- El Pabellón de la Marina de Guerra


Pabellón de la Marina durante la Exposición. (Postal de la época)

El primer Comité Ejecutivo que planificó la entonces Exposición Hispanoamericana, ya había considerado, en 1911, la idea de destinar uno de los edificios provisionales como Pabellón de Guerra y Marina. Esta decisión fue reflejada en los distintos proyectos presentados por los arquitectos que participaron en el concurso de diseño, incluido el proyecto ganador presentado por Aníbal González, así como los proyectos de los competidores Fermín del Álamo y Narciso Mundet Farrera.

En la memoria del proyecto ganador de Aníbal González para la Exposición,[1] se adelantó que el pabellón destinado al Pabellón de Guerra y Marina necesitaría disponer de amplitud debido a la presencia de tres grandes fábricas militares en Sevilla. Para abordar esta necesidad, González diferenció dos espacios en su proyecto; uno cubierto para albergar las exposiciones, exhibiciones y muestras de la historia y los avances en los campos naval y militar. Y un patio descubierto que serviría como espacio adicional para actividades relacionadas con la exposición.

Es interesante observar cómo la distribución y el diseño del pabellón se adaptaron a las necesidades específicas del contenido que se exhibiría y a la idea de amplitud que se requería, con un presupuesto inicial para la construcción de este pabellón que ascendía a 122.000 pesetas.

El edificio tenía una planta rectangular y abarcaba una superficie de 1.851,60 m2. Además de este espacio interior, también incluía un área exterior de 1.408,24 m2 que incluía un foso.

Aníbal González mencionaba que se inspiró en el Castillo de Coca, ubicado en la provincia de Segovia, como fuente de inspiración para el diseño del Pabellón, debido su valor artístico y arquitectónico, incorporando elementos similares en su diseño.

El estilo arquitectónico que empleó el autor, puede considerarse una manifestación temprana de regionalismo neogótico. Este enfoque artístico involucra la reinterpretación de elementos góticos en un contexto regional y local, y en este caso, González añadió toques de otras construcciones feudales de ciudades como Ávila y Zaragoza. Estos toques incluyeron detalles arquitectónicos y decorativos característicos de esas regiones, que se combinaron con el estilo neogótico para crear una estética única.


Proyectos de Pabellón de Guerra y Marina de Aníbal González (arriba) y de Fermín del Álamo (abajo). Ilustraciones de la revista Exposición.

La elección de la inspiración y estilo, revela el interés por crear un edificio que no solo cumpliera con su función expositiva, sino que también fuera visualmente impactante y coherente con la temática que cobijaba.

En la descripción que hace, después de cruzar el puente levadizo que superaba el foso y pasar por la puerta de acceso, los visitantes ingresaban a un gran espacio rectangular de aproximadamente 125 m2. que tenía la función de exhibir objetos de gran volumen, lo que permitiría mostrar elementos de mayor tamaño y relevancia, además también servía como punto de comunicación hacia las otras salas expositivas cubiertas las cuales estaban ubicadas a ambos lados del espacio rectangular central. Esta disposición facilitaba la circulación y el acceso a diferentes secciones de la exposición.

Los ángulos del espacio rectangular central estaban reservados para albergar salas de planta octogonal de menor tamaño. Estas salas octogonales tenían un propósito específico: exhibir objetos pequeños y delicados, proporcionaban un ambiente más íntimo que permitía una atención más detallada a los objetos expuestos en ellas.

En el centro se hallaba el patio, de unos 250 m2, que se tenía prevista la posibilidad de cubrir en caso de necesidad., con la construcción de una estructura de hierro y cristal que permitiría de las inclemencias climáticas o de cualquier otro requerimiento, proporcionado flexibilidad para adaptar el espacio del patio según las necesidades de la exposición, como la protección de las piezas expuestas en caso de lluvia o mal tiempo.

