- Pabellón de Granada



Vista lateral del Pabellón de Granada. (Postal de la época)

Granada siempre molesta por encontrarse olvidada respecto a Sevilla en la proyección hispanista en América, reclamaba un puesto destacado en los acontecimientos que con motivo de la Exposición Ibero Americana se iba a celebrar en Sevilla. Por ello tomará partido ante el Certamen principalmente para situarse en un puesto destacado que, como “cuna del Descubrimiento”, se considera acreedora. De poco le van a servir los viejos tópicos en su deseo de protagonismo, cuando dominada por su falta de peso social, está inserta en una profunda crisis económica y social desde principio del siglo XIX. Esta crisis no afecta solo a ciudad de la Alhambra, sino a toda Andalucía en particular y al resto de España en general. Esta Granada llena de problemas y desencantada es la que tenemos que contemplar ante la Exposición, para comprender el cúmulo de dificultades que tuvo que remontar.[1]

Los datos existes sobre la participación de Granada en la Exposición, tanto en el Archivo Municipal de Sevilla, como en la prensa local son escasos, pero gracias a la investigación realizada en su momento por José Luis Barea Ferrer, para las Jornadas de Andalucía y América, celebradas en Santa María de la Rábida en 1986,[2] a través de las actas del Comité Ejecutivo granadino y del Archivo de la Diputación de dicha provincia, hemos podido recomponer la información sobre la concurrencia de Granada en la Muestra Iberoamericana.

A pesar de la necesidad de que la ciudad fuera parte destacada en el Certamen sevillano, no es hasta mediados de julio de 1927, cuando se celebra una reunión presidida por el Gobernador Civil de Granada, en la que se trató la construcción de un pabellón en el Certamen, y “ante la imposibilidad de enviar diversas obras artísticas, se solicitará que se considere a Granada como prolongación de la exposición para establecer una sección del Museo de Bellas Artes”.[3] No obstante, la toma de decisiones y la puesta en marcha de las instituciones fue excesivamente tardía, pues no fue hasta finales de ese año cuando se constituya el Comité Pleno de Cooperación de Granada a la Exposición, integrado por el Obispado, Capellán Real, Alcaldía, Diputación provincial, Cámara de Comercio, Comisariados de Turismo y Monumentos y Conservador de la Alhambra, no volviéndose a reunir hasta el mes de febrero de 1928,[4] cuando se constituye el Comité Ejecutivo granadino que será el encargado del proyecto del pabellón representativo, a la vez que también se decidió realizar una serie de actos complementarios a los de Sevilla que habían de celebrarse en Granada.[5]

Esta apatía en las instituciones, demuestran el poco entusiasmo existente en la sociedad y organismos públicos por comprometerse con el Certamen Iberoamericano, quizás arrastrados por los problemas económicos.

En la primera reunión celebrada el 11 de marzo de 1928, por el Comité Ejecutivo, se acordó la realización de un pabellón, con las aportaciones económicas del Ayuntamiento y Diputación, siéndole encargado el proyecto arquitecto de la Alhambra, Leopoldo Torres Balbás, que era un crítico, historiador y arqueólogo de talento, y que a finales de abril ya lo tenía terminado,[6] pero que no es presentado y aprobado por el Comité granadino hasta la reunión celebrada el 11 de julio,[7] con un presupuesto aproximado de 250.000 pts. para la construcción del pabellón.[8]

Días más tarde, en la reunión de la Comisión Permanente del Certamen, del 20 de julio, se trata la solicitud presentada por el Comité granadino de una superficie de 20 X 32 metros, al este del Pabellón de Turismo, para construir su pabellón, que es denegada por la Dirección de Obras y Proyectos, ya que parte de esos terrenos le habían sido concedidos a la provincia de Málaga, ofreciéndole los mismos terrenos pero en la parte oeste de la misma parcela, y que al parecer miembros del Comité granadino habían reservado en una visita realizada a Sevilla durante la primavera.[9] Ésta parcela de 640 m2 ubicándose en la avd. de San Salvador, haciendo esquina con la avd. de Costa Rica y enfrentado al Pabellón de las Provincias Vascas, en la trasera lindaba con el Pabellón de Cádiz, fue aceptada por el Gobernador de Granada a primero de agosto, procediéndose a realizar los trámites necesarios para su concesión.[10]



