obras de Puerto, mientras durara la Exposición, Traver proponía la construcción de dos edificios de 2.400 m2 cada uno, frente a los anteriores, a fin de completar la superficie que se había fijado de 19.000 m2, para exposición comercial, adelantando un presupuesto de 120 pts/m2, que por los 4.800 m2, para la construcción de estos dos edificios, arrojaba un total de 576.000 pts, es decir 288.000 pts. por cada uno de ellos, que constituirían las llamadas Galerías Comerciales Nacionales, formadas por dos instalaciones de construcción provisional y carácter colectivo, que el Comité levantó para la exposición de productos y artículos fabricados por distintas firmas comerciales nacionales, como se establecía en el Reglamento General de la Exposición,[5] diferenciándolas de las exhibiciones del Pabellón de Industrias Generales, en que en éste último, se mostraban separadas por secciones, mientras en las Galería Nacionales, se hacían de forma general, sin ningún tipo de distinción por actividad comercial.
Las galerías fueron diseñadas por el joven arquitecto sevillano, José Granado de la Vega, cuyo proyecto fue presentado el 18 de junio de 1927, con un presupuesto de 244.129 pts, por cada edificio, frente a las 288.000 pts., con que estaban dotadas cada una de ellas en el presupuesto general de la construcciones provisionales del Sector Sur. Además por tratarse de instalaciones provisionales, en opinión del arquitecto general, en el concurso de la obra se debería incluir el derribo con aprovechamiento de materiales, lo que sería más ventajoso evitando así éste proceso una vez clausurada la Muestra.
En la sesión de la Permanente celebrada el día 24,[6] fue aprobado el proyecto, con un presupuesto por un importe total de 488.258,02 pts., y el 1 de julio[7] las transferencias de créditos, presentada por la Dirección de Hacienda,[8] en la que se daba cuenta de que la asignación prevista en el presupuesto de construcciones del Sector Sur para estas Galerías Comerciales era de solo 250.000 pts., por lo que era necesario proveer fondos de otras partidas a fin de compensar el nuevo gasto, y dado que en el citado plan de conjunto de edificios del Sector Sur, se había acordado no construir el Museo de Arte Moderno, detraer 238.258,02 pts., de las 974.930 pts., con que había sido consignado el referido Museo.
En las bases del concurso publicado en los periódicos locales, se incluía la admisión de proposiciones en el que el licitador se comprometía al derribo de los edificios, con aprovechamiento de los materiales, una vez clausurada la Exposición. La presentación de las propuestas estaba fijada para el 19 de julio,[9] y al no presentarse ninguna, fue declarado desierto, convocándose nuevamente mediante anuncio en la Gaceta de Madrid.[10]
Alzado, planta de la exposición y cubierta de uno de los pabellones de las Galerías Comerciales Nacionales. (Archivo Municipal de Sevilla) |
Estudiada las cinco propuestas presentadas al concurso, se eligió la de Vázquez Nieto, por ser la más ventajosa, avalada por ser un industrial con demostrada solvencia, al que también le habían sido adjudicado los concursos para la ejecución de los pabellones de Maquinaria y Turismo, y la Portada de San Diego, ya que la baja que ofrece, aunque era levemente superior, 504,64 pts, respecto a la ofertada por Juan Alarcón de la Lastra con José Sánchez Laulhé, que incluía la ejecución y el aprovechamiento de materiales, estos siempre tendrían más valor que la pequeña diferencia ésta.[11]
Las Galerías Comerciales Nacionales, estaban formadas por dos edificios aislados, situados en la avenida de la Raza, frente a los almacenes de depósito nº 4 y 5, que construiría la Junta de Obras de Puerto y que albergarían el Pabellón de Industrias Generales y las Galerías Comerciales Extranjeras, a la vez que cerraban por el eje contrario con el Pabellón de Turismo, la gran manzana central de la plaza de los Conquistadores, en el espacio más elevado de ésta.