No obstante, este proyecto, como casi todos los diseñados por Aníbal González en el concurso ganador, por las circunstancias y los cambios en la dirección de Muestra, y la posterior dimisión de su autor como arquitecto general de la Exposición, no llegó a realizarse.

En 1924, con la dictadura del general Primo de Rivera en curso, hubo un impulso renovado para llevar a cabo la Exposición.[2] El gobierno que había tomado el control del Certamen, alentó la participación de varios organismos estatales en este evento. Sin embargo, solo los Ministerios de la Guerra y de la Marina respondieron afirmativamente, confirmando su participación en la Exposición.[3]

En junio de 1925, el Comisario Regio designa al Vocal del Comité, Carlos Delgado Brackembury,[4] para que en su nombre, realice las gestiones necesarias para la participación en el Certamen de las industrias navales y militares, alcanzando un compromiso por estas, que sugiere que había un interés por mostrar los avances tecnológicos y las capacidades industriales relacionadas con la defensa y la industria naval en ese momento. Esta decisión podría haber tenido como objetivo no solo destacar el progreso técnico y militar de la nación, sino también proyectar una imagen de modernidad y fortaleza del Estado ante las repúblicas americanas y el resto del mundo.

Y en el mes de agosto, mediante Real Orden,[5] se publica la participación de las Industrias Militares, del Ministerio de Marina y de la Industria Naval Española, materializándose así el compromiso del gobierno para que la Muestra fuera un éxito y un escaparate para mostrar al mundo un Estado moderno, en el que los distintos órganos de gobierno presentaban los avances tecnológicos conseguidos.

La empresa descubridora de la marina española, justificaba suficientemente la participación de la Armada en la Exposición, y más aún, cuando el gobierno se comprometió a que la Muestra alcanzase sus más altas cotas, y el deseo de mostrar tanto los avances tecnológicos y militares como el progreso general de España en diferentes campos.

La participación de la Armada en la Exposición no solo habría sido una oportunidad para exhibir los logros de la institución, sino que también podría haber sido parte de una estrategia más amplia para destacar el papel histórico y contemporáneo de España en el ámbito marítimo y naval. reforzando así la imagen de la nación en el escenario internacional.

En el mes de septiembre de 1925 es nombrado el Comandante de la provincia marítima de Sevilla, encargado de gestionar la concurrencia de la Marina en el Certamen.[6] Pero no es hasta primeros de febrero de 1927, cuando se comunica de forma oficial a la Comisión Permanente del Certamen la intención por parte de dicho Ministerio de concurrir.[7]

En la ley de Presupuestos para ese año, se consignaba la cantidad de 200.000 pts., para la participación de la Armada en el Certamen; y en el mes de abril de dicho año se comunica al Comité, la solicitud de cesión definitiva formulada por la Comandancia de Marina, a la Junta de Obras del Puerto, de una parcela de 1.000 m2 para la construcción de un edificio permanente en la avenida de Luis Moliní esquina con la de la Raza, y 2.500 m2, ésta con carácter temporal, para levantar construcciones provisionales afines al ramo naval.[8] Ya en el mes de julio de ese año, el Consejo de Ministros, estima insuficiente esta cantidad para la nueva instalación de la Comandancia de Marina en Sevilla, aprobando un nuevo Real Decreto-ley aumentando hasta el doble el importe inicialmente asignado, para la representación de este departamento.[9]

A pesar de que las obras habían comenzado unos meses antes, los planos del pabellón, fechados en el mes de septiembre de 1927,[10] no son remitidos para su aprobación por el Comité de la Exposición, hasta el 27 de marzo de 1928,[11] lo que produjo un importante retraso en la ejecución del edificio, siendo ya urgente su construcción, llegándose a decretar la excepción de todos los formalismos requeridos para concurrir en la Exposición, realizándose por gestión directa.[12]

Plano general del Pabellón de la Marina de Guerra en la parcela cedida por la Junta de Obras del Puerto de Sevilla. (Archivo Municipal de Sevilla)