Boceto del Pabellón de Granada, y plano con la situación del mismo. (Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife. Colección de planos)

Este primer proyecto de Torres Balbás, consistía en una construcción permanente con una superficie total edificada de 484 m2., siendo cubierta 418 m2 y los 66 m2 restantes del patio. El alzado del edificio sería de una sola planta, a pesar de que, en algunas zonas, como el torreón de ingreso y las galerías que rodeaban al patio, tenían una planta alta simulada de carácter decorativo en la que se construyó en una pequeña parte un solo dormitorio para algún empleado, un pequeño almacén y los aseos del pabellón. Alrededor del patio se distribuían siete salas, tres a cada lado y una al fondo. La armadura sería de madera y la cubierta de teja árabe.[11]

Desde el primer momento se puso de manifiesto la cortedad del presupuesto, comprometiéndose el Ayuntamiento de Granada aportar 75.000 pts., y la Diputación 50.000 pts., que cubrían escasamente la mitad del presupuesto, por lo que ante la escasez de fondos, a toda prisa en el mes de septiembre se remitió una circulara a los ayuntamientos de la provincia con la orden de aportar el 1% del presupuesto municipal para la obra.[12]

El autor del proyecto sugirió la supresión de la mitad de las salas, a fin de reducir el coste, calculando que el gasto superaría las 215.000 pts., confeccionando un nuevo proyecto fechado el 1 de octubre, en el que solo se edificaría 388,16 m2, en lugar de los 484 m2., manteniendo los 66 m2 del patio, y reorganizando las salas que rodeaban el patio, instalando las escaleras y los aseos a la derecha, a la izquierda una estrecha sala, y al fondo con cinco salas, en el acceso el Salón árabe granadino; a la izquierda de éste la Sala moderna con salida directa al exterior; a continuación la Salita barroca, y al fondo, en el centro, el Salón de los Reyes Católicos, y a la derecha de éste la Oficina de Información y Propaganda.[13]

El proyecto, fue remitido al Comité de la Exposición, siendo aprobado por la Comisión Permanente, a propuesta del Vocal Delegado de Obras en la sesión del 11 de octubre de 1928.[14] Paralelamente a esta aprobación, también se trató por el Gobernador de Granada el proyecto del “Homenaje a los Reyes Católicos”, auspiciado por el Centro Artístico y patrocinado por la Real Academia de Historia, se celebraría ante el sepulcro de los monarcas, conmemorando así la influencia que estos ejercieron en el progreso de la Humanidad propiciando el descubrimiento de América.[15]

El nuevo proyecto fue aprobado por el Comité granadino el 8 de noviembre, procediéndose a iniciar los trámites para el concurso público,[16] que se publicó el 21 de dicho mes, finalizando el plazo de presentación de propuestas el 30,[17] recibiéndose tres proposiciones de empresas sevillanas, las de Mario Pérez Olivares y Manuel Álvarez por importe de 170.000 pts. y un plazo de construcción de seis meses, y la del contratista Lizárraga que la presupuestó por 195.000 pts.,[18] pero se comprometía a realizarlo en el plazo de cien días, siendo ésta última la más cara, pero la que en principio se concluiría más rápidamente, firmándose el contrato el 18 de enero de 1928, tomándose posesión del terreno, iniciándose inmediatamente el replanteo y las obras.[19]

Plano de planta con la distribución definitiva del interior de los espacios. (Archivo Municipal de Sevilla)

