- Pabellón del Perú
Publicado por jujoca1340@gmail.com -
Juan José Cabrero Nieves
Fachada principal y lateral del pabellón de Perú. Postal coloreada de la época. (Archivo del autor) |
LA CONCURRENCIA DE PERÚ A LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA.
La participación peruana en el Certamen sevillano, desde que se planteó la idea en 1911, fue decidida, aceptando la invitación del Gobierno español por el presidente Augusto B. Leguía Salcedo en su primer mandato (1908-1912), siendo ratificada en 1913, y que culminaría durante su segundo mandato (1919-1930), debido a las magníficas relaciones que mantenían ambos países tanto en el ámbito de la enseñanza, donde un centenar de estudiantes peruanos se formaban en centros universitarios españoles; la formación militar de sus mandos que se instruían en las escuelas de aviación española, así como la adopción de la Guardia Civil como institución y la implantación de la organización administrativa española.[1]
Por ello, cuando en 1924 se celebró la Feria de Exposición de Muestras de Productos Hispano-Peruanos, que se inauguró el 8 de diciembre de 1924 en Lima, en conmemoración del Centenario de la batalla de Ayacucho, acudió una representación española promovida por la Junta Nacional del Comercio Español en Ultramar y la Cámara Oficial Española de Comercio en Perú con el apoyo del Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria de España.[2]
Estos históricos lazos que unían la Madre Patria con la nación peruana, y con la Exposición en el horizonte, produjeron que, en 1923, el presidente Augusto Leguía Salcedo (1863-1932), elevara el rango de la legación peruana en España, pasando a ser plenipotenciaria, siendo nombrado el 27 de mayo de 1924, su hermano Eduardo, Ministro Plenipotenciario en España.[3]
Aunque la respuesta ya había sido afirmativa, el 20 de julio de 1925 el gobierno peruano se compromete en firme a participar en el Certamen,[4] designando el Comité de la Exposición como Agentes Honorarios en Méjico y Perú a Fernando García Luna,[5] mientras en Perú el gobierno de dicho país, ya tenía designada una comisión responsable de la preparación de su concurrencia en la Exposición desde 1923.[6]
A finales de 1925, el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, Pedro José Rada y Gamio, aprobó el programa y presupuesto diseñado por la Comisión encargada de la concurrencia de dicho país a la Exposición, solicitándose del Poder Legislativo la suma de 20.400 libras peruanas para tal fin, cuyas exhibiciones se realizarían en un edificio permanente, divididas en tres secciones; General de Información; Científica e Industrial e Histórica y Artística.[7]
A mediados de enero de 1926, el Secretario de la Legación peruana visita al Alcalde de Sevilla, para comunicarle la decisión de su gobierno de construir un pabellón permanente, solicitando 500 m2 para el mismo,[8] acordando el Comité, que el Arquitecto de la Exposición designara el emplazamiento dentro del recinto,[9] siéndole asignado un predio de 480 m2, en el ángulo formado por las avenidas de las Delicias y la de Moliní, en el solar en que más tarde levantó su pabellón la República de Colombia.[10]
Paralelamente, en 1923,[11] el Gobierno de Perú ya había nombrado una primera Comisión encargada de la concurrencia de dicho país a la Exposición, formada por Enrique Swayne Mariátegui, cuñado del presidente Leguía y el diputado Dr. Francisco Graña Reyes (Lima 1878-Lima, 1959). A la muerte de Enrique Swayne, en 1925, se nombró una nueva Comisión que se encargó de redactar el programa de la concurrencia, presidida por Francisco Graña; y compuesta por Enrique Swayne Argote, hijo del fallecido Swayne Mariátegui, sobrino del presidente y reconocido artista; el exministro de Fomento, Enrique Zegarra; el investigador especializado y director del Museo Incaico, Julio Tello y como Secretario el teniente de navío español Oscar Martínez Molins, que se ocuparía en Sevilla de todo lo relacionado con la instalación.[12]
Según el programa confeccionado por esta Comisión, la arquitectura del edificio sería de inspiración incaica, surgida de un reciente movimiento impulsado por el arquitecto español Manuel Piqueras Cotolí, que ya lo había plasmado en la Escuela de Bellas Artes de Lima, del que era profesor, en el que unía las características del estilo inca, con sus simbolismos y rigidez de líneas, con las construcciones españolas de la época colonias, utilizando la piedra y el ladrillo como materiales de constructivos, habiendo creado un nuevo estilo.[13]
En el mes de marzo de 1926, el Gobierno peruano amplía la superficie del terreno solicitado, requiriendo oficialmente al Ayuntamiento una parcela de 1.500 m2,[14] para que proceda a la cesión de éste, teniendo ya terminado el proyecto del edificio de la representación por parte del arquitecto designado, el ya mencionado, Manuel Piqueras Cotolí, siéndole ofrecida por el Comisión Permanente una predio de 1.116 m2 en los Jardines de San Telmo, entre el espacio reservado a Chile y la futura calle de La Rábida.
Plano de distribución de parcelas en los Jardines de San Telmo, fechado en marzo de 1927. (Archivo Municipal de Sevilla) |
Sin embargo, este no fue el solar que al final se le adjudicó ya que, al año siguiente, en el mes de junio de 1927,[15] el Secretario de la Comisión peruana, solicitó la concesión de una parcela de 4.912 m2 para la construcción del edificio en los jardines de San Telmo, situada entre los pabellones de Chile y Estados Unidos, la trasera del Casino y la avenida de María Luisa, debido a que el pabellón tenía una planta de 1.700 m2. Este espacio le había sido ofrecido con anterioridad a Brasil, que lo rechazó, pero que pasado un tiempo volvió a interesarse en él, siéndole denegado al habérsele concedido a Perú.
EL PROCESO CONSTRUCTIVO. [16]
De entre los pabellones representativos de los países americanos, el de Perú, es un ejemplo sobresaliente de la representación arquitectónica de la cultura y la identidad de un país. La habilidad del arquitecto para transmitir la esencia de la tierra, la naturaleza y la vida cultural en un espacio físico es un logro notable. La integración de elementos escultóricos y decorativos que reflejan la riqueza cultural del Perú, junto con un manifiesto ideológico, parece capturar la esencia y la espiritualidad del país.
La capacidad del arquitecto para conjugar la belleza estética con la expresión cultural es fundamental para la preservación y promoción de la identidad nacional. La sensibilidad hacia el paisaje, la fauna, las construcciones indígenas y la luz del país andino muestra un profundo respeto por la naturaleza y la historia del Perú. Este enfoque integrador no solo destaca la destreza técnica del arquitecto, sino también su profunda comprensión de la importancia de la conexión entre el hombre y su entorno. Por ello su autor va más allá de ofrecer un edificio exótico y sugerente, creando un lugar donde la integración del espacio y los símbolos están perfectamente unidos.
Manuel Piqueras Cotolí, nació en Lucena (Córdoba) en 1886 y falleció en Lima en 1937, fue arquitecto, escultor y urbanista. Estudió en Toledo y fue alumno del escultor Miguel Polay, realizando diversos trabajos en Roma. En 1919 fue contratado para ocupar la cátedra de dibujo y escultura de la Escuela de Bellas Artes en Lima, y en 1921, con un grupo de alumnos de la Escuela, estuvo trabajando en las reparaciones de una parte del Palacio del Gobierno que había sufrido un incendio ese año, poco antes de la celebración del primer centenario de la independencia.
Manuel Piqueras Cotolí y el Salón Inca o Ayacucho. (Fuentes para la Historia Cultural del Perú. Colección Ande. Fondo Daniel Hernández) |
Y en 1924 diseñó, para el Centenario de la Batalla de Ayacucho, el llamado Salón Inca o Ayacucho, hoy muy transformado en Salón Dorado del Palacio de Gobierno. Así como la fachada de la Escuela Nacional de Bellas Arte de Lima, donde era profesor, situada en la calle San Ildefonso, cuyo estilo empezó a llamarse “Neoperuano”, en el que se resaltaba el misticismo Inca y la majestuosidad del barroco español, con elementos de modernidad.
Esta fachada de la Escuela de Bellas Artes de Lima, junto al Pabellón del Perú de la Exposición, son las obras más representativas, de Manuel Piqueras, y que, a través de sus monumentos, edificios y diseños urbanos en los años 20, se convirtieron en símbolos de la modernidad de Lima. Su extensa obra todavía no ha sido suficientemente investigada ni se ha valorado realmente la dimensión estética de la misma.
Con cierta premura, Manuel Piqueras, que había sido designado directamente por el gobierno andino para el diseño del edificio, el 23 de febrero de 1927,[17] remite al presidente de la Comisión Encargada de la concurrencia del Perú en la Exposición, Francisco Graña, los alzados de las fachadas principal, lateral y posterior, y un croquis de la perspectiva del edificio, dejando el resto de planos para un posterior envío, al serles necesarios para continuar con los trabajos que estaba realizando apresuradamente para ser enviados a Sevilla. A pesar de esta designación directa de Piqueras, Fernando Villegas asevera que se consultó oficialmente al arquitecto argentino Martín Noel, para que presentara un nuevo proyecto, por lo podría provocar este hecho un problema de competencia, e incluso de resentimientos entre ambos arquitectos.[18]
En este primer diseño, se observa algunas diferencias con el que al final fue construido. Lo que más llama la atención es la distribución del patio central que lo articula en dos espacios, uno cubierto y otro descubierto, divididos por una galería porticada que, partiendo del vestíbulo llegaba a la escalinata de acceso a las plantas superiores, formando el eje principal de simetría. El cubierto, por una claraboya de cristal, se situaba a la izquierda, y estaba rodeado por tres de sus lados por galerías porticadas a modo de claustro; mientras el descubierto, solo lo estaba por dos de sus lados, teniendo instalada una fuente central. Otra diferencia, fueron la simplificación en la decoración de las fachadas, especialmente en las zonas laterales de la portada principal, sobre las balconeras, y la distribución de alguna de las salas.