El proyecto del pabellón, le fue encargado el Arquitecto Director de la Exposición en ese momento, Vicente Traver y Tomás,[13] aunque tenemos conocimiento del proyecto de un edificio como Pabellón para la Marina de Guerra firmado por el teniente coronel de Ingenieros de la Armada José E. Díez Hidalgo.[14]

Proyecto de Pabellón para la Marina de Guerra, realizado por José E. Díez Hidalgo, teniente coronel de Ingenieros de la Armada (Fondos Familiares de la Fundación González Byass)

Su planta de forma rectangular tiene unas dimensiones de 30 x 20 m. considerándose la superficie total construida de 1.300 m2,[15] en distintos niveles de altura, que van desde los dos pisos en gran parte edificio, hasta las cinco plantas en la torre.

En la Memoria del Proyecto, Traver,[16] precisaba que el edificio principalmente debía satisfacer su fin expositivo, con la esbeltez y elegancia que el certamen requería, y que, terminada la Exposición, debía ser adaptado para alojar la sede de la Comandancia de Marina. Bajo estas dos premisas, distribuye los espacios, en la planta baja, la destina para oficinas alrededor del patio central, y en el piso principal dos viviendas, una para el Comandante y otra para el Segundo; y en la planta segunda, dependencias para la marinería, lavadero y almacén, aportando planos con la distribución provisional como pabellón de exhibiciones y la definitiva ya como Comandancia.

Complementando esta doble utilización del edificio, se pensó en la conveniencia de levantar una torre de señales, que además de darle personalidad el mismo, sirviera como elemento decorativo, completándolo con una gran terraza sobre el pórtico para presenciar actos oficiales. En la construcción, esta dualidad hizo que las solerías fueran de mármol blanco en el piso bajo y de loseta hidráulica en el principal, debiendo hacerse de forma corrida para cuando se modificara la división de los tabiques.


Alzado de la fachada principal (Ilustración tesis El Arquitecto Vicente Traver Tomás) y planta del Pabellón. (Archivo Municipal de Sevilla)

El proyecto arquitectónico se desarrolló con la intención de otorgar al edificio un aspecto palaciego. Se estructuró en torno a un patio central con pórtico adintelado con columnas y una torre que albergaba un reloj.[17] El diseño exterior, dominado por líneas rectas, se materializó mediante el uso de ladrillos rojos agramillados, complementados con elementos de piedra artificial en tono amarillos que enmarcaban puertas, ventanas y las esquinas del edificio, utilizando piedra caliza dura, solo en el zócalo y en las columnas del pórtico. Esta combinación logró un equilibrio armónico entre la piedra y el ladrillo.


Vistas en ángulos distintos del Pabellón de la Marina. (Postal de la época y de la web del Ministerio de Defensa)


Pórtico de acceso al edificio con ocho columnas toscanas que sostienen la balconada. (Archivo del autor)



Detalles de la decoración pétrea de puertas, ventanas y paramentos, que armonizan la piedra con el ladrillo. (Archivo de autor)

El arquitecto también incorporó detalles coloridos de cerámica en el diseño, con influencia de Aníbal González. Aunque el estilo general se inspira en el neobarroco, la construcción en su totalidad fue ejecutada con sobriedad y un enfoque exquisito en las proporciones y detalles. A pesar de su planta rectangular, los paramentos se organizaron en entrantes y salientes continuos, generando un efecto de claroscuro que añade profundidad visual al edificio.[18]

La elección de materiales, la disposición de elementos y la atención a los detalles contribuyen a crear una estructura que equilibra la tradición y la modernidad de manera elegante.