Pero ante las dificultades del Ayuntamiento y Diputación para hacer frete a los pagos de las certificaciones de la constructora, se solicitó ayuda económica a diferentes entidades granadinas, no recibiendo respuestas, por lo que ante la falta de fondos, el arquitecto Torres Balbás, informó al Comité en el mes de abril, que las obras no estarían terminas para la fecha de la inauguración del Certamen, por lo que aconsejaba que se centraran los esfuerzos en terminar el exterior de las fachadas, y las salas laterales del fondo, una dedicada a Oficina de Información y la otra llamada “Granada Científica” en la que se instalaría el Observatorio de Cartuja, a cargo de la Compañía de Jesús, que era lo único hasta ese momento seguro,[20] y que contaban con accesos independientes al exterior. Mientras las obras avanzan lentamente, y no con pocos esfuerzos, le van siendo abonados al contratista Lizárraga las certificaciones, no pudiendo ser inaugurado como mínimo hasta finales de octubre.[21]

El coste al final ascendió a 175.824, 22 pts., aparte los gastos de instalación, decoración y personal de servicio,[22] habiéndosele abonado al contratista hasta enero de 1929 la cantidad de 97.139,05 pts., quedando pendiente de cobrar 78.845 pts.[23] No fue hasta días antes de la clausura de la Muestra, cuando se tiene conocimiento de los ingresos y gastos ocasionados la concurrencia habiendo aportado la Diputación 95.000 pts. y el Ayuntamiento 60.000, y los municipios de la provincia 77.045,32, haciendo un total por ingresos de 232.042,32 pts. Hasta ese momento, se habían ido realizando libramientos por importe 230.647,89 pts., existiendo un saldo de 1.390,43 pts., pero aún faltaba por abonar cantidades cercana a las 80.000 pts. entre ellas parte de la liquidación del contratista.[24]

Alzados de las fachadas principal y trasera. (Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife. Colección de planos)

Este pequeño pabellón, cuyo autor prefirió reducirlo en tamaño antes que, en calidad, se dividió en dos cuerpos perfectamente entroncados, uno correspondiente al acceso y el patio, y otro con las salas de exposiciones situadas al fondo, para los cuales se estudió profundamente la circulación del público evitando aglomeraciones, utilizando la experiencia de las últimas exposiciones, especialmente la celebrada en París en 1925, haciendo que los visitantes entre por una puerta y salgan por la opuesta.

En la Memoria del proyecto,[25] su autor hace un análisis de las huellas que durante siglos han dejado en la ciudad los diferentes estilos, haciendo una labor de selección escogiendo las formas y elementos para dicho proyecto.

Especialmente señala que para el diseño se prescindió de las formas árabes, como parecería lógico, a fin de evitar las tan manidas réplicas del patio de los Leones y otras partes de la Alhambra, como durante tanto tiempo se había hecho en las construcciones para estos fines en los certámenes internacionales y en todo tipo de comercios, que daban un aspecto escenográfico barato, y que ya sobre pasados, habían evolucionado hacia otras corrientes, por lo que consideraba sería una vulgaridad y una nota imperdonable de mal gusto. Y aclara que el arte árabe no es el único en Granada, ni siquiera el que tiene mayor carácter en la ciudad, integrada ésta por multitud de elementos formadas principalmente por las construcciones realizadas después de su conquista.


Alzados de las fachadas laterales izquierda y derecha. (Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife. Colección de planos)

Por ello recurre a las construcciones granadinas de los siglos XVI al XVIII, para el aspecto exterior del edificio, recordando a la vez numerosas iglesias de aquellas épocas que tan marcadamente incluyen en el aspecto urbano. “Exteriormente resultará sencillo y sólido, de pintoresco aspecto por la diversidad de cubiertas, características de las construcciones granadinas desde la época musulmana hasta nuestros días, algo cerrado y recogido, como las viviendas de nuestra ciudad y su antigua vida familiar.” Dice el autor que este aspecto exterior contrastará con otras edificaciones de la Exposición mucho más decoradas.[26]

No obstante, no prescinde totalmente de evocar la Granada musulmana, por cuya civilización es conocida mundialmente, sino que además la fusiona con el recuerdo a los Reyes Católicos y su época, y con pequeños detalles tanto del barroquismo granadino, así como de lo que en ese momento se hacía en la ciudad.