Boceto y plano de planta del primer proyecto de Piqueras para el pabellón del Perú. (Archivo Piqueras Cotolí, Lima. 1927) |
Para dicho proyecto, su autor adelantó como presupuesto de la obra un importe que no excedería de 700.000 pts., aunque desconocía el precio de los materiales y jornales pagados en Sevilla.[19]
Esta urgencia para el envío de los planos, se debía a que, en el mes de noviembre del año anterior, el representante de España en Perú, transmitió el deseo del Gobierno de aquel país de que el pabellón fuera construido bajo la dirección técnica del Comité de la Exposición,[20] y éste requería con urgencia el envío de los planos para proceder a la valoración del proyecto.
Para sufragar los gastos de la construcción del edificio, en el mes de agosto de 1926, la Cámara de Representante peruana aprobó un crédito de 20.000 libras peruanas, unas 700.000 pts., para la concurrencia a la Exposición, según lo valorado por el autor del proyecto,[21] comprometiéndose al abono mensual de 3.000 libras peruanas, desde el mes de junio de 1927, hasta completar el crédito concedido.[22]
Realizado el informe por la Dirección de Obras de la Exposición, para presupuestar el coste del proyecto presentado, resultó a todas luces que esta cantidad resultaban insuficientes, teniendo en cuenta la superficie total a construir, que era superior a los 5.000 m2, por lo que el gobierno peruano asignó una nueva partida, 300.000 soles oro,[23] (unas 30.000 libras peruanas) hasta cubrir la cifra de 1.322.000 pts. presupuestadas por el Comité, desentendiéndose éste de la dirección técnica del proyecto al haberse trasladado a Sevilla el autor del mismo, el cual recibió instrucciones para que fijara el valor definitivo del proyecto.
A finales de julio de 1927, Manuel Piqueras, viaja a Sevilla para hacerse cargo e iniciar las obras del edificio, siendo designado director técnico de la construcción el 31 de agosto, en comisión de servicio, eximiéndolo de sus obligaciones en la Escuela de Bellas Artes de Lima, y posteriormente, ya en noviembre, el Comité de la Exposición se desligó del compromiso de intervenir en la construcción al ser responsable de la misma Piqueras Cotolí, delegado oficial del Gobierno peruano y encargado de la dirección artística.
Las obras se inician a primeros de noviembre, con los trabajos de nivelación del terreno y cimentación,[24] contratándose a la empresa Sociedad Constructora de José y Eduardo Anduiza Hermanos, de Bilbao, la ejecución del proyecto.
El pabellón peruano en construcción, situado en el ángulo inferior derecho, junto a éste el Casino también en construcción. (Fuente: Facebook) |
Sobre su estilo, el propio Piqueras, en una entrevista publicada en el diario “El Liberal” de Sevilla en el mes de septiembre,[25] lo define de la siguiente manera:
“Un periodista de allá lo ha bautizado con el nombre de neoperuano. Yo he sentado sobre esto una teoría que espero forme escuela. Un poco extravagante es, si se quiere, pero es racional. Estudiando la raza nueva, aún en formación, se perciben claramente las influencias española e india, y el Arte para que puede definirse, debe responder a la teoría biológica, y al cruzarse los estilos español y aborigen, ni más ni menos que si fueran seres animados, resultará uno nuevo…..Yo lo que intento es tan sólo fundar la escuela que de origen a lo que el escritor que cité ha dado en llamar arte peruano.” Para más adelante señalar que: “Como antecedente diré que viendo una casa española en Arequipa, cuya construcción data del siglo XVII, percibí algunos ritmos en la ornamentación en los cuales se manifestaba tímidamente el arte aborigen, y yo he creído que éste debe entrar francamente en la construcción, sin que quiera decir con ello que deba copiarse nada, ni español ni arcaico; pero sí el espíritu de ambos estilos acoplando sus características en forma que den movimiento a la obra arquitectónica”.
Entrevista al arquitecto en El Liberal de Sevilla de 06.09.1927. |
En esa misma entrevista el autor aclara que el pabellón era un ensayo ya acabado, cuyo precedente lo había plasmado en la fachada de la Escuela de Bellas Artes de Lima, en 1924, y que serviría para hacer el definitivo en el Palacio del Gobierno del Perú que le había sido encargado, aunque finalmente este proyecto no se concretó.
El edificio se construyó a base de muros de fábrica de ladrillo, pilares de hormigón armado y losa del mismo material; excepto en algunos detalles ornamentales realizados en piedra y piedra artificial, como las embocaduras de los vanos, cadenas angulares, remates y portadas; siendo la superficie total construida 5.259 m2, distribuida de la siguiente manera: sótanos 1.353 m2, piso bajo, principal y patio, 1.658 m2; entresuelo 501 m2, segunda planta 1.4875 m2.
Durante el desarrollo de las obras, Manuel Piqueras sufrió un accidente en el Paseo Colón, como consecuencia del vuelco del coche donde viajaba junto a su esposa, cuatro hijos y dos criadas, en el que el arquitecto sufrió heridas de gravedad, una de las hijas la rotura de una clavícula, y una criada y el chófer heridas de diversa consideración.[26]
Año y medio después de iniciarse las obrar el pabellón es terminado, durante los primeros días del mes de mayo de 1929, quedando pendiente de terminar algunos detalles, estando muy cerca su entrega a la inauguración del Certamen el día 9 de dicho mes, siendo numerosos los elogios al edificio, publicados en la prensa, definiéndolo como éste abría nuevos horizonte al arte arquitectónico siendo una de las mejores obras realizadas para la Exposición.[27]
Alzados de las fachadas principal, posterior y lateral. (Ilustraciones revista Aparejadores nº 21, marzo 1987) |
EL EDIFICIO.[28]
El edificio orienta su fachada principal a la avenida de Chile, donde dan acceso los pabellones de Chile y Uruguay, y la posterior a una rotonda con acceso al Pabellón de Sevilla. El pabellón en sí puede ser considerado como una estructura cerrada, compuesta entorno a un gran patio central, siendo el eje principal de simetría el configurado por la escalera exterior de entrada que a través del patio conduce a la escalera de acceso a la planta superior. La influencia indígena se manifiesta en el acceso de la entrada al elevarla sobre escalinata tomándolo del Templo del Sol de Calasasaya, y el patio hundido; y el mestizaje, en la combinación del ladrillo y la piedra en todas las fachadas.
La influencia del barroco español se aprecia en la fachada con la monumental portada en forma de retablo, que en su composición nos traslada a las construidas en aquella época, que parece inspirarse en la del Hospicio de San Fernando, actualmente Museo Municipal de Madrid. Eso sí en un lenguaje netamente indigenista en su concepción decorativa, las líneas curvas y onduladas son sustituidas por trazos rectos y angulosos, que se combinan con vanos trapezoidales con motivos escalonados y grecas de inspiración prehispánica, llamado fuertemente la atención el potente frontón partido, decorado con iconografía indígena, provenientes de las culturas Incas, Tiahuanaco, Chavín, Chimú y Moche, con tres motivos heráldicos.
Portada de la fachada principal, detalles del frontón y del escudo nacional sobre la deidad Viracocha. (Archivo del autor). |
Este tema heráldico queda reflejado en las fachadas principal y posterior; en la principal, en el frontón curvo central, se aloja el escudo nacional y sobre éste aparece la figura de Viracocha portando dos bastones, el escudo está dividió en tres cuarteles con representación de la riqueza del país en sus tres vertientes, animal, vegetal y mineral. Más abajo a la izquierda se encuentra el escudo de Manco Capec, hijos del Sol y creadores de mundo. El de la derecha está dedicado a Pizarro y Carlos V, en cuyo reinado el imperio Inca fue conquistado. En la fachada posterior se encuentran los escudos de Cuzco y Lima.
Toda la superficie de las fachadas, están salpicadas de figuras semi-naturales y aspecto netamente americano, pájaros estilizados, hombres y plantas y círculos entre grecas.
Existe en todo el edificio una serie de temas y motivos compositivos que tienen su origen en la transposición de motivos de la cultura preincaica. De las técnicas constructivas de esa cultura derivan algunos elementos como son los bloques megalíticos de forma poligonal y múltiples ángulos. El desconocimiento en esa época del arco obliga a cerrar los huecos con una sola piedra a modo de dintel, al objeto de reducir el tamaño de la pieza se disminuye el ancho del hueco en su parte superior dando lugar a ventanas y puertas trapezoidales con dintel monolítico.
Detalles de la decoración de las fachadas, con hombres, animales y figuras semi-naturales. (Archivo del autor y web de la Casa de la Ciencia) |
El tratamiento de los distintos elementos de las fachadas, presentan un aspecto barroco que nos recuerda a las construcciones coloniales peruanas, como la balaustrada de madera, que tuvo, realizados por la casa sevillana de Manuel Casana, que se encontraba sobre la amplia cornisa que circunda el edificio, los enmarques de los vanos, las gárgolas y la balconada de madera muy volada, cubierta de talla y cerradas por celosía; es quizás esta la aportación más limeña al barroco, siendo frecuente en las grandes casas, los patios circundados por arquería polilobulada y ricos artesonados de madera, en este caso de caoba peruana decorados con motivos prehispánicos, tomados de los tejidos y los casetones con el siempre presente signo escalonado.
Una de las balconadas tallados y cubiertos de celosía típicas limeñas, y detalles de los artesonados del pabellón (Archivo del autor) |
La fachada posterior, vista des de un ángulo, con los miradores de esquina, y frontalmente. (Postales de la época) |
La fachada posterior se sitúa a nivel del suelo, mientras la fachada principal se encuentra elevada sobre una escalinata, lo que origina que la primera se le añada una planta más, produciendo en este espacio cierta complejidad en las alturas y en las conexiones interiores, al contener una entreplanta. La portada es de clara inspiración colonial de Arequipa, situándose en el tercer piso un grupo de vanos trapezoidales con remates escalonados claramente incaicos, a los que se les añade en las esquinas miradores en forma de torre vigía de un fuerte, lo que le dan al pabellón carácter de arquitectura colonial, esta pieza fue ampliamente utilizada por los arquitectos españoles en las residencias señoriales del siglo XVIII en el Perú. En esta misma fachada y a ambos extremos, se le añadieron dos cuerpos cuadrados que se elevan en altura y de composición similar a la galería superior del patio, coronados por remates que simbolizan la forma de los cuchillos chimú.