El edificio en cuestión presenta una estructura simétrica en su diseño, pero esta simetría se ve interrumpida por la colocación de una torre del reloj en la cabecera del ala derecha de la fachada. Esta torre-vigía tiene una estructura cuadrada en su primer nivel, en el cual se abren huecos, y es en este elemento donde se destaca la influencia de Aníbal González en Traver, que logró una combinación perfecta de ladrillo y cerámica vidriada de la fábrica de Manuel García Montalván,[19] en esta torre, utilizando veinte escudos de marinos españoles. Estos escudos tienen forma circular y están enmarcados en cartelas barrocas, separadas por racimos de frutas. Cada escudo contiene las armas heráldicas de diferentes linajes de marinos que han tenido un papel importante en la historia de la marina española, desde la conquista de Sevilla hasta la época contemporánea.

Torre-vigía del Pabellón de Marina. (Archivo del autor)

Algunos de los linajes mencionados incluyen los Tenorio, Espinosa y Tello, Ruiz de Apodaca, Valdés, Mendoza, Villavicencio, Ponce de León, Giraldino, Ulloa, Lebo, el Marqués de Nervión, Diego de Rivera, los Pinzón, Avilés, Medina, el Conde de Bustillo, la familia Córdoba, Winthivissen y Pardo de Figueroa.

Esta ornamentación detallada y cuidadosamente elaborada en el edificio demuestra el esfuerzo por honrar la historia y la influencia de los marinos españoles en la Armada, y la combinación de elementos arquitectónicos, el uso de materiales y la incorporación de detalles heráldicos contribuyen a la riqueza visual y al significado histórico del edificio en el contexto de la Exposición.

En la parte superior se encuentra la esfera del reloj, rodeada de relieves que representan diferentes instrumentos utilizados en la navegación marina, y su conexión con la exploración y el océano.

El segundo cuerpo de la torre, tiene una forma octogonal y presenta un diseño muy calado compuesto por cuatro arcos de medio punto y otros cuatro de estilo adintelado, y en los lados menores hay ojos de buey, y exteriormente, está recorrido por una barandilla de forja curvada., rematando el conjunto una balaustrada pétrea. Estos elementos arquitectónicos abiertos sugieren un sentido de ligereza y transparencia en la estructura.

Este remate de la balaustrada de la torre, aligeró al inicialmente diseñado, que estaba más desarrollado decorativamente, con frontón curvo partido y enrollado, y pináculos en las esquinas, en el que incluso se tanteó la posibilidad de construir una pequeña cúpula.



Detalles de la ornamentación de la torre y del segundo cuerpo octogonal de la misma. (Archivo del autor)

El acceso principal al edificio se logra al subir una escalinata que se extiende a lo largo de todo el pórtico. Este pórtico está sustentado por ocho columnas toscanas pareadas, de fuste compuesto, que proporcionan soporte a una balconada tras la cual se encuentra el segundo cuerpo de la portada principal, que soluciona con una decoración ascendente y desarrollo lateral, sobre la que se alza el escudo de España en piedra, que recuerda al que utilizó anteriormente en la facha del edificio de la Previsión Española, hoy Ateneo de Sevilla. [20]

Portada de acceso y segundo cuerpo sobre la balconada con el escudo de España en piedra. (Archivo del autor)

Al cruzar el pórtico, se entra en un espacio que podría compararse con un vestíbulo, desde donde se accede directamente a un patio central cubierto y porticado. Tanto este espacio como las tres salas en la planta baja, que se dividían de manera funcional, eran utilizados como áreas para exhibición.

Justo en el eje opuesto a la puerta principal, se encuentra la escalera de tres tramos que conduce a la planta superior. Esta primera planta estaba conformada por cuatro salas de exhibición. Estas salas, junto con las ubicadas en la planta baja, fueron diseñadas minuciosamente para crear una ruta expositiva cerrada.

En la segunda planta, se ubicaba la azotea, y dentro de la parte construida de esta área, se encontraba un almacén, alojamientos y dependencias auxiliares.