Postal del Pabellón de Granada (Institut D’Estudis Fotografic de Cataluya)

El edificio proyectado consistió en una mezcla de estilos de edificios granadinos. Exteriormente, los volúmenes recordaban al conjunto de la iglesia de San Nicolás, a base de pequeñas capillas adosadas. La portada reprodujo la Puerta del Vino de la Alhambra, y en su interior estableció un patio nazarí, una especie de palacete árabe, porticado en dos de sus extremos.[27]

Se accedía al pabellón tras cruzar la portada que, como ya se ha dicho, recreaba la Puerta del Vino de la Alhambra, con su gran arco árabe y el zaguán, empedrado éste con guijarros formando dibujos, en el que se encontraba un enorme azulejo con la Toma de Granada por los Reyes Católicos, al fondo una pila o fuente y encima de ésta una ventana con celosía. Un banco casi cuadrado en cerámica de Fajalauza, donde se leían los nombres de los pueblos más importantes de la provincia, y en el suelo se representaba un mapa de Granada.[28]

A ambos lados del zaguán, se encontraban dos pasadizos o cenadorcillos poco iluminados, que contenían banco, vitrina, azulejos y ventana, que servían de entrada al interior del pabellón y acentuaban la impresión de claridad y color cuando se accedía al patio rectangular con alberca de la misma forma y estilo del Generalife, con una fuente con surtidor al fondo que vertía sus aguas a ésta. 


Vista de la fachada principal (Ilustración Granada Gráfica) y detalle del zaguán con la pila al fondo (Archivo Museo Casa de los Tiros)

La arquería se decoraba de forma similar a la del Patio de los Arrayanes, ésta era sostenida por un conjunto de seis columnas de mármol de Sierra Elvira, en sus lados menores. En los mayores, a la derecha se situaron los aseos y la escalera de acceso a la galería alta; y a la izquierda tres pequeñas puertas daban acceso a un largo y angosto salón donde creemos se situó la sala llamada Granada Científica.

El pavimento del patio se encontraba empedrado con guijarros formando dibujos, y el perfil de la alberca revestido de azulejos blancos y verdes. Este espacio, lo consideraba el autor esencial, ya que era elemento integrante de toda casa granadina, tanto musulmanas como de las posteriores a la reconquista, y el agua el complemento necesario en estas viviendas.

En la galería del fondo del patio, se situó la sala denominada como Salón árabe granadino, y a ambos lados de éste, dos salas la de la izquierda la llamada Salita Barroca, y de esta a su vez se accedía a la Sala Moderna. Y la de la derecha donde se situaba la Oficina de Información y Propaganda. En estas salas se acogerían exposiciones sobre: la Granada Histórica, Artística Industrial y Agrícola, Médica, Científica y Granada Bella, esta última mediante fotografías.

La sala del fondo que se denominó Salón de los Reyes Católicos, conmemoraba a estos monarcas y su época, y estaba destinada a descanso y recepciones. Esta disposición en el fondo del pabellón con los Salones árabe granadino y éste de los Reyes Católicos, respondía a la intención de representar el antes y después de la Reconquista.

Ante la penuria económica que sufría el Comité granadino para la consecución de los fondos necesarios, no consigue abonar al contratista las partidas necesarias, por lo que a la fecha de la inauguración de la Exposición éste estaba aún en fase de construcción. Esta morosidad en los pagos afecta a la terminación de la obra, alargándose en el tiempo, y es concluida a toda prisa días antes de la inauguración oficial que se había fijado para el sábado 2 de noviembre de 1929, con la presencia de los Reyes de España y sus hijos, teniendo que acudir a un anticuario granadino, para poder decorar el pabellón de forma provisional para la ocasión.



