- Cabalgata Histórica Mariana



El otro gran acto multitudinario que se celebró con motivo del Congreso Mariano Hispano Americano, además de la Procesión Mariana el día de su clausura, fue la brillante Cabalgata Histórica Mariana, que tuvo lugar al día siguiente, 20 de mayo, la cual recorrió las principales calles del centro de la ciudad, en una magnífica y elegantísima cabalgata.

Para la redacción de la Cabalgata Histórica Mariana, se han utilizado la información recogida en la Crónica Oficial del Congreso Mariano Hispano-Americano de Sevilla 1929,[1] así como la aparecida en la prensa local, principalmente en El Correo de Andalucía,[2]

Dado el carácter especialmente artístico que el Congreso Mariano de Sevilla tuvo, la Comisión de Arte del mismo acogió con gran entusiasmo la sugerencia presentada por el profesor de la Universidad Literaria Manuel Jiménez Fernández, de que, con motivo del Congreso, se llevara a cabo una cabalgata histórica que narrara mediante escenas, las grandes efemérides de carácter mariano acontecidas en la ciudad. Aceptada la propuesta por el Cardenal Illundaín, se designó al proponente para que con la valiosa cooperación artistas e historiadores, así como de colegios de religiosas, familias aristocráticas y de jóvenes católicos, lograran hacer realidad este proyecto, y dar veracidad histórica a los personajes que la formaran.

La organización general corrió a cargo de una comisión presidida por el párroco de la Magdalena y formada por José González Álvarez, marqués de Esquivel, Francisco Abaurrea, Manuel Jiménez Fernández, autor del proyecto, Ricardo Serra y Pickman y Modesto Cañal y Migolla, que fue asesorada por el arquitecto Aníbal González.

A las seis de la tarde del referido día 20 de mayo, se inició el recorrido de la cabalgara iniciándose en la plaza de la Gavidia, para continuar por las calles de Las Cortes, Jesús del Gran Poder, plaza del Duque, Campana, Sierpes, plaza de la Constitución (actual San Francisco), Cánovas del Castillo, Gran Capitán, Primo de Rivera (actual avenida de la Constitución), Santo Tomás y plaza del Triunfo, en donde se disolvía la comitiva, que se trasladaría a la esquina de la Catedral, frente a la calle Almirantazgo, donde se levantó un escenario bajo la dirección artística de Aníbal González, e instalaron potentes altavoces, y cada grupo recitó una loa que fue radiada.

La cabalgata estaba concebida en seis cuadros, queriendo representar mediante carrozas y figurantes, a pie y a caballo, distintas escenas de los momentos históricos de la devoción de Sevilla por la Virgen María; así pues, mucho antes de la hora señalada para ponerse en marcha la comitiva, los alrededores del picadero de la calle Juan de Ávila, lugar establecido para la concentración, se vieron totalmente colmado de los personajes y figurantes de la misma.

Abría la marcha de la comitiva la banda de trompetas de la Guardia Civil a caballo, y a continuación, la primera escena o cuadro, representaba el inicio del cristianismo en la ciudad, con sus dos primeras mártires en la época romana, las Santas Patronas trianeras Justa y Rufina,[3] las cuales, según la tradición, rezaban en su taller de cerámica a la Santísima Virgen. La carroza presentaba a las mártires en la cárcel, bajo un arco, con objetos de cerámica (sus atributos) platos, botijos y cantaras, esparcidos por el suelo.

Detrás, escoltado por sus legionarios, iba el Pretor Diogeniano, vestido a la romana, en un palanquín, y le seguía el lictor Sabino con su cohorte; y cerrando la escena el pueblo, representado por varias damas romanas en una carroza.[4]



Dos imágenes de la carroza con las Santas Justa y Rufina. (Ilustración de la Crónica Oficial del Congreso Mariano Hispano Americano, Revista Mundo Gráfico, 29 de mayo de 1929, p.22). Y carroza con damas romanas (Archivo ABC)

La siguiente escena recrea la época visigoda, es la consolidación de la religión cristiana frente a la invasión de los pueblos bárbaros y sus creencias. En esta escena se representaba el apresamiento de San Hermenegildo, gran defensor del cristianismo contra el arrianismo imperante entre los visigodos de la Península, a diferencia de los hispano-romanos, que eran mayoritariamente cristianos, por su hermano Recaredo. Marchaba a caballo Recaredo, con pompa real, y Hermenegildo, desarmado y sin corona, escoltados ambos por guerreros visigodos.