Plano con la distribución de las salas de exhibiciones de la plata baja. (Archivo Municipal de Sevilla)

La ambientación de las salas, corrió a cargo del entonces teniente de navío Julio Guillén Tato, que junto al capitán de corbeta Manuel Gutiérrez Corcuera, se encargaron de seleccionar objetos y documentos que serían exhibidos en el pabellón. [21]

Esta tarea implicó la búsqueda y elección de elementos tanto históricos como simbólicos. Estos elementos provenían de diversas fuentes, como el Museo Naval y otras instalaciones y dependencias de la Marina. La cuidadosa de estos objetos y documentos tenía el propósito de crear una selección que representara adecuadamente la historia y los logros de la Marina española.

La distribución de las salas y los contenidos expuestos en las mismas fueron los siguientes:[22]

- Sala del Descubrimiento de América. Era la principal, en cuya entrada aparecía la siguiente inscripción: «Por España y con Pinzón, Nuevo Mundo halló Colón». La decoración de esta sala era gótica, de la época del descubrimiento, con un magnífico artesonado de 90 m2, inspirado en los de la Lonja de Valencia, donde se exhibían piezas de incalculable valor histórico y documental, como la carta de Juan de la Cosa, trazada ocho años después del descubrimiento, y que dibujaba con gran exactitud los límites geográficos de la América Central.

Artesonado de la Sala del Descubrimiento, que aún se conserva. (Archivo del autor)

Estaba presidida por los retratos de los Reyes Católicos, propiedad de la Casa Real, sobre una magnífica pieza de damasco, además de cuadros de Colón, los hermanos Pinzón y Hernán Cortés, procedentes del Museo Naval,[23] que evocan los hechos del descubrimiento del continente americano. En el friso de la sala, se inscribieron los nombres de los navegantes que acompañaron a Colón en su viaje descubridor, además de una reproducción de la carabela Santa María, así como una fiel reproducción del estandarte que Cristóbal Colón llevó durante el descubrimiento, con la efigie de Cristo en una cara y la Virgen en la otra, consignado en su diario y que enarboló en la toma de posesión de la isla de Guanahaní según Juan de la Cosa. Se completaba la decoración con lámparas y elementos de forja burgalesas y toledanas, además de un tapiz de la Casa de Veragua en el que aparecía la inscripción «A Castilla y a León, Nuevo Mundo dio Colón».




Algunos de los objetos que se expusieron en la Sala del Descubrimiento. Tapiz de la Casa de Veragua, Carta de Juan de la Cosa, cuadros de Colón y Hernán Cortés. (Imágenes descargada de internet y de la web del Museo Naval)

- Salas de Felipe II y de la Circunnavegación del Mundo. Estaba realizada en estilo renacimiento, cuyas piezas expuestas evocaban el primer viaje de circunnavegación a la Tierra, que en 1519 inició Fernando de Magallanes y concluyó en 1522 Juan Sebastián Elcano, rememorando este hecho, se exponía el cuadro de Salaverria «El desembarco de Elcano en Sevilla». Procedente del Museo Naval también se exponía en una vitrina, un barco miniatura que le hicieron como regalo a Felipe II.


El desembarco de Elcano en Sevilla de Salaverría, y barco miniatura, regalo de una embajada holandesa para Felipe II. (Web del Museo Naval de Madrid)

- Sala de Carlos III. En el piso superior se situó esta sala, donde se contemplaban múltiples modelos de galeones y naves de la época de Carlos III, así como la contribución de la marina española en los logros de las expediciones geoestratégicas de América con la participación de marinos y navíos de la Armada durante el siglo XVIII. Se realizaron expediciones a América del Sur, Isla de Pascua, Las Malvinas, Costas del Golfo de Méjico, La Florida, Cuba y las Antillas. Pero sobre todas ellas sobresalió la de Alejandro Malaspina y José Bustamante en su viaje científico y político por los océanos Atlántico y Pacifico realizado en las corbetas Descubierta y Atrevida desde 1789 a 1794.