Vistas del patio y de la galería alta del pabellón. (Ilustración Granada Gráfica)

SS.MM. los Reyes, acompañados de los infantes don Jaime, doña Beatriz y doña Cristina, fueron recibidos por diferentes autoridades sevillanas y granadinas, entre ellas el cardenal Casanova y Marzol; el gobernador Civil, González Longoria; el alcalde, Fernández Sánchez Puerta; el presidente de la Diputación, Martínez Lumbreras, entre otras, así como el arquitecto autor del proyecto Torres Balbás. El Cardenal bendijo el pabellón, siendo visitado por la familia real en el que pudieron ver los gráficos y mapas de los diferentes climas del país que exponían el Observatorio y Estacón sismológica de la Cartuja regentada por pos padres Jesuitas. Una colección de dibujos de distintas vistas de la Alhambra, y una colección de fotos de Sierra Nevada, y de los establecimientos benéficos a cargo de la Diputación. El Rey recibió como obsequio del Ayuntamiento y la Diputación un bargueño de cuero policromado y de un expositor una arqueta de madera y marfil. La Reina por su parte un tapiz de encaje que reproducía la audiencia concedida a Colón y la rendición de Granada, y las infantas mantillas blancas de seda.[29]


La Reina Victoria Eugenia a su llegada al pabellón. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Serrano) y durante su visita. (Alfonso XIII y la Exposición Iberoamericana)

Pasada la inauguración oficial, los responsables de la representación, deciden terminar de una vez con la decoración del pabellón, consiguiendo traer de iglesias, conventos, particulares y organismos civiles, obras de arte que exponer. Ahora el número era tal que algunas no pudieron ser enviadas por falta de espacio, como las estatuas orantes de los Reyes Católicos del Monasterio de Santa Cruz, que se pensaban instalar en la Salón de los Monarcas, pero que quedaron embaladas sin poderse exponer.[30]

La decoración definitiva y los objeto que se expondría definitivamente quedaron instalados a primero de enero de 1930, entre ellos se encontraban esculturas, porcelanas, espejos, cuadros, cornucopias, vitrinas, mesas, bancos, etc.[31]

Vistas del Salón de los Reyes Católicos del pabellón granadino. (Archivo Museo Casa de los Tiros)

En el Salón de los Reyes Católicos, se instaló una pequeña capilla o sacristía con imágenes religiosas y objetos artísticos de los siglos XVII al XVIII, presidido por un crucificado con dosel de Pablo de Rojas, de la Catedral; y de José de Mora, un busto de Dolorosa del Convento de Zafra y un busto de San Pedro Apóstol del Convento de San Antón.; también había un San Diego de Alcalá y un San Pedro de Alcántara, del mismo convento de Pedro de Mena.

Esta exposición artística se repartió prácticamente por todas las salas del pabellón, entre las que podemos enumerar:

Del Colegio de los Escolapios una tabla de la Quinta Angustia de Francisco Chacón; de la Universidad Literaria una pequeña Inmaculada de Alonso Cano y unos cuadros con Santos Padres de Juan de Sevilla y otros de la escuela granadina. De la iglesia del Sacromonte, una Virgen sedente, y de la Catedral de Guadix, la Virgen de las Angustias de Torcuato Ruiz del Peral; y procedentes de la Iglesia de Sta. Escolástica, un San Francisco y un Santo Domingo de José de Mora.



Salón de los Reyes Católicos (Ilustración Granada Gráfica) y crucificado sobre dosel de Pablo de Rojas, de la Catedral, que presidía este salón. (Fototeca Universidad de Sevilla)







Distintas obras de José de Mora, procedentes de conventos e iglesias granadinas, que fueron expuestas. San Francisco de Asís. Dolorosa y Santo Domingo. Virgen arrodillada de Ruiz del Peral de la Catedral de Guadix y Virgen sedente de la Colegiata del Sacromonte. San Diego de Alcalá y San Pedro de Alcántara de José de Mora (Ilustración Granada Gráfica) Tabla de la Quinta Angustia de Francisco Chacón, procedente de los Escolapios. (Fototeca Universidad de Sevilla)

También se expusieron obras menores procedentes del Palacio Arzobispal, así como muebles, urnas, cuadros y tibores, sillas de coro, jamugas, bancos, vitrinas, y otros muebles procedían de la Audiencia Territorial, de la Alhambra y del Museo de Bellas Artes.

