- La carabela "Santa María"
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Juan José Cabrero Nieves
LA CARABELA “SANTA MARÍA” DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA.
En recuerdo de la épica gesta del descubrimiento del Nuevo Mundo, se tomó la determinación de realizar una reconstrucción de la carabela Santa María, que durante la Exposición Iberoamericana se situaría en el río Guadalquivir, a orillas del pabellón que el Ministerio de Marina construiría, como complemento del mismo, y que, una vez clausurada la muestra, se trasladaría al puerto de Palos, para ser entregada a la Sociedad Colombina como parte de la exhibición permanente que se instalaría en La Rábida.
Así, el 28 de abril de 1927, el Consejo de Ministros, reunidos en el Gobierno Civil de Sevilla, presidido por el general Primo de Rivera, marqués de Estella, acogió la iniciativa presentada por Manuel Siurot, acordando, entre otros asuntos, la reconstrucción fidedigna de la histórica embarcación utilizada por Cristóbal Colón en el viaje descubridor.
Reproducción de la carabela “Santa María” (Ilustración revista La Esfera) |
Para complementar dicha decisión,[1] en el mes de junio, fue aprobado un Real Decreto del Ministerio de Marina,[2] por el que se autorizaba la construcción de una nave de igual tipo a la que se construyó en el arsenal de la Carraca, en 1892, con motivo del IV Centenario del descubrimiento, la cual desde el puerto de Palos, realizó la misma ruta del Almirante, tocando en La Habana llegando a Estados Unidos, figurando en la Exposición de Chicago, donde fue regalada.[3] Para la construcción de dicha embarcación, se utilizaron planos y documentos procedentes del ministerio, iniciándose los trabajos en 1891, con un coste de unas 200.000 pts.[4] Además de la Santa María, en dicha Exposición también figuraron la Pinta y la Niña, reproducidas en España, pero a cuenta del gobierno Norteamericano, según el proyecto de Monleón y Fernández Duro.[5]
Al parecer, la idea de reproducir la nao “Santa María”, que se construyó en el año 1892 para la celebración del IV Centenario del Descubrimiento de América, se debió a Torcuato Luca de Tena, que en 1926 se lo sugirió a Alfonso XIII para que figurase en la Exposición Iberoamericana el cual acogió este proyecto con entusiasmo, comunicándoselo al ministro de Marina Honorio Cornejo.[5 bis]
Para tal fin, el titular del ministerio de Marina nombró una Comisión Inspectora que intervendría en la realización de dicho proyecto, compuesta por el Comandante de Marina de Cádiz Eduardo Pasquín y Reinoso, como presidente y el segundo Comandante, Salvador Ruiz Verdejo, como vicepresidente; el ingeniero Juan Campos Martín, el teniente coronel de Artillería de la Armada Emilio Gilabert, el Comisario de Marina Luis Blanca; como secretario actuó el contador de navío Carlos Martel Viniegra, y como Director Técnico del proyecto para su construcción el teniente de navío Julio Guillén Tato.[6]
El 4 de octubre, se publicó las bases del concurso público, pero no es hasta que el 24 de noviembre,[7] cuando por Real orden, se adjudicara a los astilleros de Horacio Echevarrieta y Larrinaga de Cádiz, su ejecución, con un importe máximo de 220.000 pts.,[8] aunque previamente se realizaron vivas gestiones por parte de las direcciones de los astilleros de El Ferrol y de San Fernando, para que su construcción se realizara en alguno de ellos.[9]
Mientras, por los marinos modelistas del ministerio de Marina, Alejando Hotos, José Caro y Francisco Sama, confeccionaron un modelo de la carabela, con arreglo a los planos y bajo la dirección del teniente de navío Julio Guillén, que sería expuesto en el Pabellón de la Marina, durante la Exposición.[10]
Plano y corte transversal de la carabela “Santa María”, dibujados por Julio Guillén. (Museo Naval de Madrid) |
Le fue encargado la dirección del proyecto al teniente de navío Julio Guillén Tato, que compatibilizaba su dedicación profesional con el estudio, la investigación, y diseño de esta reconstrucción, la cual implicaba no solo lo concerniente a la nave, sino todo su equipamiento de aparejos, instrumentos, armamento, utensilios, mobiliario, herraje, vajillas, etc., incluso la vestimenta de la marinería y la interpretación escénica de la navegación de la época,[11] publicando ese año su obra “La carabela Santa María. Apuntes para su reconstitución”, editado por el Ministerio de Marina
Pero antes incluso de iniciarse los trabajos constructivos de la embarcación, se suscitó una polémica entrono a la carabela, encabezada por el intelectual Manuel Siurot, que defendía que ésta debía ser anclada en La Rábida, una vez pasado el acto inaugural de la Exposición, en el que sí figuraría, como lo recogía el Real decreto, y que aprovechando la afluencia de público visitante con motivo del certamen, éste podría desplazarse a los lugares colombinos dándole mayor colorido y aliciente si la “Santa María” se encontrara fondeada en sus aguas convertida en museo.[12]
Modelo de la carabela “Santa María”. (Postal de la época) |
Un importante escollo que tuvo que salvar su autor, fue precisamente el diseño de la anterior “Santa María” de 1892, evitando circunscribirse a reproducir el modelo precedente, dedicándose fervientemente a buscar en archivos y bibliotecas los modos de construcciones navales antiguas, estudiando un centenar de obras de arquitectura naval, llegando como primera conclusión, que la nave utilizada por Colón, no era una “nao” como así lo denominaron entonces los autores Cesáreo Fernández Duro y Rafael Monleón, que corresponde a un concepto genérico de nave; sino “carabela”, por ser este un tipo de nave con características propias de navegación para exploraciones y descubrimientos, estudiando con detenimiento las construcciones de las carabelas desde el siglo XIII, llamadas así por los navegantes portugueses, y con ciertas variantes en España a finales del XV.[13]
Durante las investigaciones documentales realizadas en Sevilla, Moguer, Cádiz y Huelva, encontró nuevos datos, lo que ocasionó la modificación total de la arboladura de la embarcación presentada en un principio, con una reconstrucción más aproximada de los muebles, comidas, cánticos y utensilios de los marineros de aquella época.[14] Para llevar a cabo este proyecto, fue necesaria la investigación, durante dos años, no solo en archivos y bibliotecas nacionales, sino incluso en museos europeos.