En la portada de esta fachada se encuentran tallado los escudos de Lima y Cuzco. El limeño en el centro, de grandes proporciones, con las águilas y lambrequines que lo rodea tratados de forma plana, está rodeado de otros diez escudos en línea a ambos lados, sin talla, y sosteniendo sus garras los escudos de Francisco Pizarro y Carlos V. Más abajo, sobre el dintel de la puerta se encuentra el escudo de la ciudad de Cuzco. Es de destacar la bella rejería con dibujos de motivos indigenistas, que cierran los vanos de la planta baja.
Portada de la fachada posterior, y de talle de la heráldica de esta con los escudos de Lima y Cuzco. (Archivo del autor) |
El espléndido patio de original composición y de acertado y bello resultado, consigue un clima de severa solemnidad entre palacio y templo. Es de destacar el equilibrio conseguido en la composición de los vanos y los macizos con la arquería y la perfecta articulación de los ensambles. Si como hemos dicho antes, el hundimiento del patio hace referencia a las ruinas de Calasasaya, un posible antecedente del patio lo podemos encontrar en el claustro del ex convento de Acolman, donde los vanos superiores corresponden a las pilastras de la arquería inferior. La ornamentación es netamente neoindigenista de las culturas hispánicas y aborigen. Por la parte hispánica se aportan elementos del barroco peruano, como basas, fuste almohadillado, capiteles y cornisas, tratados de forma muy densa y plana. Los arcos de cortina de la planta baja recuerdan los neomudéjares del Palacio de Torre Tagle, que rematan con volutas de la cultura Chavín con forma de serpientes, y en la planta superior, sin embargo, los vanos tienen forma trapezoidal escalonados.
Distintos aspectos del patio durante la Exposición. (fotografías Arxiu Mas. Fundació Institut Amatller d'Art Hispànic y El avance de la provincia de Sevilla desde el 13 de septiembre de 1923) |
Por todo el patio se repiten los motivos escalonados, que también tenía puertas cruciformes de Tiahuanaco y trapezoidales de los incas, y los dobles y triples dinteles y pilares indios como los del Templo del Sol. En las ménsulas, frisos y capiteles había esculturas de la fauna peruana y en las basas de las columnas se esculpieron pájaros coriquenses, gato montés, las aves guaneras, el puma, los monos, las llamas, las vicuñas, las alpacas, variedad de carneros peruanos y el pelícano, que le dan al conjunto un aroma mágico, siendo los escultores Ismael Pozo y Isidoro de la Cruz Melo los encargados de ornamentación escultórica del pabellón.[29]
Al fondo se inscribe la escalera de dos tramos, de un solo arranque, para dividirse en dos en el segundo que, debido a las diferencias de cotas entre el patio y la fachada posterior, se le añade escaleras que descienden hasta el nivel de esta última fachada.
ANÁLISIS DECORATIVO E ICONOGRÁFICO.[30]
La aportación precolombina, se centra en motivos de formas geométricas, antropomorfas y religiosas que pasaremos a enumerar someramente, y que tomamos del estudio realizado por Amparo Graciani, en su obra “La Participación Internacional y Colonial en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929”, que lo hace con más detenimiento al tratar el pabellón peruano.
Este edificio reúne en su decoración uno de los lenguajes simbólicos más complejos de cuantos se construyeron para la Exposición, al incluir diferentes motivos culturales pre-incaicos, que abarcaba, además de la ornamentación escultórica realizada por Ismael Pozo e Isidoro de la Cruz Melo y que pasaremos a comentar a continuación, un muestrario de objetos decorativos como lámparas de maderas tallada por la casa peruana Sanguineti y Dasso, broces realizados por la casa Teranny Aguilar de Madrid y pinturas de Domingo Pantigoso y José Sabogal, dignas de mención.
Del análisis decorativo e iconográfico podemos destacar que en su mayoría están tomados de Tiahuanacu, en la fachada podemos ver las cabezas cuyos originales aparecen en las murallas del Templo Viejo de Chavín, o las serpientes de los arcos de la planta baja del patio copiadas del Lanzón, monolito existente en dicho templo.
Existen en los temas ornamentales del pabellón lo que se llama “ideografía ornamental” consistente en signos o símbolos que representan seres, animales o ideas, y que podemos dividir en Zoomorfas, Divinidades y Signos geométricos.
Ideogramas tallados con signos o símbolos que representan seres, animales o ideas, e imagen de un felino. (Archivo del autor y web Casa de la Ciencia) |
Entre los primeros, y uno de los más destacados por su profusión, fue el signo del cóndor, con el que se pueden agrupas múltiples variantes de ave de rapiña como halcones ó águilas representados con picos encorvados. Otro signo zoomorfo, es el del Puma y Wari-Wilka, el primero como animal felino, y el segundo cameloide o animal diurno, este apartado corresponde a animales cuadrúpedos. Por último, compartiendo este grupo de animales está el signo del pez, que simboliza el agua, la humedad, y cuya forma característica es un gran ojo con un dibujo trapezoidal que es la representación de las branquias.
Ideogramas ornamentales zoomorfos formados por aves como el cóndor o el águila, el puma y los felinos. (Ilustraciones tomadas de Cosmovisión Andina) |
La divinidad representada en los lugares más representativos del pabellón es Viracocha, dios creador de Tiahuanacu, cuya representación antropomorfa se caracterizas porque de su cabeza salen rayos que se convierten en animales como pumas, serpientes, cóndores. En cada mano Viracocha sostiene un cetro de distinta forma, esta imagen se toma de la que aparece en la Puerta del Sol de Tiahuanacu. Estas representaciones las podemos ver en los lugares más importantes del edificio como es en el escudo del frontón de la portada, y en los vanos del vestíbulo de acceso y de la escalera.
El último grupo corresponden a los signos geométricos, entre los que encontramos con más insistencia en la ornamentación de cualquier parte del edificio que es el signo escalonado como suma de ángulos ortogonales que representan la perfección y encarnan las fuerzas divinas, consistente en un ángulo ortogonal, con entrantes y salientes que se convirtió en el símbolo y emblema de las culturas pre-incaicas. Otros signos geométricos repartidos por el pabellón son el Astro con anillos concéntricos, el de la Tierra, Cielo y Luna, entre otros, y como principal elemento decorativo incaico utilizado fue la Cruz del Tahuantinsuyo.
Ideograma de Viracocha, y sus ubicaciones en el dintel de una de las puertas del vestíbulo y en la fachada principal tras el escudo de Perú. El signo escalonado utilizado en los arcos de la galería del patio y en los casetones del artesonado, y la Cruz del Tahuantinsuyo. (Ilustraciones de Cosmovisión Andina, y archivo del autor)
El neoindigenismo también está presente en los mosaicos de piezas de gres de 3x3 cms. que representan motivos incaicos en el suelo, y que aún se conservan en la entrada de la fachada trasera y en el sótano, reproduciendo dibujos de los mantos; así como los elementos decorativos como lámparas y yesería de los salones, e incluso el grupo de estatuas de indígenas que se encuentran en la escalera. Siendo quizás este conjunto de estatuas del rellano de la escalera, el núcleo con más simbolismo de toda la ornamentación del pabellón.
Mosaicos situados en el pavimento del sótano que reproducen dibujos de los mantos de Paracas. (Archivo del autor) |
En el frente y en el interior de una hornacina formada con el signo escalonado, se encuentra la estatua de la Alegórica de la Patria, con fuertes rasgos indígenas y de gran hieratismo, ataviada como una sacerdotisa, la cual se encuentra protegida sus espaldas por un poderoso jaguar o cóndor (según algunos expertos). Para la realización de esta escultura, Piqueras se sirvió de su esposa Zoila Sánchez-Concha, como modelo, estando previsto portara en su mano izquierda un báculo con el símbolo del Sol, como bastón de mando. En el vano de la hornacina, coronado el dintel se encuentra la cabeza de Viracocha, del que salen las enormes alas desplegadas de un cóndor.
Más abajo, a ambos lados de la Patria, arrodillados se encuentran dos figuras, la de la derecha La Ñusta, representa a la mujer india y la izquierda El Conquistador, que representa al hombre, con un claro simbolismo del mestizaje componente, esencial de la nación peruana.
El grupo escultórico de la escalera compuesto por las esculturas de La Patria, El Conquistador y La Ñusta. (Archivo del autor) |
El conjunto escultórico de la escalera, con La Patria de perfil, durante la Exposición, y la esposa de Piqueras como modelo de ésta. (Ilustraciones Vínculos artísticos entre España y Perú 1892-1929) |
Este espacio del hueco de la escalera se completa con un bello artesonado en el techo con dibujos indigenistas, inscribiéndose los casetones de escayola en la Cruz del Tahuantinsuyo y colgando del mismo una impresionante lámpara con motivos preincaicos.
SU DISTRIBUCIÓN Y LOS CONTENIDOS.[31]
Según el informe que el Comisario Francisco Graña realizó al Ministro de Relaciones Exteriores de su país, el 3 de septiembre de 1930,[32] el edificio se componía de planta sótano, planta baja y primer piso o superior.
El sótano constaba de un gran hall, que correspondía al de la fachada posterior, cuatro escritorios, dos corredores, cuatro grandes salones laterales, tres centrales, oficina de teléfono, distribuidor de luz, sala de mecánica, calefacción, depósito y bomba de agua, servicio sanitario, etc.
La planta baja, abarcaba un gran patio central rodeado de corredores, siendo la estructura de ladrillos, los pisos de mármol, las columnas y arquerías de piedra artificial, las paredes estucadas, con cuatro inmensos salones y dos pequeños. Estando tanto el exterior como el interior ricamente ornamentados, decorados con pinturas y esculturas.
En el piso superior, la parte posterior tenía tres departamentos con diez habitaciones, con cocina, baños y otras dependencias; y en las partes anterior y laterales, estaban ocupados por diez salones para exhibiciones circundados por una galería. En la azotea se habían construido habitaciones para los empleados y depósitos.