Estos edificios de planta rectangular, y de simétrica composición, cuyas dimensiones eran 59 m de largo por 41 de ancho, con una superficie cubierta de 2.419 m2, estaban separados entre sí por una amplia zona ajardinada central, formando una espaciosa terraza que ofrecían una magnífica vista del resto de la plaza que se encontraba a sus pies en un nivel inferior, en el centro de la escalinata construida para salvar este desnivel, se instaló la Fuente Monumental del Sector Sur, que embellecía de forma notable el conjunto de las edificaciones de esta plaza.
Los trabajos se iniciaron inmediatamente, con la entrega de los terrenos el 25 de agosto de 1927,[12] con un plazo de ocho meses para su ejecución, siendo la construcción de carácter provisional. Por ello se pretendía que los materiales empleados en la misma, fueran en su mayoría aprovechables una vez clausurada la Muestra y desmontadas las instalaciones.
La cimentación fue de hormigón, los pilares exteriores de fábrica de ladrillo hasta el arranque de los arcos y los interiores de viguetas de hierro, con cubierta a cuatro aguas de cartón impermeabilizado, cuya parte central se elevaba sobre ventanales, con cerchas de hierro con la misma cubrición. Los paramentos fueron realizados en maderas por la empresa Manuel Casana, y lo soportes interiores se revistieron con columnas fingidas, con partes de madera y de yeso pintado y ornamentados con pinturas al óleo tanto para techos como para las columnas en las que dibujaron reiterados motivos decorativos. Los pavimentos, de tendido continuo fueron de cemento coloreado para el interior y de ladrillo y azulejos para las galerías. [13]
Se componían estos edificios, de un pórtico o galería cubierta que lo rodeaba por completo, de 4,5 m. de anchura, cerrado por una arcada de acceso formada por arcos de medio punto, con ornamentación de molduras y esgrafiados barrocos de clara influencia levantina de Traver.[14]
Sección de las Galerías Comerciales, con indicación de los diferentes espacios y magnitud de estos. (Archivo Municipal de Sevilla) |
Sobre los arcos de los ángulos, se levantaban frontones de formas mixtilíneas, decorado su interior con heráldica en relieve y rematados a ambos lados por jarrones. Completaba la zona superior, una balaustrada que recorría todo el perímetro del edificio.
Para su ornamentación se utilizó gran cantidad de elementos decorativos como cornisas, escudos, balaustres, pilastras, frontones, etc., entre ellos 24 remates de pilones centrales, 16 juegos de molduras, 32 florones, 40 ojos de buey, todos estos elementos de yeso pintados al óleo, y policromados en el caso de los escudos.
Distintos motivos produjeron continuos retrasos en los plazos convenidos, como el fenómenos atmosféricos que tuvo lugar el 19 de noviembre de 1927,[15] debido a un fuerte vendaval, que ocasionó desperfectos sobre la obra ya iniciada, así como falta de material con problemas en la recepción de los suministros de hierros y modificaciones, y mejoras introducidas sobre el proyecto inicial, produjo que ésta finalizándose pocos meses antes de la inauguración de la Exposición.
En una visita realizada para inspeccionar las obras a mediados de enero de 1928,[16] se tuvieron dudas de que los edificios fueran entregados en la fechas prevista, el 25 de abril, pues según informó José Cabezas, perito encargado de supervisar las obras, la marcha de las mismas no correspondía con lo prescrito en el pliego de condiciones y, aunque se tuviera en cuenta los destrozos sufridos con motivo del temporal, y que los hierros pedidos por el contratista no le fueran entregados por el suministrador en la fecha prevista, la marcha de los trabajos era muy lenta, y los materiales metálicos ya le habían sido entregado. Por lo que se le advirtió de una nueva inspección pasado 30 días y caso de que no tuviera la mayor parte de la estructura metálica instalada, se le aplicaría una multa de la mayor cuantía que permita el pliego de condiciones, pudiendo llegar a la rescisión del contrato con pérdida de la fianza, caso de persistir la falta de actividad.
Imagen de las Galerías Comerciales, aún en obras. (Ilustración revista Sevilla y la Exposición Ibero-Americana. E. Piñal) |
A pesar de dicha advertencia, al cumplir la fecha
fijada de entrega, el contratista tuvo que pedir una prórroga de tres meses que
cumplía el 31 de julio, produciéndose nuevas demoras, que hicieron que la obra
no estuviera terminada hasta pocos meses antes de la inauguración de la
Exposición.