La construcción en los astilleros de Echevarrieta, estuvo bajo la inspección del ingeniero de la Armada, Juan Campos, miembro de la Comisión, que junto al teniente de navío Guillén, tuvieron que salvar mil obstáculos para conseguir personal experimentado que no utilizara herramientas modernas.
Elementos de la vela mayor, gavia y la cofa, dibujados por Julio Guillén. (Museo Naval de Madrid) |
La carabela se realizó con madera de pino nacional, material propio de la época, cuyo interior y exterior fue patinado, para darle aspecto de barco con antigüedad, las cuadernas, ligazones, forro, etc., eran de madera, siendo propulsada únicamente por las cuatro velas que estuvo dotada, además de guarnecida con estandartes y gallardones de la época; también se le dotó de armas de fuego antiguas con cuatro lombardas, cuatro falconetes, espingardas y ballestas.
Para su construcción se siguieron los métodos antiguos, sin la intervención de maquinaria moderna, utilizándose hachas y azuelas, realizadas también de forma artesanal, para desbastar los enormes maderos, siendo la clavazón de hierro galvanizado, forjado a mano por expertos herreros.[15]
Las dimensiones de la nave varían según la fuente de información, pero en general tenía una eslora total de 27,50 metros y entreperpendicular de 24,50; la manga era 7,78; el puntal hasta la regalada de 5,98. El calado a proa era de 2.03 m., y a popa de 2,47; con un desplazamiento total de 226 toneladas, siendo la altura del palo mayor de 27,06 metros, que procedía de Holanda, con una superficie total de velamen de 470 m2.[16]
La carabela durante su construcción en los astilleros de Horacio Echevarrieta. (web Astilleros de Cádiz. J. Gargallo) |
La colocación de la quilla tuvo lugar el 15 agosto de 1928, y el 26 de enero de 1929, a las dos y media de la tarde, se produjo la botadura de la carabela en los astilleros de Horacio Echevarría, la cual se había empavesado con reproducciones de banderas utilizadas por Colón en su viaje, para este sencillo acto, pues se pensó dar mayor realce en el momento que partiera hacía Sevilla con una revista naval en la que participarían buques de guerra de las repúblicas americanas, pero ésta fue suspendida debido al encontrase en reparación los acorazados Jaime I y Alfonso XIII y los cruceros Blas de Lezo y Méndez Núñez.[17]
Frente a la proa de la nave, se instaló un altar portátil, donde se celebró la ceremonia religiosa, siendo bendecida la nave por el capellán de los astilleros, Juan Bautista Javaloyes, actuando como madrina la hija del director de los astillero, Juan Aldecoa, de siete años, la cual soltó la botella de champán que se estrelló en proa de la carabela, deslizándose suavemente la nave hasta llegar a las aguas de la dársena, momento en que tocaron las sirenas de todos los buques que allí se hallaban fondeados.[18]
El 19 de febrero se iniciaron la pruebas reglamentarias en la bahía empezando por la de timón,[19] saliendo fuera del puerto, continuando los trabajos con la colocación del velamen,[20] haciéndose cargo del mando de la nave, durante dichas pruebas, el teniente de navío Julio Guillén.[21]
Dos momentos de la botadura. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Serrano) |
Estas pruebas de navegación se alargaron más de lo previsto, debido a un fuerte temporal en el Golfo de Cádiz, tras las primeras pruebas, pero sobre todo, a un intento en evitar que la carabela fuera primer a Huelva, siendo el principal instigador de ello el propio autor, que no consideraba un puerto apetecibles, solicitando al Comisario Regio Cruz Conde, que hiciera todo lo posible para impedirlo, aconsejándole éste que la carabela no estuviera, ni oficial ni aparentemente, lista para el servicio hasta finales de abril o primeros de mayo, pues de lo contrario, debería navegar para su entrega a la Sociedad Colombina.[22]
La carabela durante la realización de las pruebas de navegación. (Ilustración revista Mundo Gráfico) |
Siguiendo estos consejos, no fue hasta el 13 de abril cuando se realizaron las últimas pruebas de navegación y vela, resultando totalmente satisfactorias, regresando a puerto a vela pasando entre los buques de la Escuadra española “Blas de Lezo”, “Méndez Núñez” y “Príncipe Alfonso”, cuyas tripulaciones formadas en cubierta aplaudían el paso de la reproducción de la nao capitana en el que ondeaba el pendón de Castilla, siendo correspondido por la tripulación de la “Santa María”, agitando sus pañuelos en señal de júbilo.[23]
Al mismo tiempo, en Huelva, se bendecía, por el prior de La Rábida, y botaba, una pequeña reproducción de la “Santa María”, realizada por los obreros del puerto onubense, Rafael López Díaz, Cristóbal Díaz Pinzón, Pedro Lozano y Sebastián García Barrial, quienes destinaron sus ahorros a la construcción de la nave.[24]