Retrato de Alejandro Malaspina y modelo de la corbeta Descubierta, ambos del Museo Naval de Madrid

- Sala de Isabel II. También se instaló esta sala en la planta principal, donde se rememoraba como en 1867 la fragata española Numancia fue la primera nave acorazada en dar la vuelta al mundo, al mando del almirante Casto Méndez Núñez, y el Real Fernando, primer vapor que navegó entre Sevilla y Cádiz, construido en la ciudad de la Giralda.



Maqueta de la fragata acorazada Numancia (Museo Naval del Ferrol), y dibujo y plano del Real Fernando, primer barco a vapor español construido en los astilleros de Sevilla. (Dibujo de Antonio Fiz Sandier. Año 1.819 de la obra Historia Gráfica del Puerto de Sevilla)

- Sala de Los hechos gloriosos de la Marina Española. Esta exposición se situó en el patio cubierto donde se hallaba una hermosa fuente, reproducción en cerámica de la rosa de los vientos. Dos globos terráqueos que giraban lentamente, uno de ellos representaba el mundo como era conocido en tiempos de Colón y el otro tal como es hoy, completaban su decoración.

-Sala de Isaac Peral. Era una pequeña estancia donde se guardaban recuerdos del inolvidable marino inventor del submarino que lleva su nombre.



Algunos modelos de barcos y dibujos que se expusieron procedentes del Museo Naval de Madrid.

-Museo y Archivo Naval. Donde se expusieron objetos procedentes de dicho organismo, en cuya puerta aparecía la siguiente inscripción: «La Escuela Naval conserva con respetuoso recuerdo esta pizarra, que sirvió para su estudio en la Academia de guardias marinas de Cartagena el sabio y eminente Jorge Juan». Una instalación completa de la Sociedad de Salvamento de Náufragos, y una exposición de libros de dibujos de animales, realizado por oficiales de la marina en sus viajes, otros valiosos volúmenes de los archivos de la Armada, se situaron en esta sala.

Tanto el vestíbulo como el patio, estuvieron decorados con cuadros y pinturas de distintos autores, como Francisco Rivera, Araujo y Lozano, con temas marinos como las carabelas o mitológicos con los dioses Neptuno y Eolo.[24]


Alguna de las obras expuestas que aún se conservan en la Comandancia de Marina de Sevilla. (Archivo del autor)

En el exterior se instaló el corte de un submarino tipo C, a tamaño natural, que no podía ser montado en el interior del edificio, situándolo entre dicho pabellón y el contiguo de la Cía. Arrendataria de Tabacos, y que debido a las dimensiones de éste, fue necesario el desmontaje de parte de la reja del cerramiento. [25]

Su traslado desde el Arsenal de Cartagena a Sevilla, se realizó por mar, y se trataba de una cámara central de mando y puente para submarinos, construido en los astilleros de aquella ciudad, teniéndose que utilizar, debido a su gran peso, una grúa flotante para la descarga del mismo.[26]

Además de estos objetos, también se mostraron durante unos meses, instrumentos oceanográficos e hidrográficos, así como planos y técnicas fotográficas y de grabación, procedentes del Congreso de Oceanografía, Hidrografía Marina e Hidrografía Continental, que se había celebrado a primeros de mayo de 1929, justo días antes de la inauguración del la Exposición, debido a la imposibilidad de aplazarlo.


Vista aérea del pabellón,  (Ilustración de la tesis El Arquitecto Vicente Traver Tomás) y trasera donde a la izquierda se aprecia el corte de un submarino. (Institut d'Estudis Fotografics de Cataluya)

El pabellón fue inaugurado por los reyes de España, don Alfonso y doña Victoria Eugenia, el 13 de mayo de 1929, tras la visita a las instalaciones de las Industrias Militares, siendo recibidos por los infantes Don Alfonso y Doña Beatriz, el capitán general del departamento marítimo de Cádiz, el comandante de Marina y varios jefes y oficiales, entre ellos el capitán de la carabela Santa María, el teniente de navío Julio Guillén.[27]

Hubo un intento en 1927, de instalar un monumento dedicado al submarino de Isaac Peral,[28] para lo cual fue nombrado un teniente coronel de Ingenieros de la Marina, sin que al final se materializara su construcción.

