- Las victorias aladas de la Plz. de América.





El 27 de agosto de 1913, Aníbal González, como arquitecto general de la Exposición, presenta al Comité Ejecutivo el proyecto para el “Exorno de la Plaza de América” que había diseñado y que comprendía, entre otros, un concurso “para la realizar veintiséis columnas con estatuas y cuarenta y ocho bustos con pedestal”,[i] que al final quedó en la instalación de un banco corrido que delimitaba el espacio central, sobre el que se instalaban dieciséis altas columnas de 16 m., que eran coronadas por igual número de Nike o victorias aladas portando distintos elementos alegóricos.

Proyecto inicial de la Plaza de América diseñado por Aníbal González en 1912. Perspectiva realizada en acuarela por Manuel de la Cuesta. (Revista La Exposición)

Esta decoración, estaba inspirada en el paseo central de la Exposición Internacional de Turín de 1911, que el arquitecto Aníbal González debió de conocer, ya que tuvo gran difusión. Pero a diferencia de las instaladas en la muestra italiana, que eran provisionales, con el interior de madera y el exterior de yeso, las sevillanas se realizarían con idea de permanencia ejecutándolas en piedra, en un discurso simbólico de hermanamiento entre la Madre Patria y sus hijas, las Repúblicas Americanas, proclamando el éxito de la entonces Exposición Hispano Americana, utilizando estas victorias como lo más avanzado en las corrientes estilísticas que en ese momento imperaban en Europa.

Para este el exorno de la Plaza, el Comité acordó en 1913 convocar un segundo concurso nacional para la realización de elementos de carácter artístico, presentándose un total de 14 candidatos, formado por los escultores más notables del momento, fallándose a finales de diciembre de dicho año,[2] a favor de Lorenzo Coullaut Valera, Manuel Delgado Brackenbury y Pedro Carbonell Huguet que se habían asociados, ganando los dos primeros también el concurso para la decoración de estatuas del exterior e interior del Pabellón de Bellas Artes, aunque los cuatro grupos escultóricos de este último lugar terminaran instalándose en la Glorieta de Covadonga.

Exposición Internacional de Turín de 1911. (Postal de la época)

Cada una de las dieciséis esculturas, de unos dos metros de altura, talladas en piedra arenisca, ofrecía una disposición y portaba un objeto distinto; seis se debieron a Coullaut, cinco a Brackenbury y otras cinco a Carbonell. Según la cuenta de gastos para la conclusión de la Plaza de América, fechado en el mes de febrero de 1916, Coullaut Valera cobró por este trabajo 28.500 pts. y Delgado Brackenbury 23.750 pts., a 4.750 pts. cada escultura, mientras que la cantidad percibida por Carbonell Huguet fue de 17.500 pts., a razón de 3.500 pts., el importe total por las esculturas ascendió a 69.750 pts., y la confección de basamentos, columnas y capiteles se elevó a 50.451,20 pts., cuyos trabajos fueron realizados por Santiago Gascó, sumando un total esta obra de decoración de las victorias aladas de 120.201,20 pts.[3]



Alguno de los bocetos presentados al concurso. (Revista La Exposición 15.12.1913)

Como curiosidad decir, que el entonces jovencísimo escultor Antonio Castillo Lastrucci presentó, fuera de plazo, su propuesta de victorias aladas al concurso que se había convocado, reconvirtiendo los bocetos presentados, años más tarde, en los ángeles lampareros de la Basílica de la Macarena.[4]

Los trabajos se realizaron con gran celeridad, con la ventaja de tener situado el taller para el esculpido de las piezas a pie de obra, lo que dio lugar a que, en el mes de diciembre de 1914, tan solo un año después de ganar el concurso, estas fueran entregadas al Comité.

La premura por tener las esculturas terminadas para la inauguración de la Exposición, prevista para 1914, llevó a los artistas a utilizar una piedra arenisca muy porosa fácil de modelar que, junto con el paso del tiempo y la contaminación, han contribuido a un deterioro muy acusado de las victorias.

Cada una de las esculturas está tallada en un solo bloque de piedra hasta la peana, a excepción de las alas y, en algunos casos, los atributos que portan, que están realizados con diferentes materiales y cosidas con grapas metálicas al bloque principal. Todo el conjunto está formado por cuatro elementos diferenciados, basamento, fuste, capitel y estatua.[5]

Según algunos expertos, consideran este conjunto escultórico como el mejor de los que se ejecutaron para la Exposición, muy ambicioso en su ejecución y de una gran complejidad iconográfica y de diseño. Sus estilos oscilan entre el tardo manierismo al neoclasicismo, pasando por una serie de eclecticismo que acentúa sus marcadas diferencias de dibujo, de tratamiento superficial, de escala y su técnica de “paños mojados” en las túnicas que portan, apareciendo en el conjunto escultórico varios aspectos como los relacionados con las artes, la industria, etc.