A finales de abril, la carabela se encontraba totalmente terminada, en espera de ser recepcionada por la Comisión Inspectora del proyecto,[25] siendo entregada oficialmente a la Armada, por los Astilleros de Horacio Echevarrieta, en la mañana del día 3 de mayo de 1929.[26]
Pequeña reproducción de la “Santa María” realizada por obreros del puerto de Huelva. (Ilustración de La Vanguardia) |
El acto, estuvo presidido por el Capitán General del Apostadero, Eliseo Sanchís, al que le acompañaban los componentes de la Comisión Inspectora. La entrega fue realizada por José Madaleno, director gerente de la casa Horacio Echevarrieta, y Juan Aldecoa, director de estos astilleros, los cuales, después de recorrer el buque con las autoridades de Marina, extendieron y firmó el acta de entrega de la nave, y a continuación, el mando de la misma, al teniente de navío Julio Guillén, tras lo cual y mientras se interpretaba la Marcha Real, se izaba en el hasta de popa el pendón de los Reyes Católicos.[27]
El lunes, 6 de mayo, a las doce y media del día, zarpó la “Santa María” de los muelles de los astilleros de San Fernando, dejando a tras la bahía gaditana, rumbo al puerto de Sevilla.[28] Fondeó primero en Bonanza, desde donde fue escoltada por el cañonero “Laya” y el guarda costas “Guad Lucus”,[29] atracando en el canal Alfonso XIII, junto al pabellón de la Marina, el día 8 de mayo, víspera de la inauguración de la Exposición.
Navegando rumbo al Puerto de Sevilla. (Ilustración La Vie d'Italia e dell'America) |
La arribada de la reproducción de la nao capitana en el viaje colombino al embarcadero situado en el canal de Alfonso XIII, junto al Puente de Hierro o de Alfonso XIII, y próximo al pabellón de la Marina, fue todo un acontecimiento.[30] Hasta la embocadura del puerto, la carabela, había sido remolcada por el cañonero “Laya” y escoltada por los destructores “Alsedo” y “Lazaga”. Al mando de la nave se encontraba el teniente de navío Julio Guillén, siendo la entrada apoteósica.
Desde horas antes de las seis de la tarde, que fue cuando la embarcación entró en el puerto, comenzó a llenarse las riberas del canal de multitud de personas y vehículos, con todos los barcos empavesados y las cubiertas animadas con numero público, ofreciendo todo ello un pintoresco aspecto.
Mientras se espera la llegada de la nao, aviones de la cercana Base Aérea de Tablada, realizaban maniobras y pasadas sobre los espectadores, mientras en el río, embarcaciones rápidas no dejaban de realizar arriesgadas evoluciones, y los barcos tomaban posiciones.
Fondeado en el puerto para rendir honores a la nave colombina, se había desplazado una división de la Armada compuesta por los destructores “Velasco”, “Lazaga” y “Alsedo” el crucero “Méndez Núñez”, el cañonero “Laya” y una flotilla de submarinos, y la Armada portuguesa para este acto, envió al crucero “Vasco de Gama” y tres contratorpederos.
Para presenciar las maniobras de atraque, SS.MM. los Reyes, familia real, el general Primo de Rivera y miembros del gobierno, se trasladaron al trasatlántico “Reina María Cristina”, situado en la orilla contraria al embarcadero de la carabela.
A la hora indicada, la nave se vislumbró por el horizonte, siendo un remolcador del puerto el que realizaría las maniobras de remolque y amarre. Majestuosamente la reproducción de la histórica nave se fue deslizando sobre el agua, entrando en el puerto con las velas arriadas, debido al fuerte viento de proa que se registraba, hasta llegar al frente del “Reina María Cristina”, en cuyo puente se encontraban los Reyes, en ese momento en la carabela se interpretó la Marcha Real con los tambores y trompetas de la dotación, mientras la tripulación subida a las jarcias, tributó a los Monarcas los honores de ordenanza, repitiendo hasta siete veces: ¡Viva el Rey de Castilla por mar y por tierra!, contestando la marinería con vítores agitando las gorras, y los buques de guerras españoles disparaban salvas, siendo secundadas por el crucero “Vasco de Gama”, y los buques mercantes, atracados en el puerto, saludaban a la “Santa María “ haciendo sonar sus sirenas.
Llegada de la carabela “Santa María” al Puerto de Sevilla. (Ilustración revista Mundo Gráfico) |
La llegada de la nao y los honores que se le rindieron, fueron presenciados por una muchedumbre que apiñada ocupaban ambas orillas del canal, los buques y el puente de Alfonso XIII, que vitoreaba y aplaudía al paso de la “Santa María” en la que ondeaban, además de la Bandera de España, la de los Reyes Católicos, el Pendón de Castilla y la insignia de Casa de Colón, anclas doradas horizontales sobre fondo azul.