Por el periodista peruano Felipe Sassone Suárez, sabemos que el pabellón tenía once salones de 17 x 17 m., repartidos en dos plantas, que se situaban alrededor del patio central.
Plano de la planta baja y sótano, firmado por Manuel Piqueras y fechado en Lima el 17 de febrero de 1927. (Archivo Municipal de Sevilla) |
Corte transversal del Pabellón de Perú. (Ilustraciones revista Aparejadores nº 21, marzo 1987) |
A ambos lados de vestíbulo principal, se encuentran las dos salas que fueron ocupadas por la Sección de Arqueología, en ellas el Museo Arqueológico presentó una colección de obras precolombinas compuestas por un total, 1.380 piezas divididas en las tres épocas de la prehistoria nacional, correspondientes a las culturas Chavín, Paracas, Muchik, Nazca, Inca, Andina y Chancay.
De Chavín se mostraba una réplica del obelisco de Chavín, cuadros del lanzón y un cuadro de la figura del jaguar. De Paracas: seis fardos que contenían momias imperiales con indumentarias bordadas y adornos de oro, plumas y conchas, un esqueleto del hombre paracas, dos mantos de lana con figuras bordadas de seres mitológicos, una copia en colores del manto calendario, ejemplares de cerámica, y dos maquetas que ilustran las secciones arqueológicas exploradas en el yacimiento de Paracas.
De la cultura Muchik, se exhibieron 423 ejemplares de cerámica y diez y siete cuadros pintados que ilustran los tipos humanos muchik y chimú. De la de Nazca: una olla funeraria, 319 ejemplares de cerámica, ocho collares de conchas, un cuadro que ilustraba el tipo de mujer de nazca y tres maquetas de tumbas.
De la época Incaica, una momia, un esqueleto humano armado, diversos enseres de uso cotidiano, ejemplares de cerámica, objetos de plata, cobre, piedra y hueso. De la cultura Chincha: objetos de madera tallada y ejemplares de cerámica. De la Andina: un cráneo trofeo, un manto recamado de plumas, útiles de tejidos e hilado, ejemplares de cerámica y dos maquetas de tumbas y zonas arqueológicas de Kopara y Nazca. Y de la cultura Chancay: ejemplares de cerámica, 254 muestras textiles con fragmentos de tejidos de lana y algodón de diversas técnicas y estilos de la costa peruana. Además, se incluían en la colección dos cabezas humanas reducidas de jíbaros.
Entre los dioramas expuestos, uno reproducía el Templo del Sol del Cuzco; y en otro se mostraba un desfile del cortejo imperial incaico donde el Inca era portado sobre andas con el turbante multicolor.
Esta importante exposición relativa al yacimiento de Paracas, fue la primera vez que se mostraba al mundo, realizándose al mismo tiempo en el Pabellón de Perú, y en el Museo de Arqueología Peruana en Lima, ya que, tras el descubrimiento del sitio por Julio C. Tello y de la excavación entre 1927 y 1928 de más de 400 fardos funerarios, era la primera ocasión en que se pudo mostrados al público. También se exponían en estos salones obras de arte de la época colonial.
Hasta fechas recientes, y procedente de esa exhibición, se mostraba en el Museo de América de Madrid, una de estas momias con parte de su ajuar y unos mantos de estilo linear y con la representación del “Ser oculado” y del “Felino oculado” tan característica de Paracas.[33]
Esta exhibición de objetos arqueológicos, fueron mostrados en vitrinas adquiridas a la casa Eggers de Alemania, para el Museo de Arqueología Peruana de Lima, para su adquisición fueron votadas 7.000 libras peruanas.[34]
Uno de los fardos funerarios y mantos de los exhibidos en el Museo de América. (web Ministerio de Cultura. Museo de América) |
En el patio, a la derecha, se encontraba el Salón Principal, utilizado como Salón de Actos, era de grandes dimensiones y se hallaba presidido por el cuadro al óleo de gran tamaño de Pizarro a caballo, bajo un dosel, realizado por Daniel Hernández Morillo, flanqueado por los del Rey Alfonso XIII y el presidente Leguía, más pequeños, todos ellos ocupando uno de los testeros menores.
Otro de los cuadros destacados, que se encontraban esta sala, era un bello óleo del pintor sevillano Bartolomé Estaban Murillo que representaba a Santa Rosa de Lima, actualmente en el museo madrileño de Lázaro Galdiano.
Los muros se hallaban interrumpidos con huecos y hornacinas formadas por el signo escalonado coronado por arcos en el que se inscribe una concha, sobre la que descansa una bóveda de crucero vaída, cubriéndose el pavimento con alfombras con diseños precolombinos realizadas en Cotahuasi, al igual que las lámparas de madera tallada y el mobiliario, lo cuales se inspiraban en la misma estética, siendo el autor de ellos Alberto Valli de la Escuela de Artes y Oficios de Lima.
En otros salones de la planta baja, se instaló una muestra de distintos artistas peruanos contemporáneos, pues además de la participación de Ismael Pozo, Domingo Pantigoso, Isidoro de la Cruz Melo Huamamí, Alberto Valli y José Sabogal, en la ornamentación de las salas, patio y exteriores, otros pintores y escultores expusieron sus obras en estas salas como José Sabogal, Daniel Hernández, Herminio Arias de Solís, Camilo Blas, Héctor Spiers, Wenceslao Hinostroza, Ricardo Flores Quintanilla, Laura Zegarra e Isabel Morales Macedo, y esculturas de Raúl Pró Arteaga, entre otros.
Algunas obras expuestas fueron de Ignacio Merino Muñoz: La lectura del Quijote y Colón ante los sabios de Salamanca; de Francisco Laso de los Ríos, El alfarero y La justicia, de Carlos Jiménez Saco El traspatio de mi casa; de Camilo Blas, dos obras de pequeño formato; de Isabel Morales, La gitana, y de Paúl Pró, bustos de escayolas.[35]
Estos autores de una manera u otra estuvieron vinculados con España, finalizando aquí esta etapa en que el arte peruano estuvo muy unido al español, al ser un reflejo del régimen sustentado por el presidente Leguía con su proximidad a España a fin de permanecer en el poder.
El escultor valenciano Ramón Mateu, también presentó cinco bustos de indios: Cantuta, El pongo, El aymará, El amauta y La pasña, tomados de su reciente viaje al Cuzco, en los que representaban a personajes contemporáneos y cotidianos de la región
La pasña, de Ramón Mateu. (Revista Variedades. abril 1927) |
Este mismo autor, realizó el Busto de Leguía para la Biblioteca, situada en esta planta en el salón angular derecho, que contenía una colección de 300 libros editados especialmente para la ocasión encuadernados todos iguales, que comprendía el periodo correspondiente de 1873 a 1929, que abarcaban diversas temáticas y aspectos como la agricultura, veterinaria, comercio, política, relaciones exteriores, estadística, geografía, etc., y junto a la biblioteca el despacho de la Dirección del pabellón.
Despacho de la dirección del pabellón y Biblioteca. (Revista Mundial enero-1930) |
Ambos espacios cubrían sus pavimentos con alfombras con diseños precolombinos realizadas en Cotahuasi, al igual que el mobiliario, diseñado con la misma estética, por el profesor de Escuela de Artes y Oficios de Lima Alberto Valli.
Volúmenes de la biblioteca editados especialmente para la ocasión encuadernados todos iguales, que actualmente aún se conservan. (Exposición Perú en Sevilla 1929) |
La Sección de Minería ocupaba dos amplias salas de la plata alta, que estuvieron a cargo del ingeniero Alberto Jochamowits Moses, donde se manifestaban la gran riqueza mineral del país. Con esta exhibición se pretendía dar a conocer lo privilegiado del subsuelo de aquel país, con muestras de minerales como el oro, plata, cobre, zinc, petróleo, carbón y los más modernos y preciados como el bismuto, vanadio y tungsteno.
Salas de la Sección de Minería, donde se mostraban una gran variedad de minerales, y en la parte superior, los frisos realizados por José Sabogal. (Revista Mundial enero 1930) |
Mediante mapas, gráficos y dioramas representaban las principales explotaciones de yacimientos mineros del país y la variedad de estos que enterraba, además de objetos de orfebrería en plata e información gráfica de la producción, incluyéndose la reproducción de un lavadero de mineral de la época virreinal y un pozo de perforación petrolífera. Así mismo, en una de las salas se instaló una reproducción de los hornos utilizados en tiempos de Atahualpa para fundir el oro y la plata.[36]
Uno de estos salones fue decorado con ocho paneles, a modo de friso en la parte superior de los muros, ejecutados por el pintor José Armando Sabogal Diéguez (Cajabamba, 188-Lima, 1956), con temáticas inspiradas en el periodo inca, a modo de vasos ceremoniales indios, llamados Kero, que perduraron durante el virreinato y que unían las tradiciones españolas e indígenas en el arte popular.
Realizados al temple sobre lienzo, las figuras muy coloristas eran planas y esquemáticas, presentadas de forma frontal, atendiendo a distintos temas como Soldados del Inca, La metalurgia, El Inca, Los artífices, Las acllas, el Inca y Mama Ocllo, Los pescadores, etc., de los cuales se conservan cuatro en el Museo de la Nación.
Paneles de Las acllas (Museo de la Nación), Los artífices y Los pescadores (Revista Variedades julio 1929) |
En el de Los artífices, representaban a maestros indígenas cincelando una escultura de oro. Y en de Manco Cápac y Mama Ocllo, el primero aparece con el báculo con que fundó el imperio, y su esposa-hermana, con una rueca y un copo de lana en cada mano, instrumento para la confección de textiles; estos a su vez eran acompañados por un puma y una vicuña respectivamente. De fondo se vislumbran unas montañas y unas construcciones incaicas de piedra, y representaciones de un cóndor y la flor cantuta.
Panel del Manco Cápac y Mama Ocllo. (Museo de la Nación en Lima) |
Se completaba la decoración con dos muebles a modo de escultura de madera, que representaban a indígenas sentados, sirviendo sus piernas como soporte a muestras de minerales, y la colocación en el centro del salón, de unos expositores en madera reproduciendo modelos incaicos.