La galerías se les asignó el nombre de Pabellón 1º ó Norte y 2º Pabellón o Sur, y el interior de estos se componían de un amplio y diáfano «Salón Central» de 18 m. de ancho por 31m. de largo, donde los expositores nacionales exhibían sus diversos productos de forma general, ofreciendo el aspecto de calles comerciales con 4 m. de anchura, situándose a ambos lados, dos hileras de stands sobre tarimas con una dimensiones de 3,5 m. de ancho por 26 m. de largo. El acceso a este espacio central, se realizaba a través de cuatro pasos que se disponían en el centro de cada una de las fachadas.
En la zona perimetral del «Salón Central», se situaba la «Nave de Tiendas», constituido por los stands a modo de locales independientes separados por mamparas, que se abrían dando frente tanto al interior del pabellón, como a la galería exterior. Estas «Naves de Tiendas» tenían unas dimensiones de 6,75 m. de ancho por 49,5 de largo, en el lado mayor, y 31 m. en el menor, estas tarimas fueron realizadas por el fábrica de maderas de Manuel Casana, por 12.667,20 pts.,[17].
En los ángulos del salón, se habían instalado cuatro espacios destinados a aseos de caballeros y señoras y oficinas; y para la iluminación interior, se aprovechaba la luz natural que penetraba por los grandes ventanales formado por el cuerpo rectangular central más elevado.
El 30 de diciembre de 1928,[18] el arquitecto general Vicente Traver, presentó una memoria adicional modificando algunos aspectos del proyecto original, al parecer aconsejado por la naturaleza del terreno. Estas modificaciones consistían principalmente en la sustitución del acerado de ladrillo de rosca, que rodeaba al edificio, debido al aumento del espesor del hormigón, por ladrillos enteros. Igualmente, el enlosado de ladrillos y azulejos de las galerías, de 4,5 m. de ancho, se cambió por pavimento de cemento tendido igual al del interior. Se alicató y aumentó los sanitarios de los servicios, y en el exterior, se suprimió los mástiles y bancos que los rodeaban, ya que para la decoración general del Sector se estableció otra colocación.
Esquema de una de las Galerías, con indicación de la situación y tipos de stands. (Reglamento General de la Exposición) |
Estas modificaciones introducidas sobre el proyecto original, más otras pequeñas ampliaciones, así como la decoración interior y los gastos ocasionados por los destrozos del vendaval, y la impermeabilización de las cubiertas, supusieron un importe total para la construcción de estas Galerías Comerciales de 558.794 pts.[19]
En este importe se incluían las pinturas realizadas por José Peña Aguilar, cuya decoración pictórica se centró en la pintura al fresco del exterior de las Galerías, creemos que serigrafiadas, de las pilastras y en el interior de los ojos de buey en las enjutas de los arcos, con motivos florales, así como los escudos y jarrones situados en los frontones de las esquinas.[20]
Detalle de la decoración pictórica de la fachada de uno de los pabellones. (Ilustración Sevilla Exposición Ibero-Americana. Oliva de Vilanova) |
Según la Guía Oficial, se aproximaban a trescientas[21] el número de casas y firmas comerciales, en su mayoría de carácter nacional y local, que ocupaban los diferentes stands con que contaban ambos edificios, es decir el pabellón 1º o norte que contenía los stands numerados del 1 al 96, y el 2º pabellón o sur, del 97 al 192. También se habían instalado locales para información, bar, aseos y para servicios generales.
El número de expositores que se menciona en la Guía Oficial de la Exposición, nos parece exagerado, pues si tenemos en cuenta que contaban con un total de 192 stands entre ambos edificios, y hubo bastantes expositores que ocuparon dos e incluso hasta tres stands, es imposible que se llegara a alcanzar ese número de representaciones.