El Rey con uniforme de almirante, acompañado de la familia real presenciaba las maniobras de atraque, trasladándose en canoa posteriormente a la carabela, donde una vez abordo, la tripulación formada le rindió honores, mientras los dos tambores y trompetas tocaban la Marcha Real. Seguidamente, el capitán de la nave, el teniente de navío Julio Guillén, hincó una rodilla y dándole la mano al monarca le dio la bienvenida con la vieja fórmula: “Bienvenido sea a la nao S. M. el Rey de Castilla y buena compaña”, rindiendo los centinelas las alabardas, formando también en el castillo de popa, una sección de desembarco que daba escolta de honor a la reproducción del guión que utilizó el almirante al desembarcar en tierra, tomando posesión de ellas en nombre de los Reyes de Castilla y León.
La primera impresión que se tenía al entrar a bordo de la nave era la pequeñez del casco con respecto a los aparejos y arboladura, además de lo rústico del conjunto, la sobriedad y la incomodidad
Rindiendo honores a S.M. el Rey Alfonso XIII al embarcar en la nave. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Serrano) |
La visita de SS.MM. los Reyes y séquito fue muy detenida, siendo de destacar la labor del teniente de navío Julio Guillén a la hora de reproducir con la mayor fidelidad posible el interior de la nave,[31] visitando la llamada «Cámara del Almirante», situada a popa, en la que se había reproducido el artesonado del Monasterio de la Rábida, y entre los objetos que se podían admirar en dicha cámara se encontraban el arca del dinero, el cuadrante solar utilizado por los navegantes de la época, una mesa de comedor con todo su ajuar, también se habían instalado en ella la llamada silla del nuncio, un sillón de alto respaldo, que era una interesante reconstrucción arqueológica, ya que Colón además de almirante era nuncio y embajador de los Reyes Católicos, y en la mesa se habían colocado distintos instrumentos y cartas de navegación, una escribanía con tintero y pluma de la época, y a un lado el camarote o cama del almirante de reducidas dimensiones.
Cámara y camarote del Almirante. (Postales de la época) |
Antes de entrar en la cámara, pasaron por la tolda, en cuya borda se habían colocado una pareja de falconetes, y encima del alcázar, se situaba la toldilla, con la bandera de Castilla y León, el fanal de popa, el palo y la vela mesana, y el guión del almirante.
Tolda, que daba acceso a la Cámara del Almirante. (Postal de la época) |
En la cubierta, se encontraba el palo y vela mayor, donde se había instalado la cofa para el vigía; y antes de llegar al puente de proa, se situaba el fogón de la cocina en cuyo interior y sobre anafres se cocinaba el rancho, estando dotado con todos los utensilios necesarios; y la escotilla de carga de la bodega. Para los días festivos o de grandes solemnidades, sobre la cubierta se colocaría un magnífico toldo realizado en damasco blanco y verde.
También se instalaron aquí las bombas de achique, que reproducían exactamente igual a las utilizadas en aquella época, sirviendo de modelo para ello dibujos y reseñas históricas, que se hicieron funcionar durante la visita real.
Fogón de la cocina, y reproducciones de faroles de la época. (Postal de la época) |
Desde el palo mayor hasta la popa, debajo de la tolda y el alcázar, se hallaba la cubierta principal, donde se alojaban los oficiales, las lombardas, las armas de mano, arquetas, cofres, la aguja de marear o brújula, etc.; y al fondo el timón. Y en el casillo de proa, se situaba el cabestrante para levar anclas y los palos trinquete y bofalón.
Cubierta principal, donde se alojaban los oficiales y se custodiaba el armamento. (Postal de la época) |
Castillo de proa. (Postal de la época) |
La bodega era el lugar utilizado para el almacenamiento de víveres, utensilios y donde dormía la marinería, situándose aquí también la sentina, donde se recogía las aguas filtradas por los costados y cubierta, que eran expulsadas a través de las bombas de achique.
La bodega, lugar donde dormía la marinería, y la sentina, donde se recogían las aguas que se filtraban. (Postales de la época) |
Completaba la decoración de la nave escudos de armas colocados a babor y a estribor de la tolda y toldilla, así como la indumentaria de los marinos, alguacil y físico acorde con la época del descubrimiento.