Vistas de los pabellones Mudéjar y Renacimiento con victorias aladas en primer plano. (Postales de la época)

La ejecución de estas obras por tres escultores completamente distintos podría suponer una alteración del resultado final, sin embargo, el uso de una técnica que recuerda a las esculturas helenísticas, con clara referencia a la Victoria de Samotracia, en el tratamiento de los tejidos, logra dar una unidad al conjunto diferenciada únicamente por la personalidad que cada artista imprimió a sus obras.

A continuación, se hará una somera descripción de los elementos que portan cada una de las victorias (escudo, espada, corona de laurel, cuerno de la abundancia, flores, paleta de pintura, rueda dentada, etc.), y las alegorías que representa alguna de ellas, empezando por la situada a la izquierda del Pabellón Real, según se mira su fachada, y terminando por la que se encuentra a la derecha de dicho pabellón. Para ello, en el plano adjunto se indica la situación de cada una de las victorias y el orden en que se tratarán.
Plano de la Plaza de América con indicación del lugar que ocupa cada una de las victorias aladas.

La Victoria número 1, “subraya el carácter triunfalista de la Plaza de América a través de la guirnalda de laurel que sujeta entre sus manos. Viste túnica con técnica de paños mojados, dejando al descubierto buena parte de su anatomía. En su estética recuerda mucho a los retratos de la reina Victoria Eugenia, que en la época era todo un icono de moda y belleza. Los trabajos se han centrado en la reproducción de la cabeza y las alas”. [6] En la peana se puede leer perfectamente la ejecución de la misma por Manuel Delgado Brackenbury.

La Victoria núm. 2, del mismo autor que la anterior, otea el horizonte protegiendo, con la mano derecha, sus ojos del Sol, mientras con la izquierda recoge la amplia túnica que deja al descubierto parte de su cuerpo.

La número 3, representa el tabaco americano, “de Lorenzo Collaut Valera, se distingue por portar una rama de tabaco, uno de los productos importados desde América que tanta importancia tuvo en la Sevilla barroca de la Antigua Real Fábrica de Tabacos, sede actual de la Universidad de Sevilla”. [7] Igual que las anteriores se cubre con túnica con la técnica de “paños mojados” ajustada con alto ceñidor, con la mano derecha recoge la cola que se enreda entre sus piernas al andar.

La 4ª Victoria, es una alegoría de la riqueza del nuevo continente, realizada por Lorenzo Collaut Valera,
tiene su emplazamiento en la puerta del Museo de Artes y Costumbres Populares. Es la más grande de todo el conjunto y simboliza la prosperidad y la riqueza que se alcanzó gracias al comercio e importaciones con las Indias a través del gigante cuerno de la abundancia rebosante de flores, frutas y espigas que sostiene entre sus brazos”.[8] Igual que las anteriores, viste túnica con técnica de “paños mojados”, dejando al descubierto buena parte de su anatomía.







De arriba a bajo las Victorias números 1, 2, 3 y 4. (Archivo del autor)

La Victoria 5º, está representada por una figura femenina que afligida mira hacia abajo, descansando en uno de sus costados una corona de laurel. Esta escultura se debe a Lorenzo Collaut Valera, como se aprecia en la peana.

La Victoria número 6, de igual autor que la anterior, representa a una joven que adorna su cabeza con flores.

En la 7ª, se representa a de Diana cazadora. En este caso, la victoria sostiene en su mano derecha una flecha de metal, mientras que con la izquierda toma una flecha de su carcaj que cuelga de su espalda. Son las flechas los únicos atributos que identifican a esta escultura, ya que no aparecen ni el arco ni el ciervo tan característicos en la iconografía de esta deidad. Su autor fue Lorenzo Collaut Valera.

De Collaut Valera, es también la Victoria número 8, siendo la primera de las victorias guerreras que aparece portando casco y escudo, desenvainando una espada.







De arriba a bajo las Victorias números 5, 6, 7 y 8. (Archivo del autor)

De Pedro Carbonell Huguet, es la Victoria 9ª. Representada también como victoria guerrera, porta casco, coraza y sobre el brazo izquierdo la espada, mientras que alza el derecho mostrando una corona de laurel.

Del mismo autor es la Victoria número 10 que simboliza la Industria, portando en su mano izquierda una rueda dentada, mientras con la derecha alza una corona de laurel. También es de Carbonell, la número 11, que representa una de las artes, en este caso la pintura, de similares características que la anterior, pero en su mano izquierda lleva una paleta de pintor, alzando la mano contraria unas ramitas de olivo; así como la número 12, que simboliza otra de las artes, la música, representada por una victoria que toca una lira.







De arriba a bajo las Victorias números 9, 10, 11 y 12, todas ellas de Pedro Carbonell. (Archivo del autor)

La Victoria núm. 13, eleva triunfante el brazo izquierdo con una corona, mientras que sobre el contrario reposa una palma, siendo el autor de la misma Pedro Carbonell.