El guano era un producto que recibía especial atención, facilitándose muchos datos y aves disecadas guaneras, habiéndose recreado una isla artificial guanera con todo tipo de detalles.
En esta planta también se ubicó la Sala de la Platería, con valiosos objetos cincelados y repujados, como se realizaban en las escuelas de este tipo llevada por los españoles allí, donde se encontraba expuesta la bandeja de oro cincelado que sería regalado al Rey Alfonso XIII.
Otros salones acogían la Sección dedicada a la Industria Textil, donde además de los muestrarios de estos productos, se exponían animales disecados de vicuñas, alpaca, llama y merinos peruanos, importados estos durante el virreinato, que fueron mezclados con ejemplares australianos, ingleses y franceses, que producían una lama muy apreciada en el mercado anglosajón. Además de una reproducción de la granja oficial de Puno, completándose esta exhibición con algunos ejemplares vivos de estos animales que podían verse en los jardines del exterior del pabellón.
Dos vistas del salón de la Sección de la Industria Textil, donde se aprecian alpacas y vicuñas disecadas. (Ilustraciones revista Mundial enero 1920 y del catálogo de la exposición Perú en Sevilla 1929) |
Las paredes de estas salas se encontraban decoradas con paneles realizados por el pintor Manuel Domingo Pantigoso (Arequipa, 1921-Lima, 1991), que había sido elegido para que completara la ornamentación pictórica del pabellón, el cual realizó, a través de un lenguaje vanguardista, seis paneles que decoraron las salas de esta sección. En uno aparecía el monolito Bennet de Tiahuanaco, acompañado de dos hombres que tocaban un instrumento con ponchos de dibujos precolombinos. En otro un hombre sostenía un báculo como símbolo de poder, y en otro unas balsas sobre el lago Titicaca.
La diferencia entre la pintura de Sabogal y Pantigoso se encontraba en que mientras el primero recurría al pasado incaico, éste último, se decantaba por el campesinado contemporáneo al que le añadía elementos precolombinos.
Panel con el monolito Bennet de Tiahuanaco pintado por Domingo Pantigoso. (Ilustración revista Mundial, enero 1930) |
En el sótano, parte del pavimento reproducía dibujos de motivos Paracas realizados con mosaicos valencianos, siguiendo este mismo diseño las vigas de algunos de los salones y espacios del pabellón, que fueron realizados por Domingo Pantigoso, cuyo artista se inspiró en la cultura nazca, a través de ser mítico de figuras antropomorfas, en cuyos diseños posiblemente interviniera el arquitecto autor de pabellón.[37]
En los salones de esta zona se encontraban las Secciones dedicadas a la Agricultura y la Pesca, que exhibía en vitrinas productos de la montaña, muestras de la agricultura, de la marina y de la costa. De los primeros más de 500 clases de maderas, caucho, fibras, tabaco y productos tropicales y de los Andes. También se instaló un pequeño museo de historia natural con vistosas aves, leopardos y monos disecados, y un acuario con peces de los ríos y lagos. Así mismo se mostraban diferentes tipos de maíces, trigos, algodón, azúcar, etc.
En otra sección se podía ver productos industriales como tejidos de lana y algodón, cueros, alfombras, jipijapas, cerámica, productos químicos, etc.
También se instaló una maqueta de las obras de regadío hechas en el Valle del rio Piura, que exigió para su construcción la excavación de un túnel en la montaña de sesenta kilómetros de longitud; así mismo también había maquetas con plantaciones de caña, café y tabaco. Se expuso asimismo una maqueta de la Universidad Central de San Marcos.
LA INAUGURACION.[38]
El 10 de mayo de 1929, el día siguiente de la inauguración de la Exposición, SS.MM. los Reyes D. Alfonso y Dª. Victoria Eugenia, acompañados de las infantas doña Beatriz y doña Cristina, el infante D. Alfonso, el presidente del Gobierno general Primo de Rivera y ministros de su gabinete, visitan el pabellón siendo recibidos por el Ministro Plenipotenciario del Perú y Delegado Especial de dicho país, Eduardo Leguía; Comisario del pabellón Francisco Graña, y la esposa e hijas de éste, las cuales hicieron entrega a la Reina e infantas, de sendos ramos de flores; también se halaban el Delegado Eduardo Swayne Argote; el arquitecto autor del edificio Manuel Piqueras; el escritor y periodista peruano Felipe Sassone; el Cónsul en Sevilla Guillermo Shaw, todos los miembros de la comisión y una numerosa representación de la colonia de aquel país. A la entrada de los Reyes, la Banda Municipal interpretó las Marcha Real y el himno del Perú, mientras en los mástiles ondeaban las banderas española y peruana, habiéndose instalado en la escalinata de acceso alfombras y tapices de Cotahuasi.
S.M. el Rey Alfonso XIII abandonando el pabellón tras su inauguración el 10 de mayo de 1929. |
En el pabellón, aunque las obras habían terminado en su mayor parte, quedaban pequeños remates por terminar, y como prácticamente la totalidad del material a exponer aún no había sido enviado, solo se abrieron algunas salas instalándose los pocos objetos traídos por Graña en su viaje de incorporación, situándolas en el Salón Principal, donde se expusieron una montura antigua con cueros tejidos, curiosas pieles, alfombras y tejidos fabricados por los indios, siéndole regalada a la Reina unas pieles de vicuña; maravillándose SS.MM. de la belleza del patio central. También se informó de la entrega durante la Semana del Perú, de un magnífico regalo a S.M. el Rey, consistente en una bandeja con el escudo de España en el centro, rodeado por los veinte países americanos realizado en oro y plata, de 60 cm. de diámetro.
Con esta visita oficial de los Reyes, el pabellón quedó inaugurado, pero solo visitables algunas de las salas de la planta baja y el patio, abriéndose al público el 19 de octubre de 1929, con todas sus salas ya montadas y en la que lo expuesto fue totalmente de carácter público, no existiendo presencia del sector privado, quizás debido a la falta de respuesta por parte de los particulares, ya que la Comisión, hizo llamamientos para que sociedades científicas, comerciantes, industriales, agricultores, artistas y todos los peruanos que lo quisieran contribuyeran al éxito de la concurrencia, eso sí, con el pabellón ya inaugurado, teniendo previsto que los objetos a exponer tanto de carácter oficial como privado lo estuvieran en el mes de octubre.[39]
El 18 de octubre, día previo a la apertura total del pabellón, tuvo lugar la bendición del edificio por parte del Cardenal Arzobispo de Sevilla Eustaquio Ilundain, celebrándose una misa en el Salón Principal donde se instaló un altar delante del cuadro de Santa Rosa de Lima, obra de Murillo, que estuvo escoltado por un piquete de la Guardia Civil peruana, tras la cual se llevó a cabo el solmene acto de bendición, al cual acudió la delegación peruana al completo, acompañada por familiares, y autoridades civiles y militares de la ciudad y de la Exposición, así como representaciones de hermandades de penitencia de Sevilla, de cuya Semana Santa era el Comisario un entusiasta, habiendo sido admitido como hermano de la Hermandad del Stmo. Cristo de la Expiración de Triana.
LA EXPOSICIÓN.[40]
El 18 de febrero de 1929, Francisco Graña, vicepresidente de la Cámara de Diputados y presidente de la Comisión peruana encargada de la concurrencia en la Exposición, acompañado de su esposa Enriqueta Garland e hijos, llegaron a Sevilla en el vapor Orazio, llevando algunos objetos para su exhibición en el pabellón, pero ante el aplazamiento de la apertura de la Exposición, debido al fallecimiento de la Reina madre María Cristina, decidió embarcarse en el mismo barco con dirección a París, no regresando a Sevilla hasta el 27 de marzo, a fin de incorporarse a los trabajos organizativos de dicha representación,[41] como Comisario General del pabellón, alojándose en él, con la intención de que fueran enviadas, la mayor parte de la colección de objetos a exponer, en el mes de julio en un barco peruano.[42]
La falta de material expositivo, que obligaba a tener cerrada prácticamente todas las salas del inmenso pabellón, hicieron que pocos días después de la visita de los Reyes al pabellón, el Comisario General Francisco Graña, tuviera que desplazarse al Perú para traerse la valiosísima sección de arqueología incaica, única en el mundo, así como las de agricultura, minería en industrias, a la vez que se nombraba al Cónsul de Perú en Cádiz, J. M. Macedo, miembro de la Delegación Peruana y Administrador General del pabellón, teniendo previsto el regreso del Comisario a mediados de agosto.[43]
Pero el regreso se dilató un mes más, y no fue hasta mediados de septiembre cuando, en el vapor “Colombo”, llegara a Cádiz la delegación peruana al completo encabezada por el Comisario al que acompañaban, Enrique Swayne, diputado por Cañete, como Delegado; los Drs. Clemente Palma de la Sección de Bibliografía, y Carlos Rospigliosi encargado de la Sección de Arqueología e Historia Natural; el Director de Aguas e Irrigación, Guillermo Rodríguez Mariategui encargado de la Sección de Agricultura; A. Jochamowitz de Minería; el Director de Fomento Enrique Zegarra y el coronel W. Stordy encargados de Comercio e Industria; de Pintura, Escultura y Bellas Artes, Daniel Hernández y Guillermo Salinas; Bibliografía informativa y Administración el Dr. Eduardo Garland; Percy Gibson de las obras literarias,; y de Fotografía y Artes Gráficas René Dubreuil, además también les acompañaron la srta. Angélica Palma, escritora; los periodistas J. Manchego y J. Valencia, el compositor Teodoro Valcárcel y el administrador C. Andrade; así como dos oficial, tres suboficiales y diez números de la Guardia Civil peruana y una sección de Seguridad de éste país.