Momento de la entrada de la carabela Santa María en el puerto de Sevilla. (Ilustración. 80 años de la Exposición Iberoamericana) |
La carabela atracada en el embarcadero situado junto al Pabellón de la Marina y el Puente Alfonso XIII. (Biblioteca Fundación Juan March. Archivo Joaquín Turina) |
La tripulación de la carabela estuvo compuesta por un capitán de corbeta o teniente de navío como comandante; un teniente de navío, segundo comandante; cinco alféreces de navío para desempeñar el oficio de contramaestres, dos pilotos, un alguacil y un lombardero; un capitán médico como físico; un contador de navío o escribano; un segundo contramaestre, un segundo condestable; dos maestres de marinería; cuatro cabos de marinería; ocho marineros especialistas, veintidós marineros de primera, dos cornetas y dos tambores.[32]
Se procuró que la vida dentro del barco fuera lo más parecida a la de aquellos tiempos, prestándose los mismos servicios recogidos en las ordenanzas marinas de aquel histórico viaje. Al toque de oración, los marineros se reunirían en la cámara de popa para rezar el rosario. A partir de ese momento, los vigías realizarían sus servicios de cuarto desde el alcázar de la nave, cantando las horas. La iluminación a bordo solo se realizaría con velas de sebo, y las voces de mando y para las operaciones de navegación y faenas del barco en puerto, se realizaran utilizando estrictamente las utilizadas en aquellos años.[33]
La indumentaria de la tripulación, desde el capitán al último marinero, reproducían exactamente los de la época de Colón, así como los platos, utensilios de cocina, menaje de abordo, etc. También fueron realizados con las mismas técnicas antiguas, los cabos y el velamen; zapatos, tabardo, calzas, cascos, trompetas, armas y la pólvora negra. Incluso los apellidos de la tripulación recordaban a aquellos marinos ilustres, allí estaban Pinzón, Díaz Solís, Magallanes, Iturbide, etc.,[34] y las arcas personales de la tripulación, eran todas distintas, de madera de una sola pieza, que llevan sus marcas a fuego con cerraduras góticas.[35]
Armas, vajilla y utensilios de la época del Descubrimiento con que estaba dotada la carabela. (Postales de la época) |
El 12 de mayo, días después de la inauguración de la Exposición, se celebró la primera misa en la carabela, para lo cual le fue entregada a la dotación una imagen de Santa María Marigalante (Madre de Gracia), titular de dicha nave y patrona de Cristóbal Colón, como recuerdo a la primera e histórica misa rezada por Alfonso Sánchez de Carvajal, confidente del almirante. A las diez de la mañana, se celebró santa misa en un altar instalado al fondo de la cubierta, alumbrado con faroles reproducciones exactas de los de la época del descubrimiento, siendo oficiada por el Rvdo. Padre Carlos G. Villacampa, franciscano del convento de San Buenaventura. [36]
Imagen de Sta. María Marigalante, que presidió la primera misa en la nave. (Fotografía El Correo de Andalucía) |
Con motivo de la fiesta de la Virgen del Carmen, Patrona de la Marina española, el 16 de julio, se ofició una misa a bordo del barco, y posteriormente, una comida extraordinaria con toda la tripulación. Por la noche una cena en el restaurante del Casino con los oficiales, al que asistió el director de la Exposición José Cruz Conde.[37]
Durante la cena se trató la próxima partida de la carabela a Huelva con motivo de las fiestas Colombinas, zarpando el 27 de julio de su amarre en el canal Alfonso XIII, estando desde el 28 de dicho mes hasta 14 de agosto en el puerto de Palos.
Finalizada las Fiestas Colombinas, el 12 de agosto, el cañonero “Laya”, que había llegado el día anterior al Puerto de Huelva, procedente del de Cádiz, remolcó durante la mañana de ese día a la carabela “Santa María” rumbo a Sevilla, llegando por la tarde al puerto de Sanlúcar de Barrameda, fondeando junto al muelle de Bajo Guía.
La carabela navegando rumbo al Puerto de Huelva. (Fotografía web Todocolección) |
Durante ese viaje de regreso al puerto sevillano, y debido a las numerosas solicitudes de entidades americanas, se planeó la realización de un viaje a aquel continente durante el mes de marzo, zarpando del puerto de Palos, con el mismo ceremonial y a la misma hora que lo hiciera Colón, siguiendo la misma ruta del almirante. Por iniciativa de la Sociedad Colombina, la carabela portaría una gran piedra extraída de La Rábida, que sería la primera que se colocaría en el faro que se pensaba construir en la isla de Santo Domingo, en homenaje al insigne navegante.[38] Pero el devenir de los acontecimientos hizo que este soñado viaje se fuera aplazando, tratándose por última vez en 1932,[39] postergándose también la construcción del Faro a Colón, cuyas obras no se iniciaron hasta 1948, concluyéndose y siendo inaugurado en 1992.
Durante su permanencia en las aguas del Guadalquivir, la “Santa María”, fue un atractivo más de la Exposición, recibiendo multitud de visitantes, que pisaron su cubierta y escudriñaron sus rincones, cumpliendo así la misión de dar a conocer, las circunstancias y las estrecheces que los marineros tuvieron que sufrir hasta alcanzar tierras americanas. Entre las visitas más destacadas podemos enumerar la que realizó el presidente del Gobierno, general Primo de Rivera, el 12 de octubre de 1929, con motivo de la Fiesta de la Raza, el cual al ser recibido, le fue ofrecido por el comandante de la nao, “el pan y la sal”, costumbre marina de la época de Colón.[40]
Otras visitas de personalidades, fueron la del presidente de la República de Portugal, general Carmona, con motivo de su estancia oficial en el certamen; la de los infantes D. Jaime, Doña Beatriz y Doña Cristina, procediéndose por el capitán de la nave al ceremonial de ofrecer el bastón de mando, partiéndolo por la mitad, entregando un trazo a cada una de las infantas; el hijo del presidente de la República peruana, Augusto Leguía; la infanta doña Isabel; Edda Mussolini, hija del duce italiano Benito Mussolini, etc.
También fue muy emotiva, la visita realizada por los pilotos Jiménez e Iglesias, al mes de inaugurarse la Exposición, en la que se aludió a la emoción que debieron sentir la tripulación de la nave al descubrir el Nuevo Mundo, al igual que los pilotos lo tuvieron al divisar tierras americanas.