Finalizada la Exposición, la Comandancia de Marina se trasladó en 1933 desde la Torre del Oro al Pabellón de la Marina. La Torre del Oro se venía utilizando desde 1820, primero como Capitanía del Puerto, y ya en 1900, empezó a denominarse Comandancia de Marina, al organismo de la Armada instalado en la Torre. En enero de 1870 se le concede a la Marina de Guerra el usufructo de la misma, por entonces patrimonio de la Corona. Destacando el importante papel desempeñado por la Armada en la conservación de la Torre del Oro, posibilitando la permanencia de este monumento como legado histórico.

La Torre tiene una gran significación para la Armada Española, ya que está ligada intrínsecamente, a acontecimientos históricos que concluyeron en el nacimiento de la Marina de Castilla, entre los que podemos destacar el hecho de que el Rey Fernando III El Santo concediera a las villas de Santander, San Vicente de la Barquera y Laredo que ostente en sus blasones la imagen de la Torre del Oro y un navío rompiendo las cadenas; todo ello como consecuencia de la toma de Sevilla por el Almirante Don Ramón Bonifaz.[29]

En 1936, logró el Ayuntamiento que en este histórico edificio, se instalara un Museo Naval, pudiendo ser visitado por todos los sevillanos, que hasta ese momento solo lo conocían exteriormente.

Postal con la Torre del Oro, cuando era utilizada como Comandancia de Marina.




VIDEO EN EL CANAL DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA EN YouTube DEL PABELLÓN DE LA MARINA DE GUERRA.