Entre los documentos destacaban, una carta autógrafa de Sta. Teresa de Jesús, y otra de Sor María de Jesús de Agreda, una colección de documentos y privilegios de la ciudad de Sta. Fe, aportadas por particulares, el Consistorio Municipal exhibía la Cédula original de los Reyes Católicos constituyendo el Municipio granadino. El Patronato Nacional de Turismo, dos cartas de Don Juan de Austria, una Cédula de los Reyes Católicos y expedientes de limpieza de sangre de familias nobles. Entre las ausencias llamó la atención la del Códice de Averroes, manuscrito con anotaciones de San Juan de la Cruz, que el abad del Sacromonte, donde se encontraba depositado se negó a su traslado, así como varios cuadros de Alonso Cano el Cardenal Arzobispo de Granada.






Vista de las diferentes salas del pabellón. (Ilustración Granada Gráfica)

El Patronato Nacional de Turismo, también estuvo presente con una vitrina que contenía publicaciones editadas por dicho organismo referentes a Granada, así como fotografías de la Casa de los Tiros, oficinas y gráficos de los servicios de turismo, y una magnífica reproducción del Pendón de los Reyes Católicos realizado por los talleres de tapices granadinos de Antonio López Sancho, encargado por el Comité, ondeaba en el patio del pabellón.

Reproducción del Pendón de Reyes Católicos realizado por la empresa de López Sancho que ondeaba en el patio del pabellón. (Ilustración Granada Gráfica)


Así mismo el Observatorio de la Estación Sismológica de Cartuja de la Compañía de Jesús, tenía reservada una zona del pabellón en la que se mostraban distintos aparatos de medición, como:

Un Belarmino de registro magneto-fotográfico, Un macro-termómetro Granero de movimientos artificiales, un barómetro de mercurio Loyola para el registro diario, varios sismógrafos de la Estación Sismológica de Cartuja, realizados en los talleres de la Compañía, varios barogramas del Loyola. Así como fotografías de gran tamaño de los sismógrafos instalados en la estación como el Cartuja, el Berchmans y el Javier; y de los efectos de los terremotos y deslizamiento en edificios.

En la participación del Observatorio de Cartuja se incluyó también, una sección de Meteorología con la presentación de los datos a través de un gran cuadro de 3,20 metros, divididos en cinco partes, en el central se dibujaban las provincias españolas, y a través de diferentes colores se podía apreciar las zonas más cálidas y frías; las zonas más lluviosas del país; los vientos predominantes en cada región y otros datos como las temperaturas máximas y mínimas, etc., se completaba con un boceto del Observatorio y una colección de fotografías.[32]


Cuadro de 3,20 m. con el clima de España con colores de la Sección Meteorológica del Observatorio de Cartuja de Granada. (Ilustración revista La Hormiga de Oro)

A este cuadro Climatológico de España en colores, le dedicó bastante tiempo el Rey Alfonso XIII durante su visita el día de la inauguración del pabellón granadino, interesándose por la labor del Observatorio que era el fruto de 25 años de trabajo. Esta exhibición de la Estación Sismológica fue un gran éxito sobre todo por las secciones de Sismología y Meteorología, por lo que mereció una Medalla de Oro de la Exposición, siendo sustituida ésta, en una nueva apreciación, por el "Gran Premio", la recompensa más elevada que otorgaba, prueba de aprecio del Jurado por su trabajo.[33]
Sala de la Estación Sismológica de Cartuja de la Compañía de Jesús. (Ilustración Granada Gráfica)

Para que sirviera de propaganda turística, uno de los fines principales de la representación de esta provincia, el pabellón granadino se sirvió de gráficos que mostraban la ejecución de las obras de carreteras, líneas de ferrocarriles, autobuses y tranvías, además de fotografías, dibujos y reproducciones de paisajes, monumentos y rincones tanto de la ciudad de Granada como de la provincia, como la colección de fotografías sobre Sierra Nevada que había sido cedida por el Club Penibético. Completándose con una edición de folletos en varios idiomas, y el reparto de postales y fotografías entre los visitantes al mismo.