En el mismo barco, fueron embarcados también 500 bultos con todos los objetos de la exposición, como muestras de minerales de oro, plata, cobre, plomo, vanadio, etc.; ricas maderas; hierbas medicinales; ovejas, llamas, alpacas y vicuñas disecadas; abono natural de huano; alfombras y tejidos de cashemir y más de mil objetos arqueológicos de las culturas precolombinas e incaicas, además de varios ejemplares vivos de vicuñas y llamas peruanas, productoras de las mejores lanas.[44]
Esta tardanza en el envío de la muestra expositiva, produjo que la Semana dedicada al Perú,[45] que estuvo en principio fijada para la semana del 10 de octubre, que coincidiría con el 12 Día de la Raza, quedara en suspenso, y cuando el 25 de agosto se fijan nuevamente las Semanas Americanas, la asignada a Perú, pasó a la República de Cuba, no apareciendo en dichas concesiones ninguna dedicada a representación peruana.[46]
Ello dio lugar a que la Semana peruana no llegara a celebrarse como tal, si no, que tuvieron lugar una serie de actos y fiestas organizadas por la Delegación de dicho país que se iniciaron con la bendición del pabellón por el Cardenal Ilundain, el 18 de octubre, abriéndose al día siguiente todas las salas, ya debidamente instalado el muestrario de objeto a exhibir al completo, concluyendo con una fiesta organizada el 30 de dicho mes.
Según Fernando Villegas, Felipe Sassone dio una serie de conferencias sobre diferentes temas históricos del Perú desde los primeros incas hasta nuestros días, de las guerras civiles de la República comparada con las demás guerras civiles de Hispanoamérica, así como del estado en ese momento del Perú y del presidente Leguía,[47] aunque no hemos encontrado ninguna reseña en los diarios locales anunciando dichas conferencias.
El día 24, los Reyes visitaron el pabellón con sus ricos contenidos ya instalados, les acompañaban sus hijos los infantes, don Jaime, doña Beatriz y doña Cristina; así como los infantes don Carlos y doña Luisa y sus hijas doña Mercedes y doña Dolores, y personal palatino; siendo recibidos por el Ministro del Perú, Leguía; Comisario Francisco Graña; Delegado, arquitecto del pabellón y toda la delegación peruana, además del jefe del gobierno, general Primo de Rivera, Director de la Exposición, Cruz Conde, miembros del Comité, Gobernador Civil, Mora Arenas, y un número importante de invitados. Rindiendo los honores a su llegada una sección de la Guardia Civil peruana, mientras la sección de la Seguridad del Perú, custodiaban cada una de las salas.
SS.MM. los Reyes Don Alfonso y Dña. Victoria Eugenia durante la visita realizada al pabellón el 24 de octubre. (Ilustración Alfonso XIII y la E.I.A. de Sevilla de 1929) |
Tras la entrada de SS. MM., en el patio, fueron interpretadas la Marcha Real y el Himno de Perú, por una banda de música militar, para seguidamente realizar una detenida visita a todas las instalaciones.
Cuando llegaron a la sala donde se exponían los trabajos en plata realizado por los indios, el Comisario del pabellón, le hizo entrega a D. Alfonso, en nombre del presidente Leguía, de una bandeja de oro macizo de 21 kilates de 60 centímetros de diámetro, repujado, con el escudo de Carlos V con la leyenda “Cuando el Sol no se ponía en los dominios de la madre patria”, habiendo tenido un coste superior a las 100.000 pts. Se completaba con un artístico estuche de caoba, cuya tapa estaba bellamente tallada. Quedando estos objetos expuestos en la sección de plata repujada hasta la clausura de la Muestra.
El plato había sido cincelado a mano por el artista cuzqueño Juan Julio Lanao, descendiente de reconocidos orfebres nacionales, siendo éste un encargo personal del presidente Leguía; también el Comisario Francisco Graña, le ofreció otro regalo, consistente en un caballo peruano disecado con apero criollo. En la sala de las lanas, le fue regalada a la Reina, con motivo del cumpleaños que celebrara ese día, una vicuña, igual que las ofrendas que hacían los incas a sus reyes.
Bandeja y tapa del estuche regalo del Perú al Rey Alfonso XIII. (Ilustración revista Mercurio octubre 1929) |
El 29 de octubre el ministro de Perú, Eduardo Samuel Leguia Salcedo, ofreció una cena de gala a SS. MM. los Reyes, que fueron recibidos en la puerta del pabellón por el citado ministro, y la delegación peruana en pleno, asistió también el general Primo de Rivera, presidente del consejo de ministros, miembros del cuerpo diplomático hispanoamericano, y autoridades de sevillanas, dando escolta de honor la Guardia Civil peruana, en traje de gala.
Tras la cena, en la que disfrutaron de sabrosos potajes, y los discursos, en los que se brindaron por ambos países, el presidente Leguía y los Reyes, hubo una actuación de música y baile incaico a cargo de las hijas de los componentes de la Comisión peruana, vestidas con trajes de indias, un concierto de música con la intervención del compositor Teodoro Valcárcel Caballero que interpretó sus composiciones, y baile general a cargo del sexteto del maestro Font.[48]
Al día siguiente se celebró una espléndida fiesta con baile y cotillón en el patio del pabellón, que fue animada por dos orquesta, la cubana Bellamar y la sevillana Ibarra, a la que asistió el infante don Jaime, en representación de los Reyes que no podían asistir por estar de luto, y los infantes don Carlos y doña Luisa; los capitanes Jiménez e Iglesias, el capitán de la Carabela Santa María, teniente de navío Julio Guillén, y un número considerable de miembros de la alta sociedad sevillana, así como el Ministro del Perú y todos los miembros de la delegación de aquel país acompañados por sus familiares.[49]
Otro evento destacado fue la imposición de la Medalla de la Paz a la señora Enriqueta Garland de Graña, esposa de Francisco Graña, a cargo de la infanta doña Isabel por encargo del Rey.[50]
La esposa del Comisario, durante la Guerra de Marruecos, participó activamente, creando una Junta en su país para la recaudación de enseres, pertrechos y fondos, para las tropas españolas que combatían en el norte de África. Enterado el general Primo de Rivera de estos hechos, pidió al Consejo de Ministros le fuera concedida la Medalla de la Paz de Marruecos, instaurada en 1927 para conmemorar la victoria sobre las harkas rifeñas, y premiar no solo a los militares que tomaron parte en la contienda, sino también a los civiles que colaboraron en la campaña.
La condecoración le fue concedida a la vuelta del general Primo de Rivera a Madrid; con tal motivo, el 11 de noviembre el Comité de la Exposición ofreció una cena a la homenajeada, Enriqueta Garland, en el restaurante Andalucía, situado dentro del recinto de la Exposición, a la que asistió lo más granado de la sociedad sevillana, además de los miembros del Comité, los delegados de los países concurrentes y autoridades locales.
El 21 de dicho mes, le fue impuesta la referida condecoración por la infanta doña Isabel, por orden expresa del Rey. El acto tuvo lugar en el Salón de Actos del pabellón, en presencia del Cardenal Arzobispo de Sevilla S.E.R. Eustaquio Ilundain, los infantes don Carlos y doña Luisa, Gobernador Civil, Alcalde, Director de la Exposición, la delegación peruana al completo y numerosos invitados, encontrándose entre ellos los aviadores Larri Borge y Challe.
Según el Comisario General Francisco Graña, el pabellón fue visitado durante dos meses por 200.000 personas, y en un día se llegó a contabilizar 14.000 visitantes.[51]
El 10 de diciembre, marchan de Sevilla el Comisario Francisco Graña y el Delegado Enrique Swayne, con sus respectivas familiar, a fin de embarcar el día 17 en Vigo con destino a Perú. Esta marcha se debía a los cargos que ostentaba el Comisario en su país, ya que era, además de diputado, vicepresidente de la Cámara, debiendo asistir a las labores legislativas a partir de enero, teniendo el propósito de volver para la primavera y permanecer hasta la clausura del Certamen, intención que no pudo cumplir debido a los cambios políticos que se produjeron en su país durante los siguientes meses.[52]
Con la marcha del Comisario Francisco Graña, es nombrado encargado del pabellón, hasta el cierre de la Exposición, el arquitecto autor del mismo Manuel Piqueras Cotolí.
TRAS LA CLAUSURA DE LA EXPOSICIÓN.
El Jurado Superior de Recompensas en 1930, concedió diversas recompensas entre ellas a los pintores Daniel Hernández y Wenceslao Hinostroza; y a Manuel Piqueras,[53] el Gran Premio de la Exposición, por el diseño del pabellón y el grupo escultórico La Patria, siendo declarado el 22 de julio, hijo adoptivo de la ciudad de Sevilla, regresando a Perú, junto a su familia, tras la clausura de la Muestra donde continuaría con su labor docente en la Escuela de Artes y Oficios de Lima, y artística realizando nuevos proyectos.[54]
Con su marcha, junto a la representación oficial de su país, entrega al auxiliar de contabilidad Antonio González, empleado de las oficinas del Comité español, el pabellón, en contra de las decisiones de los gobiernos de los otros países, que habían designado a sus respectivos cónsules, para que se hicieran cargo el edificio y de la devolución de los objetos expuestos. Esta decisión tan arbitraria se debió a las malas relaciones existente entre el arquitecto y el Cónsul en Sevilla, que dio lugar a la protesta de este último, Guillermo Shaw y Rodríguez de Carassa, ante el Ministerio de Relaciones Exteriores peruanas, siendo admitida sus quejas haciéndole cargo del pabellón, conminando, el 13 de septiembre de 1930, a Antonio González a que lo abandonara ya que residía en él.[55]
Con el ello, el cónsul Shaw, tuvo que hacer frente al gran número de deudas que había contraído la Comisión peruana durante la construcción y desarrollo de la Muestra, que entorpecería su trabajo, el de sus sucesores y de legación madrileña durante años.
El 12 de enero de 1928 el Pleno del Ayuntamiento hispalense,[56] había acordado ceder la parcela asignada por la Comisión Permanente de la Iberoamericana al Perú, con la única condición de que, una vez concluida la Exposición, se comprometía a que el edificio sería destinado a fines culturales, exposiciones comerciales y labores del Consulado del Perú en Sevilla. Se limitaba el plazo de ocupación por el gobierno peruano de dicho terreno por 75 años, y en el apartado 17 se establecía que dicho terreno no podía ser objeto de arriendo ni de cesión.