Con motivo de las “Semana” de los países participantes en la muestra, se realizaron visitas oficiales a la carabela, por parte de las delegaciones de cada uno de ellos, enarbolando en uno de los mástiles de la carabela, la bandera del país mientras se desarrollaban dichas semanas, empezando por la de los Estados Unidos, Colombia, Portugal, etc.
Una de las visitas más curiosas a la carabela, fue la que realizó la tripulación del barco vikingo noruego “Roald Amundsen”, el 15 de enero de 1930, que había llegado el día anterior a Sevilla, atracando en el muelle de Alfonso XIII, frente a la “Santa María”. Este barco, que era una fiel reproducción de las embarcaciones vikingas del siglo IX, contaba con una tripulación de seis marineros y un capitán, habiendo partido en junio de Noruega, teniendo previsto realizar la vuelta al mundo en dos años, cruzando previamente los mares del Norte y Francia, venía procedente de Barcelona, continuaría hasta Portugal para después realizar la travesía del Atlántico hasta llegar a Brasil. Días después, sería devuelta la visita, trasladándose oficiales de la “Santa María” al barco noruego.[41]
El “Roald Amundsen” reproducción de un barco vikingo, navegando por las aguas del Guadalquivir, y la tripulación del barco noruego visitando la carabela “Santa María”. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo ABC)
Clausurada la Exposición, el 23 de junio de 1930, la carabela “Santa María”, zarpó del puerto de Sevilla con rumbo al de Palos, donde quedó fondeada, siendo remolcada por el cañonero “Laya”, y la tripulación cariñosamente despedida por las autoridades y el público que acudió a despedirla vitorearon su marcha.[42]
Dos días después, el comandante de la nave, Julio Guillén, hizo entrega de la nao al comandante de Marina de Huelva, mientras se resolvía si quedaría anclada allí o frente a La Rábida,[43] siendo aprobada a final de año, su cesión por la Marina al Patronato Nacional de Turismo,[44] estando anclada durante mucho tiempo en el embarcadero de la Punta del Sebo, junto al Monumento a la Fe Descubridora en Huelva[45] hasta que, en 1945, cuando era remolcada de Valencia al Arsenal de Cartagena, para su reparación, se hundió frente al Cabo de San Antonio.[46]
Seis han sido las reproducciones que, hasta el momento, se han realizado de la nave capitana de la gesta descubridora; la primera, la anteriormente mencionada realizada en 1892, por la Comisión Arqueológica Ejecutiva del IV Centenario del descubrimiento de América, que se construyó en la Carraca de Cádiz, repitiendo el viaje colombino a vela hasta la Exposición de Chicago. Siendo regalada al gobierno de los EE.UU., que la vendió a continuación para su explotación comercial. [47]
La que acabamos de tratar, diseñada por Julio Guillén Tato, como carabela, realizada para la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, y tras el hundimiento de ésta, en 1950, se hizo una nueva copia en los astilleros Lacomba de Valencia, diseñada también por Julio Guillé, para el rodaje de la película «Alba de América», que estuvo atracada en el muelle de Barcelona, desde 1952 a 1990, cuando tras varios atentados consecutivos, por parte de un activista de Terra Lluire, la dejaron con tales desperfectos, que ya no era rentable su reparación.[48] Esta reproducción, aunque exteriormente copiaba la anterior, su interior de adoptó más el carácter de decorado cinematográfico, que de rigor histórico.
La Santa María de “Alba de América” (de una escena de la película). Y atracada en el Puerto de Barcelona. (Postal de la época) |
En 1963, José María Martínez-Hidalgo y Terán, director del Museo Marítimo de Barcelona, diseñó una nueva nao “Santa María”, que se construyó en los astilleros de Cardona, en Barcelona, con motivo de la Feria Mundial de Nueva York de 1964, y que fue transportada hasta allí por un barco mercante alemán, siendo adquirida, una vez clausurada la Feria, por la ciudad de San Luis en 1969, para ser trasladada a dicha ciudad e instalarla junto al pabellón de España de la Feria de Nueva York, que había sido regalado por el gobierno español, a la ciudad del estado de Missouri.[49] Una réplica de esta nave, hecha por encargo del gobierno venezolano, estuvo anclada muchos años en el puerto de Cabello,[50] como atracción turística.
Por último, con motivo de la celebración del V Centenario del descubrimiento de América, en 1992, el Instituto de Historia y Cultura Naval presentó el proyecto para la construcción de las tres naves colombinas, siguiendo el diseño de José María Martínez-Hidalgo, desarrollándolo el ingeniero naval López Martínez, siendo construida la “Santa María” en los astilleros Viudes, de Barcelona.
El 3 de agosto de 1990, la “Santa María”, la “Pinta” y la “Niña”, iniciaron desde Palos de la Frontera una travesía por puertos españoles y europeos, para finalizar su periplo recalando en la Exposición Universal de Sevilla de 1992 donde permanecieron ancladas en el río.