Otro de los fines expositivos que se habían fijado para los contenidos del edificio, era el de mostrar de forma resumida la vida granadina del pasado, utilizando para ello las salas y lugares más recogidos y significativos, como por ejemplo instalar en el patio una muestra de ejemplares de cerámica granadina desde la de Medina Elvira a la de Fajalmuza del siglo pasado. En otro lugar muestras de tejidos típicos granadinos confeccionados en la antigüedad y en la actualidad. Así la representación industrial granadina mostraba productos de latonería, tejidos, cerámicas y alfombras, destacando entre ellos los de las empresas de Cerámica de los Hermanos Morales, los tapices de López Sancho y Latonería y faroles de la firma Fernández Esteve, de Ricardo Valdivia, Casa Martínez Herrera y Ruano Martín, entre otros.
Diploma Medalla de Oro al arquitecto Leopoldo Torres Balbás. (Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife. Colección de planos)

A la representación granadina le fue concedida la bien merecida Medalla de Oro de la Exposición al arquitecto, pues como bien dice Villar Movellán, “En efecto, Torres Balbás compuso una verdadera piña de ladrillo y tejas, una breve y excelente lección de arquitectura regionalista de la que aún hoy podríamos extraer numerosas enseñanzas”.[34] Además del ya mencionado Gran Premio al Observatorio de Cartuja y a la Estación Sismológica; también obtuvieron Medalla de Plata Antonio López Sancho, por los tapices; y Menciones Honoríficas, la Sociedad Mármoles de Sierra Elvira; los Hermanos Morales por los trabajos de Cerámica y Ricardo Valdivia, por los faroles.[35]

Tras la clausura del Certamen, el pabellón granadino perduró unos años más, hasta que un voraz incendio lo devoró.[36]