Las tres últimas victorias se deben al cincel de Manuel Delgado Brackenbury. La 14 no llega atributos, y muestra en su pose la acción de caminar o avanzar. La Victoria 15, representa una figura femenina con delicados gestos de sus manos y la serenidad en el rostro. Y por último la 16, porta coraza, puñal y casco.







De arriba abajo las Victorias números 13, 14, 15 y 16. (Archivo del autor)

Como ya se ha mencionado, para la realización de las esculturas, columnas y basamento, se empleó piedra arenisca del levante español, siendo de grano más fino y duro el utilizado para los capiteles, columnas y basamento, y más grueso, y por tanto más fácil de modelar, para las victorias, dada la premura de tiempo para su ejecución.

Basamento de las columnas sobre el banco corrido que delimita el centro de la Plaza de América. (Foto particular)

Ello dio lugar a que, con el paso del tiempo, las inclemencias meteorológicas y la contaminación, las esculturas se fueran degradando, perdiendo parte de las alas, miembros del cuerpo como brazos, manos, incluso alguna cabeza, así como muchos de los atributos con que fueron talladas, como consecuencia, en muchos casos, por el sistema de agarre de estas piezas mediante grapas metálicas.

A fin de contener esta pérdida de elementos, en 2014, un siglo después de su realización, se le aplicó una consolidación provisional de urgencia para preservarlas, para posteriormente, entre noviembre de 2017 y marzo de 2018, proceder a la restauración integral de cuatro de las esculturas, mientras tanto, se detectó que otras siete presentaban las mismas patologías y peligro de caída que las anteriores, que produjo su desmontaje de las columnas que las sustentaban apreciándose pérdidas de volúmenes, fragmentación y numerosas grietas, prolongándose estos trabajos de restauración de las misma, hasta 2021, consolidando sus estructuras, reponiendo los miembros y atributos que habían perdido, devolviéndolas el esplendor con que fueron ejecutadas..

La restauración de las victorias aladas se llevó a cabo en tres fases por el servicio de Parques y Jardines, adscrito a la delegación de Transición Ecológica, con una inversión de 389.683 euros, y desde el verano de 2021 vuelven a dominar desde sus altos pedestales la Plaza de América.


FUENTES:

Blázquez Sánchez, F. La escultura sevillana en la época de la Exposición Ibero-Americana de 1929: 1900-1930. (1989) Ávila. Impreso por Diario de Ávila.

Piñero, F. Las ‘invisibles’ victorias aladas de la Plaza de América de Sevilla. En ABC, de Sevilla. 02 de junio de 2015.

Rufino, C. Las Victorias Aladas recuperan el vuelo. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 12 de diciembre de 2017.

Dédalo restaura las Victorias aladas del parque de María Luisa. https://www.dedalocultura.com/dedalo-restaura-las-victorias-aladas-del-parque-de-maria-luisa/. Recuperado 18.10.2021

Siete de las Victorias Aladas volverán en septiembre a la Plaza de América tras ser restauradas. En Diario de Sevilla, de Sevilla. 24 de agosto de 2019.

Vuelven otras siete victorias aladas a la Plaza de América de Sevilla tras la restauración. En ABC de Sevilla. 31 de octubre de 2019.

Parejo, J. La Plaza de América de Sevilla recupera otras tres Victorias Aladas. En Diario de Sevilla, de Sevilla. 11 de junio de 2021.

Parejo, J. La Plaza de América del Parque de María Luisa recupera la imagen de hace más de un siglo. En Diario de Sevilla, de Sevilla. 21 de julio de 2021.

NOTAS
[1] . Blázquez Sánchez, F. La escultura sevillana en la época de la Exposición Ibero-Americana de 1929: 1900-1930. (1989) Ávila. Impreso por Diario de Ávila. pp. 161-162.

[2] . Ibídem.

[3] . Archivo Municipal de Sevilla. Secc. XVIII E.I.A. Expediente de Hacienda desde 1913 a1918. Caja 40, rollo 662 fotogramas 305 a307.

[4] . Muñoz, C. Así es la restauración de las cinco últimas victorias aladas del Parque de María Luisa. En Vivasevilla, edición on line, del 28 de enero de 2021.

[5] . https://www.sevilla.org/actualidad/noticias/el-ayuntamiento-culmina-los-trabajos-de-restauracion-de-las-victorias-aladas-del-parque-de-maria-luisa-para-devolverles-su-aspecto-original-de-hace-mas-de-un-siglo. Consultado el 18 de octubre de 2021.

[6] . https://www.sevilla.org/actualidad/blog/restauracion-de-las-victorias-aladas. Consultado el 18 de octubre de 2021.

[7] . Ibídem.

[8] . Idídem.







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