Las casas expositoras podían montar sus instalaciones en stand o tiendas aisladas, en las llamadas Naves de Tienda, con frente a la galería perimetral exterior o al interior del pabellón, existiendo tres clases de stands, el tipo A con unas dimensiones de 4,50 x 4,50 m. y 20,25 m2 de superficie; el B de 4,50 x 3,35m. y 15,05 m2; y el C con 10,35 m2 y 4,50 x 2,30 m., o bien ocupar los espacios de las Salas Generales Centrales, cuyos stand eran del tipo D, con una superficie de 3,50 m2 y una dimensiones de 1,75 x 2,00 m.[22]
Por los DERECHOS DE INSCRIPCIÓN,[23] los expositores que solicitaran espacios o tiendas aisladas, debían abonar 50 pts., pero si lo hacían en las Salas Generales, el importe queda en 25 pts., estas cantidades debían ser pagadas en el momento de realizar la solicitud de inscripción. Por el CANON DE OCUPACIÓN de una tienda o stand, los importes variaban según el tipo estos, así los tipo A, tenían que pagar un alquiler de 2.000 pts, los de tipo B, 1.500 pts. y los C, 1.000 pts. Estos abonos debían hacerse en dos entrega iguales, la primera en el plazo de veinte días desde la comunicación del acuerdo de admisión, y la segunda, al tomar posesión del espacio que se hubiera concedido.
Vista general del 1º pabellón o Norte, al fondo la plaza de los Conquistadores. (Archivo fotográfico del Ejército de Aire) |
A través de diferentes fuentes documentales como las Actas de la Comisión Permanente, algunos expedientes de solicitudes y reclamaciones de los expositores, así como los datos proporcionados por los suministros de distintos servicios, libros contables y la publicidad aparecida en revistas o periódicos de la época, hemos podido reconstruir en parte, la composición de estas instalaciones, habiéndose localizado hasta el momento unas cincuenta empresas que estuvieron presentes en estas galerías.
Con estos datos podemos decir que las madrileñas, encabezaron la procedencia de estas empresas, seguida muy de cerca por las sevillanas. Existieron además una gran variedad de actividades mercantiles, que iban desde las compañías de seguros, hasta artículos de lujo, pasando por fabricantes de calzados y de cerámica, etc.
Para no hacer una larga y tediosa relación de expositores, nos referiremos solo a algunos de ellos, indicando su situación, si es conocida, y su actividad. Empezando por el 1º pabellón, en los stands 1, 2 y 11, que formaban esquina, se ubicó la Office Français du Turismo, y a continuación en el stand 3 las maquinillas y papel de fumar Victoria de Santander; y tras ésta en el 12, dando al interior del pabellón la casa sevillana de productos desinfectantes Hijos de Jorge Welton. En el stand 20 estaban los artículos de recuerdos que ofrecía Enrique Piñal de Castilla, y en uno de los accesos al interior del pabellón, en los stand 34 y 35, la casa sevillana Chapartegui, especializada también en recuerdos de Sevilla y fabricante de abanicos y paraguas. En el stand 49, la casa madrileña de calzados de lujo, para señoras y niños, Viuda de Castro Peláez, y en el 80 la Asociación de previsión Los Previsores del Porvenir. En los stands 84 y 93, se encontraba instalada la empresa AVERY, dedicada a la venta de todo tipo de balanzas y máquinas para pesar, y junto a ella, en tres stands números 85, 86 y 93, la exposición de muebles de lujo y decoración de la madrileña casa de Benjamín Davis; en el 94 los muebles de médula de Juan Martínez Delgado, y en uno de los ángulos exteriores de este primer pabellón, la Mantequerías Arias, en los stand 95 y 96.
Stand de las balanzas AVERY, y de los muebles de lujo Benjamín Davies |
En el Salón Central se situaron, la casa de contadores de agua previo pago de Carlos Martínez del Cero, de Cádiz; las almendras tostadas del Conde de Peralada, de Palma de Mallorca; la cerámica de Eduardo y Enrique Rodríguez Díaz, entre otras; y en otros stands, que no hemos podido localizar su situación, se encontraban la empresa de José Cañameras, dedicada a la fundición y artículos de cerrajerías, así como a la fabricación de cocinas y termos; la marca de lujo Loewe, en aquella época especializada en la confección de artículos de marroquinería; la de los hermanos Gross, cosecheros y exportadores de pasas; Hijos de Prim, de aparatos de ortopedia, o el de cerámica artística de José Laffitte, y la Cámara de Comercio de Sevilla, que también ocupó espacio en las Galerías.