NOTAS
[1] . Por la Exposición. En La Exposición, revista ilustrada de Sevilla. 24 de septiembre de 1911. s/p.
[2] . Real Decreto de 09 de febrero de 1924. Gaceta de Madrid núm. 41 de 10 de febrero de 1924, pp. 722-723.
[3] . Lemus López, E. (1987) La Exposición Ibero-Americana a través de la prensa (1923-1929). Sevilla. Edita Ayuntamiento de Sevilla / Mercasevilla. p. 127.
[4] . Archivo Municipal de Sevlla. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Caja 100, rollo 721, fotogramas 278. Expediente Pabellón Marina de Guerra. Escrito dirigido al Subsecretario del Ministerio de Marina. 24 de junio de 1925.
[5] . A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Caja 100, rollo 721, fotogramas 266. Expediente Pabellón Marina de Guerra. Mediante Real Orden de 25 de agosto de1925.
[6] . Real Decreto de 23 de septiembre de 1925. En carta dirigida al General encargado de despacho del Ministerio de Marina. Caja 100, rollo 721, fotogramas 285 y 286.
[7] . A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Caja 100, rollo 721, fotograma 268. Expediente Pabellón de la Marina de Guerra. Acuerdo de la Comisión del 11 de febrero de 1927.
[8] . A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Caja 100, rollo 721, fotogramas 269 y 270. Expediente Pabellón de la Marina de Guerra. Comunicaciones oficiales leídas en la sesión de la Comisión Permanente del 01 de abril de 1927.
[9] . Real Decreto-Ley 1314 de 19 de julio de 1927. Gaceta de Madrid núm. 203 de 22 de julio de 1927.
[10] . El Arquitecto Vicente Traver Tomás. Tomo I. Tesis doctoral de José Carlos Pérez Morales, Sevilla 2015, p. 167.
[11] . A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Caja 100, rollo 721, fotograma 300. Expediente Pabellón de la Marina de Guerra. Oficio de fecha 27 de marzo de 1928, dirigido al Comisario Regio de la Exposición.
[12] . Real decreto-ley núm. 2232 de 28 de noviembre de 1928. Gaceta de Madrid núm. 336 de 01 de diciembre de 1928, p. 1395.
[13] . Villar Movellán, A. (1979) Arquitectura del Regionalismo en Sevilla (1900-1935). Diputación Prov. Sevilla. pp. 537- 539.
[14] . Fondos Familiares de la Fundación González Byass, Fotografía de un proyecto de Pabellón para la Marina de Guerra, realizado por José E. Díez Hidalgo, teniente coronel de Ingenieros de la Armada.
[15] . Vázquez Consuegra. G. (1988) Sevilla, cien edificios. Consj. Obras Públicas y Transporte. pp. 286-287.
[16] . Memoria descriptiva del Proyecto del Pabellón para el Ministerio de Marina en la Exposición Iberoamericana. El Arquitecto Vicente Traver Tomás. Tomo II. Tesis doctoral de José Carlos Pérez Morales, Sevilla 2015, pp 848-849.
[17] . Villar Movellán, A. (1987) Los pabellones de la Exposición Iberoamericana. En La Exposición Iberoamericana de 1929: fondos de la Hemeroteca Municipal de Sevilla. Sevilla. Edita Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla p. 38.
[18] . Graciani García, A. El pabellón de la Marina de Guerra en la Exposición Iberoamericana. En revista Aparejadores (Sevilla). Núm. 35. 4º trimestre 1990 (pp. 13-18).
[19] . Así consta en la base de los balcones. M.G. MONTALVAN-TRIANA. Esta fábrica realizó encargos como la Fuente de las Ranas, varios bancos de la Plaza de España y la balaustrada de la ría, así como el zócalo de la Sala de Alcántara del Pabellón Real.
[20] . El Arquitecto Vicente Traver Tomás. Tomo I. Tesis doctoral de José Carlos Pérez Morales, Sevilla 2015, p. 168.
[21] . Diario Oficial del Ministerio de Marina. Núm. 110 de fecha 18 de mayo de 1928. Dirección General de Campaña. Comisiones (p. 1063). Julio Guillén Tato, sería nombrado más tarde Director del Museo Naval.
[22] . Para la descripción de las salas, se han utilizado como fuentes de información, las crónicas realizadas por diferentes diarios y publicaciones de la época, que a continuación se indican:
- Lo que fue la Exposición Iberoamericana. Fernando Real. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 13 de agosto de 1963, p. 16.
- El pabellón de la Marina de Guerra. En La Época. 25 de abril de 1930.
- El pabellón de la Marina de Guerra. En La Correspondencia Militar, de Madrid. 15 de mayo de 1929, p. 2.
- Noticias de la Exposición. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 28 de febrero de 1929, p. 1.
- Noticias de la Exposición. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 14 de julio de 1929, p. 8.
[23] . Vigil-Escalera Pacheco. F. (1997). Manuel Vigil-Escalera y Díaz. Pintor Ceramista 1885-1938. Tesis Doctoral inédita. Capítulo V, fichas 1.07 a 1.10.
[24] . Graciani García, A. El pabellón de la Marina de Guerra en la Exposición Iberoamericana. En revista Aparejadores (Sevilla). Núm. 35. 4º trimestre 1990 p. 18.
[25] . A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Caja 100, rollo 721, fotograma 260-310. Acuerdo de la Comisión del 26 de abril de 1929. Y fotograma 299. Expediente Pabellón de la Marina de Guerra. Oficio de la Comandancia de Marina del 11 de julio de 1929.
[26] . Una cámara central de submarinos. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 04 de julio de 1929, p. 1.
[27] . En el Pabellón de la Marina. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 14 de mayo de 1929, p. 1.
[28] . A.M.S. Secc. XVIII. Exposición Iberoamericana. Caja 100, rollo 721, fotogramas 29, 291 y 307. Expediente Pabellón de la Marina de Guerra. Tarjetas de visitas y Oficio a la Comandancia de Marina del 14 de octubre de 1927.
[29] . https://armada.defensa.gob.es/ArmadaPortal





































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