Pero a pesar del éxito que tuvo el pabellón, tanto por su arquitectura como por los objetos arqueológicos que exhibía, sobresalieron los problemas de financiación y desorganización, tanto en la construcción del edificio como con los problemas para el envío de los objetos a exponer, su retorno y las deudas contraídas con proveedores y la empresa constructora. Parte de la deuda no fue saldada por el gobierno peruano, y pasaron muchos años hasta que la mayoría de los objetos fueran devueltos.[57]
El gobierno peruano le adeudaba a la sociedad constructora de José y Eduardo Anduiza de Bilbao, la suma de dos millones doscientas mil de pesetas; con el propósito de saldar esta deuda impagada, veinte años después, el 16 de julio de 1949, durante el gobierno de facto del general Manuel A. Odria, se suscribió un protocolo entre el Ministro de RR.EE del Perú y el Embajador de España en Lima, por el que “…….. El Gobierno del Perú hace Cesión al Gobierno de España, de la totalidad de sus derechos sobre el Pabellón del Perú en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, y el gobierno de España, asume, por su parte, la obligación de cancelar en su totalidad el crédito existente por la construcción del referido pabellón, a favor de la Sociedad constructora José y Eduardo Anduiza de Bilbao y queda subrogado, así mismo, en cuanto otros derechos u obligaciones puedan afectar al Gobierno del Perú en relación con los citados: censo y edificio …”.[58]
El 14 de abril de 1958 se inauguró la 1ª Feria Oficial Nacional de Muestras de Sevilla, ocupando el terreno y los edificios de los Jardines de San Telmo, siendo su director técnico Francisco Sánchez-Apellaniz,[59] que durante la Exposición ostentó el cargo de Secretario General de la misma, y posteriormente desde 1961 se ubicaría en el mismo recinto la Feria de Muestras Iberoamericana, que permanecería hasta 1981, cediéndose parte del pabellón al Comité de la Feria como sede oficial de dicho organismo, siendo utilizado el edificio como pabellón expositor, con instalaciones de Correo, Caja Postal y Telégrafo; empresas publicitarias y en la planta baja el Pabellón Nacional de Derivados, reduciéndose el espacio que ocupaba la legación consular de Perú, ubicándose en la fachada posterior.
Cartel de la 1ª Feria Oficial Nacional de Muestras (web Feria y Carteles), y plano del pabellón con la distribución de las salas durante la Feria de Muestras. (web Todocolección) |
Tras el traslado de la Feria, en la década de los ochenta del mencionado siglo, se realizaron trabajos de restauración para ser sede de la Estación Biológica de Doñana, produciéndose como hecho más destacable el cerramiento del hueco del patio, protegiendo de esa manera de las inclemencias meteorológica los elementos decorativos.
En 2008 fue inaugurado, en este mismo edificio, La Casa de la Ciencia de Sevilla, dependiente de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y cuyo objetivo es hacer llegar a la sociedad el conocimiento obtenido en los institutos públicos de investigación.
Del 31 de mayo al 28 de agosto de 2011, se instaló en el pabellón, una exposición titulada Perú en Sevilla 1929. Un viaje a la Exposición Iberoamericana, en la que se mostraban muchos de los objetos que se expusieron en el pabellón durante la Exposición, incluso en las mismas salas.
De acuerdo con el convenio firmado entre los gobiernos peruano y español, estos objetos, que habían permanecidos embalados en los almacenes del pabellón, y alguno otros expuestos en el Museo de América de Madrid, fueron entregados a las autoridades del país andino en 2013, terminando así su larga estancia de casi noventa años en nuestro país.
La última intervención en el pabellón tuvo lugar entre 2017 y 2018, cuando el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, promovió trabajos de conservación y restauración de las fachadas, cuyo proyecto fue dirigido por el arquitecto Manuel Romero Romero, siendo adjudicada a la Compañía Internacional de Construcción y Diseño S.A.U., que contrató a Dédalo Bienes Culturales para estos trabajos.[60]
Una de las salas de la exposición Perú en Sevilla 1929. Un viaje a la Exposición Iberoamericana con las vitrinas originales que se exhibieron en el Pabellón de Perú durante la Exposición, recientemente restauradas.
En resumen, el Pabellón de Perú es un experimento "neoindigenista", en el que su autor, introduce elementos coloniales españoles, como las balconeras inspiradas en el Palacio del Marqués de Torre Tagle, con elementos de reminiscencias mudéjares, siendo posteriormente reproducido en el Palacio Arzobispal de Lima. Por otro lado, la portada se inspira en la Escuela de Bellas Artes de Lima del mismo arquitecto, un español que acumulo experiencia trabajando en Perú, mezclando elementos andaluces como el ladrillo visto con decoración peruana, normalmente en piedra, materializando el pensamiento y el sentir del pueblo peruano de entonces, un pueblo mestizo, tan español como indígena, que evolucionaba hacia una nueva concepción.
NOTAS.
[1] . Lemus López, E. La Exposición Ibero-Americana a través de la prensa (1923-1929). Sevilla (1987) Edita Mercasevilla S.A., p. 240.
[2] . Recuerdos de Terrassa. Un folleto de Terrassa de 1924 que viajó a Perú. https://recordsdeterrassa.wordpress.com/2018/11/22/un-fulleto-de-terrassa-del-1924-que-va-viatjar-al-peru/. Consultada el 29/09/2023.
[3] . Lavarello Vargas, G. Pabellón del Perú – Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929-1930. En https://slideplayer.es/slide/13636615/. Consultado el 02/10/2023.
[4] . Rodríguez Bernal, E. Historia de la Exposición Ibero-Americana de Sevilla de 1929. Sevilla (1994). Edita Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla, p.112.
[5] . Archivo Municipal de Sevilla. Sección XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro de Actas de la Comisión Permanente núm. 1. Sesión de 06 de julio de 1925.
[6] . Villegas Torres, F. El Pabellón Peruano en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929). En Anales del Museo de América. XXIII/2015. Madrid (2016) Edita Secretaría General de Documentación y Publicaciones del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. p. 146.
[7] . La concurrencia del Perú. En El Liberal, de Sevilla. 25 de febrero de 1926, p. 2.
[8] . Un pabellón del Perú en Sevilla. En El Debate, de Madrid. 16 de enero de 1926, p. 1.
[9] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de Actas de la Comisión Permanente núm. 2. Sesión de 22 de enero de 1926.
[10] . Graciani García, A. La participación internacional y colonial en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Sevilla (2010). Edita Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla-Ayuntamiento de Sevilla ICAS, p. 209.
[11] . Lavarello Vargas, G. Pabellón del Perú – Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929-1930.. …op. cit., p. 6.
[12] . Un pabellón del Perú en Sevilla. En El Debate, de Madrid. 31 de marzo de 1926, p. 4.
[13] . Ibídem.
[14] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de Actas de la Comisión Permanente núm. 2. Sesión de 31 de marzo de 1926.
[15] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de Actas de la Comisión Permanente núm. 3. Sesión de 03 de junio de 1927.
[16] . del Pozo Serrano, A. y Haro Ruiz, E. El Pabellón del Perú, en Aparejadores. Núm. 21- marzo 1987, pp. 13-19.
[17] . Lavarello Vargas, G. Pabellón del Perú – Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929-1930.. …op. cit., p. 8.
[18] . Villegas Torres, F. El Pabellón Peruano en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929)…. op. cit. p. 146.
[19] . Lavarello Vargas, G. Pabellón del Perú – Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929-1930.. …op. cit., p. 8.
[20] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de Actas de la Comisión Permanente núm. 2. Sesión de 20 de noviembre de 1926.
[21] . La concurrencia del Perú en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 07 de agosto de 1926, p. 6.
[22] . Concurrencia del Perú a la Exposición. En El Liberal, de Sevilla. 04 de junio de 1927, p. 4.
[23] . El pabellón del Perú en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 15 de octubre de 1927, p. 1
[24] . La actuación peruana en España. En Diario de la Marina, de La Habana. 04 de noviembre de 1927, p. 30.
[25] . . El Pabellón peruano en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 6 de septiembre de 1927, p. 1.
[26] . Vuelco de un auto. En La Última Hora, de Palma de Mallorca, 07 de enero de 1928, p. 7.
[27] . Se ha terminado el Pabellón del Perú. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 02 de mayo de 1929, p. 1.
[28] . Escajadillo Cumpa, P. El Pabellón de Perú en la Exposición Iberoamericana de Sevilla 1929. En Las exposiciones de arquitectura y la arquitectura de las exposiciones. La arquitectura española y las exposiciones internacionales (1929-1975) Actas del Congreso Internacional. Pamplona 8/9 de mayo de 2014. Edita Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Universidad de Navarra. pp. 229-239.
del Pozo Serrano, A. y Haro Ruiz, E. El Pabellón del Perú, en Aparejadores. Núm. 21- marzo 1987, pp. 13-19.
[29] . Villegas Torres, F. El Pabellón Peruano en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929)…. op. cit. p. 148.
[30] . Graciani García, A. La participación internacional y colonial en la Exposición …op. cit. pp. 217- 227.
[31] . A fin de tener una visión completa de la distribución del pabellón y sus contenidos, se ha recurrido a diferentes fuentes de información que a continuación se indican:
-Villegas Torres, F. El Pabellón Peruano en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929)…. op. cit. p. 147, 148-163.
-Nuestra Exposición. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 18 de agosto de 1929, p. 4.
-Perú. España sus Exposiciones Barcelona-Sevilla 1929-1930. Barcelona (1930) Editorial Revista Laboratorio, pp.222-224.
-Villegas Torres, F. Tesis doctoral titulada: Vínculos artísticos entre España y Perú (1892-1929). Elementos para la construcción del imaginario nacional peruano. Madrid (2013) pp. 465-489.
[32] . Lavarello Vargas, G. Pabellón del Perú – Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929-1930.. …op. cit., p. 25.
[33] . Mantos para la eternidad. Textiles Paracas del antiguo Perú. Museo de América. Exposición del 24 de septiembre de 2009 al 14 de febrero de 2010. Catálogo editado por Secretaría General Técnica del Ministerio de Cultura.
[34] . Lavarello Vargas, G. Pabellón del Perú – Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929-1930..…op. cit., p. 27.
[35] . Ibídem. p. 27, 29-44.