NOTAS
[1] . Barea Ferrer, J.L. Granada y la Exposición Iberoamericana de 1929. En Actas VI Jornadas de Andalucía y América 1986. Sevilla (1988). Edita Escuela de Estudios Hispano-Americanos, pp. 132-134.
[2] . Ibídem.
[3] . El Pabellón de Granada en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 17 de julio de 1927, p. 32.
[4] . Granada concurrirá a la Exposición Ibero-Americana con pabellón propio. En El Liberal, de Sevilla. 23 de febrero de 1928, p. 1.
[5] . El Comité Ejecutivo estuvo formado por el presidente de la Cámara Agrícola como Presidente; y como Vocales el Alcalde, presidente de la Cámara de Comercio, presidente de la Diputación, Arquitecto de la Alhambra, Delegad de Turismo, representante del Centro Artístico y presidente del Círculo Mercantil.
Barea Ferrer, J.L. Granada y la Exposición Iberoamericana de 1929. En Actas VI Jornadas de Andalucía…..pp. 139-140.
[6] . Ibídem. pp. 140-141.
[7] . Granada en la Exposición Iberoamericana. En El Defensor de Granada. 13 de julio de 1928, p.1.
[8] . El Comité de la Exposición. En Gaceta del Sur, de Granada. 13 de julio de 1928, p.1.
[9] . Archivo Municipal de Sevilla. Sección XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 5. Sesión de 20 de julio de 1928.
[10] . Ibídem. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 5. Sesión de 10 de agosto de 1928.
[11] . Barea Ferrer, J.L. Granada y la Exposición Iberoamericana de 1929. En Actas VI Jornadas de Andalucía…..pp. 141-142.
[12] . Ibídem. p. 145.
[13] . Memoria Pabellón de Granada, fechada el 01 de octubre de 1928. A.M.S. Secc. XVIII. EIA. Caja 86. Rollo 712 fotogramas 357 a 365)
[14] . A.M.S. Secc. XVIII. EIA. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 5. Sesión de 11 de octubre de 1928.
[15] . Granada y la E. Iberoamericana. En El Debate, de Madrid. 14 de octubre de 1928, p. 3.
[16] . La concurrencia granadina. En El Liberal, de Sevilla. 10 de noviembre de 1928, p.3.
[17] . El pabellón de Granada en la Exposición de Sevilla. En El Defensor de Granada. 21 de novirmbre de 1928, p.1.
[18] . Barea Ferrer, J.L. Granada y la Exposición Iberoamericana de 1929. En Actas VI Jornadas de Andalucía…..p. 147.
[19] . Se reúne el Comité provincial de la Exposición Iberoamericana. En El Defensor de Granada. 05 de enero de 1929, p.2.
Granada en la Exposición de Sevilla. En El Defensor de Granada. 18 de enero de 1929, p.1.
El pabellón de Granada en la Exposición de Sevilla. En El Defensor de Granada. 20 de enero de 1929, p.1.
[20] . Barea Ferrer, J.L. Granada y la Exposición Iberoamericana de 1929. En Actas VI Jornadas de Andalucía….. p. 149.
[21] . Ibídem. p. 151.
[22] . El pabellón de Granada en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. En la revista Granada Gráfica. Enero de 1930, s/p.
[23] . Sesión de la Comisión provincial. En El Defensor de Granada. 18 de enero de 1930, p.1.
[24] . El Comité local de la Exposición Iberoamericana. En El Defensor de Granada. 14 de junio de 1930, p.3.
[25] . Memoria Pabellón de Granada, fechada el 01 de octubre de 1928. A.M.S. Secc. XVIII. EIA. Caja 86. Rollo 712 fotogramas 357 a 365)
[26] . Ibídem.
[27] . Pozo Felguera, G. La Alhambra siempre dejó el pabellón (de las Expo) muy alto. En El Independiente de Granada. 15 de diciembre de 2019.
[28] . Impresiones de un día en Sevilla. En El Defensor de Granada. 14 de junio de 1929, p.2.
[29] . En el de Granada. En El Liberal, de Sevilla. 03 de noviembre de 1929, p.1.
Se inauguran solemnemente varios pabellones entre ellos el de Granada. En El Defensor de Granada. 03 de noviembre de 1929, p.1.
[30] . Barea Ferrer, J.L. Granada y la Exposición Iberoamericana de 1929. En Actas VI Jornadas de Andalucía…..pp. 152-153.
[31] . Esta relación de obras de arte enviadas al pabellón está tomada de la lista de estos objetos que aparecen en la nota 28, página 153 de Barea Ferrer, J.L. Granada y la Exposición Iberoamericana de 1929. En Actas VI Jornadas de Andalucía…..
[32] . El Observatorio de la Cartuja de Granada en la Exposición. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 16 de noviembre de 1929, p. 4.
[33] . Espinar Moreno, M. El Observatorio entre 1906 y 1940. La etapa del R. P. Manuel María Sánchez Navarro Neumann, S. J. Instituto Universitario de Investigación Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos de la Universidad de Granada. https://iagpds.ugr.es/instituto/presentacion/historia/centenario-observatorio-cartuja/textos Consultado 25/07/2024
[34] . Villar Movellán, A. Arquitectura del Regionalismo en Sevilla. 1900-1935. (1979) Sevilla. Edita Excma. Diputación Provincial de Sevilla, p. 450.
[35] . El Comité Local de la Exposición Iberoamericana. En El Defensor de Granada. 14 de junio de 1930, p.3.
[36]. Pozo Felguera, G. La Alhambra siempre dejó el pabellón (de las Expo) muy alto. En El Independiente de Granada. 15 de diciembre de 2019.





















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