Finalizada la Muestra Universal, la Sociedad Estatal Quinto Centenario llegó a un acuerdo con la Diputación Provincial de Huelva para varar definitivamente estas naves en Huelva, donde permanecen fondeadas desde entonces en el Muelle de las Carabelas.[51]
La “Santa María” realizada para la Expo.92 de Sevilla, atracada en el Muelle de las Carabelas, en Palos de la Frontera. (web Wikipedia) |
Por último, decir que además de estas reproducciones, en el extranjero también se han construido otras réplicas de la “Santa María”, con mayor e menor acierto, como la Santa María de Florida, de Andrew Cuthbertsson en 1936, la realizada en Argentina con maderas locales en1979, o la de Ohio para conmemorar el V Centenario en Estados Unidos de América en 1991.[52]
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LA CARABELA SANTA MARÍA
NOTAS
[1] . La carabela “Santa María”. En Ejército y Armada, de Madrid. 15 de junio de 1927, p. 2.
[2] . Real Decreto-ley de 22 de junio de 1927, publicado en la Gaceta de Madrid, el 24 de junio de 1927, p. 1739.
[3] . La Carabela Santa María. En El Castellano, de Brugos. 15 de junio de 1927, p. 5
[4] . Un Museo colombino permanente en La Rábida. En El Debate, de Madrid. 15 de junio de 1927, p. 3.
[5] . Chocano Higueras, G. (1985) Naves del Descubrimiento, la “Santa María”, la “Pinta” y la “Niña”. Madrid. Edita Museo Naval p. 23.
[5 bis]. Guillén Salvetti, M. Hace poco más de 80 años. La carabela Santa María. En Revista general de marina, (Enero-Febrero), 2010, pp. 33-36
[6] . Botadura de la reproducción de la carabela “Santa María”. En El Noticiero Gaditano, de Cádiz. 26 de enero de 1929, p.2.
[7] . Real Orden de 24 de noviembre de 1927. Aunque la firma del contrato no se formalizó hasta el 28 de diciembre de 1927, ante el notario de Madrid, Anastasio Herrero Muro.
Desde mediados de noviembre en los diarios nacionales aparece la noticia de la construcción de la carabela en los astilleros de Horacio Echevarrieta. La reproducción de la carabela Santa María. En El Liberal, de Sevilla. 17 de noviembre de 1927, p.6.
[8] . Ibídem.
[9] . La construcción de la carabela Santa María. En El Liberal, de Sevilla. 21 de junio de 1927, p.1.
[10] . El modelo de la carabela Santa María. En El Día Gráfico, de Barcelona. 13 de noviembre de 1927, p. 19.
[11] . El futuro jefe de la nao Santa María en Valencia. En La Correspondencia de Valencia, de Valencia. 17 de noviembre de 1927, p. 1.
[12] . La “Santa María” Huelva y el puerto. Una carta del Sr. Siurot. En El Liberal, de Sevilla. 20 de diciembre de 1927, p .1.
[13] . Robert, J.B. La carabela “Santa María”. En Las Provincias, de Valencia. 22 de marzo de 1928, p.3.
[14] . La construcción de la carabela “Santa María”. En El Debate, de Madrid. 23 de abril de 1928, p.5.
[15] . Noticias de la Exposición. En Nuevo Día, de Cáceres. 28 de febrero de 1929, p. 3.
[16] . Hoy ha sido botada en los astilleros gaditanos la carabela “Santa María”. En El Liberal, de Sevilla. 27 de enero de 1929, p. 5.
[17] . Nuevos Talleres. En Diario de Burgos. 31 de enero de 1929, p. 3.
[18] . Ibídem. Y Botadura de la reproducción de la carabela “Santa María”. En El Noticiero Gaditano, de Cádiz. 26 de enero de 1929, p.2.
[19] . La carabela “Santa María”. En Diario de la Marina, de Madrid. 20 de febrero de 1929, p.3.
[20] . Gaditanas. En La Correspondencia de Valencia, de Valencia. 20 de febrero de 1929, p. 5.
[21] . El mando de la carabela “Santa María”. En Ejército y Armada, de Madrid. 22 de febrero de1929, p. 2.
[22] . Archivo Municipal de Sevilla. Sección XVIII. Exposición Iberoamericana. Plaza de España. Expediente Góndolas. Rollo 675. Carta de fecha 29 de enero de 1929, de Julio Guillén dirigida a Pedro (sic) Cruz Conde. Y contestación a esta firmada por Vicente Traver, en nombre de José Cruz Conde, de fecha 5 de febrero de 1929.
[23] . Las primeras pruebas de la carabela “Santa María” dan un resultado satisfactorio. En El Noticiero Gaditano, de Cádiz. 13 de abril de 1929, p. 2.
[24] . Una reproducción de la carabela “Santa María”. En Diario de la Marina, de Madrid. 17 de abril de 1929, p. 1.
[25] Notas Regionales. Cádiz. En El Liberal, de Sevilla. 25 de abril de 1929, p. 4.
[26] . La Armada se hace cargo de la carabela “Santa María”. En Nuevo Día, de Cáceres. 03 de mayo de 1929, p. 8.
La entrega de la carabela. En El Cantábrico, de Santander. 04 de mayo de 1929, p. 3.
[27] . Entrega oficial a la Marina de la carabela “Santa María”. En El Noticiero Gaditano, de Cádiz. 04 de mayo de 1929, p.2.
[28] . La carabela “Santa María”. En El Noticiero Gaditano, de Cádiz. 06 de mayo de 1929, p. 3.