[36] . Han llegado los regalos del Perú para los Reyes de España. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 21 de septiembre de 1929, p. 1.
[37] . Villegas Torres, F. El Pabellón Peruano en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929)…. op. cit. p. 148.
[38] . Solemne bendición del Pabellón del Perú. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 19 de octubre de 1929, p. 1.
-Esta mañana fue bendecido por el Cardenal el pabellón del Perú, donde se dijo una misa. En El Liberal, de Sevilla. 19 de octubre de 1929, p.1.
-Bendición del pabellón peruano en la Iberoamericana. En Diario de la Marina, de La Habana. 19 de octubre de 1929, p. 3.
-Bendición del pabellón del Perú por el Cardenal Ilundain. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 19 de octubre de 1929, p. 3.
-En el pabellón del Perú. En El Liberal, de Sevilla. 25 de octubre de 1929, p.1.
-En el pabellón del Perú. En ABC, de Sevilla. 25 de octubre de 1929, p. 15.
-Los Reyes inauguran el magnífico pabellón del Perú. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 25 de octubre de 1929, p. 1.
En el pabellón del Perú. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 25 de octubre de 1929, p. 8.
[39] . Esquela publicitaria de la Comisión en un periódico peruano publicada en el mes de mayo de 1929, en el que llama a la participación en la concurrencia en la Exposición. Gentileza Patricia de las Casas.
[40] . Para este apartado han servido de fuente de información los siguientes artículos publicados en prensa:
-La visita regia a la instalación del Perú. En La Época, de Madrid. 11 de mayo de 1929, p. 1.
-El pabellón del Perú. En Diario de la Marina, de La Habana. 11 de mayo de 1928, p. 22.
-En los pabellones de Perú y Santo Domingo. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 11 de mayo de 1929, p. 1.
-En el pabellón del Perú. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 11 de mayo de 1929, p. 2.
[41] . Personalidades peruanas de paso para Sevilla. En El Debate, de Madrid. 22 de marzo de 1929, p. 5.
[42] . Villegas Torres, F. El Pabellón Peruano en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929)…. op. cit. p. 145, nota 8.
[43] . Para el Pabellón del Perú. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 15 de mayo de 1929, p. 8.
[44] . Llegada de la Delegación del Perú. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 14 de septiembre de 1929, p. 3.- Han llegado los regalos del Perú para los Reyes de España. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 21 de septiembre de 1929, p. 1.
-Una visita al pabellón del Perú. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de septiembre de 1929, p. 1.
- Esquela publicitaria de la Comisión en un periódico peruano publicada en el mes de mayo de 1929, en el que llama a la participación en la concurrencia en la Exposición. Gentileza Patricia de las Casas.
[45] . La celebración de las Semanas Americanas. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 11 de agosto de 1929, p. 1.
[46] . La Comisión Permanente de la Exposición. Las Semanas Americanas. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 11 de agosto de 1929, p. 1.
[47] . Villegas Torres, F. El Pabellón Peruano en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929)…. op. cit. p. 151. A pesar de esta afirmación por parte del autor, no hemos encontrado ninguna reseña en los diarios locales anunciando dichas conferencias.
[48] . El banquete de gala del Perú a los Reyes. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 30 de octubre de 1929, p. 3.
[49] . Notas de una fiesta en el pabellón del Perú. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 02 de noviembre de 1929, p.1.
-La magnífica fiesta del Perú. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 02 de noviembre de 1929, p. 5.
[50] . La concesión de la Medalla de la Paz a la señora de Graña. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 11 de noviembre de 1929, p.8.
-Comida ofrecida por el Comité. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 12 de noviembre de 1929, p.1.
-La infanta Isabel impone la medalla de la Raza (sic) a la señora de Graña. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de noviembre de 1929, p.1.
[51] . Villegas Torres, F. El Pabellón Peruano en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929)…. op. cit. p. 147.
[52] . Marcha del Comisario y el delegado del Perú Sres. Graña y Swayne. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 11 de diciembre de 1929, p. 5.
[53] . Lavarello Vargas, G. Pabellón del Perú – Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929-1930.. …op. cit., p. 26.
[54] . Escajadillo Cumpa, P. El Pabellón de Perú en la Exposición Iberoamericana de Sevilla 1929. En Las exposiciones de arquitectura y la arquitectura de las exposiciones. La arquitectura española y las exposiciones internacionales (1929-1975) Actas del Congreso Internacional. Pamplona 8/9 de mayo de 2014. Edita Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Universidad de Navarra, p. 236.
[55] . Martínez Riaza, A. Entre intenciones y realidades, el Perú en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. En Diplomacia y acción cultural americana en la España de Primo de Rivera. Madrid (2020) Edita Marcial Pons, pp. 28-29.
[56] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de Actas de la Comisión Permanente núm. 4. Sesión de 20 de enero de 1928.
[57] . Martínez Riaza, A. Entre intenciones y realidades, el Perú en la Exposición Iberoamericana.. …op. cit., p.40.
[58] . Lavarello Vargas, G. Pabellón del Perú – Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929-1930.. …op. cit., p.15.
[59] . Ferias y Carteles. https://feriasycarteles.wordpress.com/2012/05/09/feria-oficial-y-nacional-de-muestras-en-sevilla-feria-de-muestras-iberoamericana-de-sevilla-1/#_ftn12. Consultado el 24/10/2023
[60] . Pabellón de Perú de la Exposición Iberoamericana de 1929. Sevilla. Consultado el 15/10/2023.
https://www.dedalocultura.com/portfolio/pabellon-de-peru-de-1929-sevilla/
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interesante.trabajo.....todo lo q yo queria saber sobre este pabellon
ResponderEliminarEnhorabuena, magnífico blog. Muchas gracias por tu estudio y dedicación
ResponderEliminarEstuve esta Semana Santa en Sevilla y dediqué un buen tiempo a ver este pabellón (actualmente aloja en su interior La Casa de la Ciencia) y es realmente precioso. La fachada es una delicia para los sentidos y el interior es también memorable. Hice algunas buenas fotos si gustas te las mando a tu email. Muy buen blog y trabajo de investigación. Un saludo
ResponderEliminarMe alegro te impresionara ese magnífico pabellón donde el mestizaje se funde con una maestría inigualable.
ResponderEliminarTodas las aportaciones son bien recibidas, si lo deseas puedes mandarme las fotos.
Recibe un cordial saludo
)Es el mejor trabajo de investigación sobre el Pabellón del Perú en Sevilla, obra de Manuel Piqueras Cotolí, Arquitecto, Escultor y Urbanista entre España y el Perú (1885-1937), que ha sido presentado por Internet Lo felicito por este logro singular.
ResponderEliminarManuel Piqueras Luna. http://blog.pucp.edu.pe/item/167301/manuel-piqueras-cotoli-fusion-hispano-andina-y-universal
Estas palabras de reconocimiento me llenan de orgullo y satisfacción siempre, pero más aún cuando vienen del nieto del insigne arquitecto autor del pabellón. Gracias.
EliminarDon Juan José, el agradecimiento es mutuo,me gustaría colaborar con usted para que tenga la información necesaria para culminar su trabajo. Una de las tareas que habría que hacer en el Internet, es mejorar la presentación que hace Wikipedia, de la vida y la obra de Piqueras Cotolí, llena de errores, no se si usted conoce los procedimientos de esa biblióteca virtual universal. Le envío un artículo mío que publique a raíz de la Exposición Retrospectiva de la obra de Manuel Piqueras Cotolí, en el Museo de Arte de Lima en el 2003, Un cordial saludo http://blog.pucp.edu.pe/media/avatar/140.pdf
ResponderEliminarMe encantaría poder colaborar con usted.
EliminarMi correo electrónico es jujoca1340@gmail.com
Buenas tardes, en primer lugar felicitarle por el blog, que sin duda ayuda a comprender un poco más la historia de Sevilla. Le escribo porque me gustaría preguntarle si usted tiene constancia de la existencia de un catálogo con las piezas expuestas en el Pabellón de Perú durante la Expo del 29. Le agradezco su atención. Saludos.
ResponderEliminarHola Zara.
EliminarCreo que le puede interesar el siguiente catálogo que se encuentra en el Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, titulado:
Catálogo de los objetos arqueológicos preparados por el Museo de Arqueología Peruano
por encargo de la comisión nombrada por el supremo gobierno. Exposición Iberoamericana de Sevilla, Lima, 6 agosto 1929
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarUn edificio que siempre me ha fascinado, gran recopilación felicidades.
ResponderEliminarEstimado Juan José Cabrero; la investigación y recopilación de información sobre la Iberoamericana es extraordinaria.me encuentro investigando sobre las pinturas de mi padre HECTOR SPIERS LANDELLE,estudiante de Bellas Artes de la 1ra. promocion y premiado con el primer puesto en Pintura,1922 Segun los registros del Museo de Arte de Lima (MALI), confirmado por Relaciones Exteriores su participación en la IBEROAMERICANA,desearía obtener fotografias de sus obras en dicho evento y desde ya agradecerle la atención que se sirva dispensar al presente. Héctor Spiers Debernardi mi correo haspiers@yahoo.com ,Saludos
ResponderEliminarA su correo privado, le envío respuesta.
EliminarHabiendo nacido en Vigo-Pontevedra-Galicia-España en 1948 recuerdo que desde niño, mi padre Valentín Graña González, hijo de Manuel Graña Agulla, nos hablaba de la familia que había emigrado al Perú, siendo el primero, Ubaldo Graña González, padre de Francisco Graña y Reyes. Anteayer, domingo día 10 de junio de 2024 nació en el hospital de La Paz de Madrid, mi nieto, Valentín Nicolás Graña Aliaga, hijo de Valentín Eligio Graña Pastor, nacido en 1979 en El Puerto de Santa María-Cádiz-Andalucía-España y de Vanessa Aliaga López, nacida en Lima en 1988.
Eliminar"A estas alturas de la película", además de pertenecer España y Portugal, a la UNIÓN EUROPEA, quiero terminar escribiendo que ya vá siendo hora de iniciar también la UNIÓN IBEROAMERICANA. ¡Digo yo, vamos!
Portugal, España, Argentina, Brasil, Colombia, Chile...Perú...