Stand de la Casa A. Padura. Fotografía gentileza de José Luis Pérez Pino |
En el segundo pabellón se instalaron la casa Philips Radio, en los stands 98 y 99, mostraban las últimas novedades en radiotelefonía y aparatos de rayos X, fabricados por esa empresa. José Cubero Moreno, tenía el stand 130 donde exponía figuras y bustos de barro cocido y decorado, y una de las más curiosas instalaciones, por no entender cómo se ubicó en estas Galerías Nacionales, y no en las Extranjeras, es la de la Compañía Colombiana de Tabacos, situada en los stands 139 y 153. La Sastrería Moisés Sancha de Madrid, en el 158 y 159, dedicada a la confección de todo tipo de uniformes, trajes e indumentarias para caza, campo y deportes, con stand también en el Salón de Aeronáutica; y en los stands números 179 y 188, se encontraba el conocido tónico CEREGUMIL, cuyo jarabe estaba en plena expansión comercial y que fue visitado por la infanta de España Doña Isabel de Borbón el 22 de noviembre de 1929, consiguiendo esta firma el reconocimiento de su calidad siéndole concedida Medalla de Oro y Diploma de Honor de la Exposición.
También estuvieron presentes en estas galerías dos compañías aseguradores, la Assurances Generales, en el stand 154, y la Omnia S.A. en el 186. ROCALLA S.A., empresa catalana dedicada a la fabricación de materiales de construcción, en el 184, y contigua a ésta, en el 185 los fabricantes de tejidos y cordelería Viuda de José Bernabeu.
Stand en ángulo de Philips Radio (Ilustración ABC) |
Stand de Los Previsores del Porvenir (Ilustración revista Estampa) |
Para terminar, y no alargar la lista de expositores, decir que también estuvieron en este segundo pabellón, la casa de Juguetes Florido, en la que se presentaban unas muñecas vestidas con trajes regionales e hispanoamericanos, y que según la publicidad de le época decía que estas maravillosas muñecas estaban dotadas de un mecanismo extraordinario que permitían con sorprendente perfección andar, hablar y sentarse; y la fábrica de bisutería damasquinada de F. Agustín Larrañaga, de Éibar, que también poseía un stand en el Pabellón Industrial Vasco.
Tampoco podía faltar un bar dentro de las galerías, cuya concesión le fue adjudicada a Juan Moreno Jiménez,[24] que contaba con 16 m2 para dicha instalación en cada uno de pabellones, y que se situaron en el lugar que ocupaban en el plano las oficinas,[25] suponemos que por estar estas más próximas a los aseos, y así poder hacer la instalación del alcantarillado y toma de agua que no estaban previstas, siendo el importe del alquiler de su negocio de 100 pts/m2. Esta concesión fue ampliada, pues en el mes de junio,[26] el concesionario solicita autorización para poder colocar una mesa con dos sillas en cada una de las columnas de la galería exterior, autorizándole sin embargo, el poder utilizar un espacio fuera de las Galerías y cercano a su establecimiento, capaz de contener seis u ocho mesas, como máximo, con sus correspondientes sillas.
Una vez clausurado el Certamen, las Galerías fueron desmontadas, aunque ignoramos el aprovechamiento que tuvo, pues no ha sido posible encontrar el expediente de derribo de las mismas.
Publicidad de la Casa Chaparteguy, Juguetes Florido, sastrería Moisés Sancha y Rocalla. (Todocolección) |
NOTAS
1 .- A.M.S. Exposición Iberoamericana. Rollo 687, Caja 74, fotograma 79. Acuerdo de la sesión celebrada el 9 de julio de 1923.
2 .- Ibidem. Rollo 688, Caja 76, fotogramas 488 a 492. Acta de la Sesión del Pleno del Comité celebrada el 29 de enero de 1927.