[29] . La carabela “Santa María”. En Ejército y Armada, de Madrid. 07 de mayo de 1929, p. 1.
[30] . Solemne entrada de la carabela “Santa María” en el puerto. En El Debate, de Madrid. 09 de mayo de 1929, p. 1.
Ayer hizo su entrada solemnemente en nuestro puerto la carabela “Santa María”, reproducción de la que utilizó Colón en el descubrimiento. En El Liberal, de Sevilla. 09 de mayo de 1929, p.6.
Ayer tarde llegó la carabela “Santa María. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 09 de mayo de 1929, p. 2.
Ayer llegó a Sevilla la carabela “Santa María”. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 09 de mayo de 1929, p.2.
31] . Para la descripción de la carabela Santa María, se han utilizado como fuentes de información los siguientes documentos y artículos:
- España sus exposiciones Barcelona-Sevilla 1929-1930. (1930) Barcelona. Editorial de la revista Laboratorio (pp.207-211).
- La nueva carabela Santa María. En Mundo Gráfico. 15 de mayo de 1925.
- Vicedo Jover, J. La Santa María de Guillén Tato (1927-1929)
- La Santa María. En ABC, de Madrid. 04 de mayo de 1930, p.18.
- Noticias de la Exposición. En Nuevo Día, de Cáceres. 28 de febrero de 1929, p.3.
[32] . La carabela Santa María. Se fija la dotación del buque. En Heraldo de Castellón, de Castellón. 14 de febrero de 1929, p. 3.
La dotación de la carabela “Santa María”. En Diario de la Marina, de Madrid. 14 de febrero de 1929, p. 3.
[33] . A bordo de la carabela Santa María, se prestan los mismos servicios que en el año 1492. En Nuevo Día, de Cáceres. 23 de febrero de 1929.
[34] . La carabela Santa María. En El Liberal, de Sevilla. 27 de febrero de 1929, p. 3.
[35] . Noticias de la Exposición. En Nuevo Día, de Cáceres. 28 de febrero de 1929, p. 3.
[36] . Hoy se dirá la primera misa en la carabela “Santa María”. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 12 de mayo de 1929, p. 3.
La primera misa a bordo de la nao “Santa María”. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 14 de mayo de 1929, p. 2.
La primera misa a bordo de la nao “Santa María”. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 14 de mayo de 1929, p. 5.
[37] . La oficialidad de la carabela Santa María celebra la fiesta de la Virgen del Carmen. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 17 de julio de 1929, p. 1.
[38] . La carabela «Santa María» hará en marzo próximo un viaje a América. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 13 de agosto de 1929, p. 1.
La carabela «Santa María» a Sevilla. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 11 de agosto de 1929, p. 1.
Ayer llegó a Sanlúcar de Barrameda la carabela «Santa María». En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 13 de agosto de 1929, p. 1
[39] . El proyectado viaje de la carabela “Santa María”. En Heraldo de Almería, de Almería. 03 de enero de 1932, p. 1.
[40] . La carabela “Santa María”, en Sevilla. En La Nación, de Buenos Aires, 14 de octubre de 1929, p. 11.
[41] . El barco “Roald Amundsen” que ha llegado esta tarde a nuestro puerto. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 15 de enero de 1930, p. 8.
Ayer llegó un original barco noruego. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 15 de enero de 1930, p. 1.
La tripulación del buque noruego “Roald Amundsen”, vestidos con trajes vikingos de la época, durante su visita oficial a la carabela “Santa María”, donde fueron obsequiados con un vino de honor. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 16 de enero de 1930, p. 3.
Los marinos noruegos obsequian a los de la carabela “Santa María” con un vino de honor. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de enero de 1930, p. 1.
[42] . La marcha de la carabela “Santa María”. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 25 de junio de 1930, p. 8.
[43] . La carabela “Santa María”. En El Noticiero Gaditano, de Cádiz. 25 de junio de 1930, p.3.
[44] . Real Decreto. Diario Oficial del Ministerio de Marina, nº 6, 9 de enero de 1931.
Competencias y expedientes. En ABC, de Sevilla. 28 de diciembre de 1930, p.64.
[45] . Martínez Moreno, J.M. (1977) La iconografía postal de las naves de Colón. (Conferencia). (Sevilla) Editado por la Sociedad Filatélica Sevillana.
[46] . Suarez de Lezo, R. La carabela “Santa María”. En Pensamiento Alavés, de Álava. 13 de marzo de 1945.
[47] . Chocano Higueras, G. (1985) Naves del Descubrimiento, la “Santa María”, la “Pinta” y la “Niña”. Madrid. Edita Museo Naval (pp. 23-25).
[48] . García F.C. ¿Dónde está la carabela de Barcelona? En La Vanguardia, de Barcelona. 28 de abril de 2011.
[49] . San Luis de Missouri, adquiere una reproducción de la carabela Santa María. En ABC, de Sevilla. 07 de enero de 1969, p. 37.
[50] . Martínez Moreno, J.M. La iconografía postal de las naves de Colón. (1977) p.9.
[51] . https://www.diphuelva.es/Rabida/contenidos/Muelle-de-las-Carabelas/
[52] . Vicedo Jover, J. La Santa María de Guillén Tato (1927-1929)
https://www.academia.edu/3372378/La_Santa_Mar%C3%ADa_de_Guill%C3%A9n_Tato_1927_1929_
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