3 .- Ibidem. Rollo 717, Caja 93, fotograma 259. Escrito dirigido al Vocal Delegado de Obras el 18 de junio de 1927.
4 .- Ibidem. Rollo 687, Caja 74, fotogramas 67 a 70. Estudio sobre el conjunto de edificios necesarios en el Sector Sur. 03 de junio de 1927.
5 .- Reglamento General de la Exposición Iberoamericana. Artículo 9. Distribución de instalaciones en la Galerías Comerciales.
6 .- A.M.S. Exposición Iberoamericana. Rollo 717, Caja 93, fotograma 263. Acuerdo de la sesión de la Comisión Permanente del Comité del 24 de junio de 1927.
7 .- Ibidem. Fotograma 269. Acuerdo de la sesión de la Comisión Permanente del Comité del 01 de julio de 1927.
8 .- Ibidem. Fotograma 274. Oficio de la Dirección de Hacienda de fecha 01 de julio de 1927
9 .- Ibidem. Fotograma 268. Bases del Concurso que se publicaron en los periódicos locales los días 28 de junio y 6, 12 y 16 de julio.
10.- Ibidem. Fotograma 282. Oficio de la Secretaría de fecha 23 de julio de 1927
11 .-Ibidem. Fotograma 300. Oficio de la Dirección de Obras de fecha 11 de agosto de 1927
12 .- Ibidem.Fotograma 305. Acta de entrega de terrenos fechada el 25 de agosto de 1927, firmada por Vicente Traver, Eduardo Carvajal y Enrique Vázquez Nieto.
13 .- Ibidem. Fotogramas 409-412. Memoria del proyecto Galerías Comerciales.
14 .- Villar Movellán, A. (1979) Arquitectura del Regionalismo en Sevilla (1900-1935). Edt. Diputación Provincial de Sevilla. p. 436.
15 .- Según la petición presentada por el contratista, estimaba que los daños producidos por el temporal se elevaban a 49.000 pts., sin embargo en Vicente Traver como Arquitecto Director, los certificaba en 36.234,67 pts, que descontado el 11,97% a la baja se traducía en un importe total de 31.897,38 pts. Rollo 717, Caja 93, fotogramas 318,319 y 108.
16 .- A.M.S. Exposición Iberoamericana. Rollo 717, Caja 93, fotograma 359. Informe de la inspección de la obra fechado el 16 de enero de 1928.
17 .- Fue convocado el concurso para mamparas de separación y tarimas para el Pabellón de Industrias Generales, y las Galerías Comerciales, el 17 de agosto de 1928, por un importe total de 52.609 pts, firmándose el contrato el 25 de noviembre.
18 .- A.M.S. Exposición Iberoamericana. Rollo 717, Caja 93, fotograma 416. Galerías Comerciales – Memoria Adiciona. Fechada el 30 de Diciembre de 1928.
19 .- Ibidem. Fotogramas 85 y 86 Libro de Contaduría. Relación para las obras de construcción de las Galerías Comerciales, fechado el 30 de julio de 1930.
20 .- Ibidem. Fotogramas 174 a 176. Importe de la obra concursada 23.700,10 pts., aprobada el 08 de marzo de 1929, adjudicada el 13 de marzo a José Peña Aguilar, terminada el 25 de marzo de 1929.
21 .- Sevilla. Exposición Iberoamericana 1929-1930. Guía Oficial. Rieusset. Compañía General de Industrias Gráficas. (1929). Barcelona.
22 .- Reglamento General de la Exposición Iberoamericana. Esquema de uno de los pabellones de las Galerías Comerciales.
23 .- Ibidem. CUADRO DE TARIFAS
24 .- A.M.S. Exposición Iberoamericana. Rollo 662, Caja 39, fotograma 131. Acuerdo de la Comisión del 15 de marzo de 1929.
25 .- Ibidem. Fotograma 97. Oficio de 16 de abril de 1929.
26.- Ibidem. Fotograma 44. Acuerdo de la sesión celebrada el 14 de junio de 1929, por la Comisión Permanente.
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