Detrás iba en un trono, sobre una carroza, la esposa de San Hermenegildo la reina Ingunda, con damas de la corte y junto a ella el arzobispo de Sevilla San Leandro, tío de Hermenegildo y Recaredo, que espera del martirio del primero, para la conversión del segundo, y con ella la de toda España, del arrianismo al catolicismo.[5]

Estas dos primeras escenas estuvieron organizadas por la Congregación Concepcionista de Hijas de María, bajo la dirección artística del pintor Juan Miguel Sánchez y del arqueólogo Luis Taviel de Andrade.

Carroza con la reina Ingunda esposa de San Hermenegildo y sus damas de compañía. (Ilustración revista Blanco y Negro, 26 de mayo de 1929)

La tercera escena presentaba la entrada triunfal en Sevilla del rey San Fernando, tras su conquistada. El Rey Santo era gran devoto de María Santísima, prueba de ello son las imágenes de la Señora que donó, como la de Ntra. Sra. de la Merced o la Virgen de los Reyes, entre otras muchas.

En este cuadro figuran a caballo, los personajes que tomaron parte en la misma; precedía al Santo Rey, el arzobispo don Remondo y seguido del heredero Don Alfonso el Sabio, de la Reina doña Juana y sus damas, de los Maestres de las Ordenes Militares, del Almirante don Ramón Bonifaz y de una escolta de guerreros.[6]


El rey San Fernando y su cortejo. Dña. Juana, esposa de San Fernando. (Ilustración de la Crónica Oficial del Congreso Mariano Hispano Americano. Revista Mundo Gráfico, 29 de mayo de 1929, p.22).


Damas y séquito de la corte del Rey Santo, y el arzobispo don Remondo junto a San Fernando y la reina Dña. Juana. (Archivo ABC)

El montaje artístico de esta escena estuvo de la mano del pintor Santiago Martínez, organizado por los actores del auto sacramental, que se había representado esa mañana en el teatro de la Exposición, bajo el asesoramiento del canónigo Antonio Mañes Jerez.

En la escena siguiente, el cuarto cuadro, se representa el descubrimiento de América y su evangelización a través de la Virgen María. La comitiva la abría dos maceros seguidos de Cristóbal Colón, dispuesto para emprender su segundo viaje, le acompañan su hermano Bartolomé Colón y sus hijos Hernando y Diego Colón, el Asistente de la ciudad conde de Cifuentes y el arzobispo Diego Hurtado de Mendoza. A continuación, le seguía una comitiva de marineros, frailes, el Contador Alonso de Quintanilla, los Caballeros Veinticuatro, nobles y damas sevillanas, que se dirigen a la Capilla de la Virgen de la Antigua a pedir protección para este viaje e iniciar la evangelización del Nuevo Mundo.[7]

Colón, su hermano e hijos, acompañados de maceros. (foto gentileza de Julio Domínguez Arjona)

Damas sevillanas que integraban el cortejo. (Ilustración revista Blanco y Negro, 26 de mayo de 1929)

Esta escena estuvo a cargo de la Congregación de las Irlandesas, siendo organizada por las condesas de Ibarra y Bustillo y la marquesa de Gómez de Barreda. El personaje de Cristóbal Colón lo encarnó el oficial de la carabela Santa María, Joaquín Miquel.

No podía olvidarse el ferviente amor inmaculista de los sevillanos y sus instituciones, así es como en esta quinta escena, se representaba a través de tres personajes del siglo XVII sevillano, Miguel Cid, Martínez Montañés y Murillo, defensores de esta piadosa creencia popular, que en el transcurrir del tiempo sería el Dogma de la Inmaculada Concepción. Todos los sevillanos y sus instituciones se echaron a la calle para proclamar la concepción inmaculada de la Virgen.

En esta escena se representaban a los Cabildos eclesiástico y secular dirigiéndose a la Catedral para hacer el solemne voto de defender la piadosa creencia de la inmaculada concepción de María, cuya aprobación acaban de obtener en Roma los enviados sevillanos. Detrás de los alguaciles, que abrían la marcha, iban los Caballeros Veinticuatro a caballo, y a continuación el Cabildo eclesiástico a pie, presidido por el arzobispo, rodeados de pajes y seguido de los enviados a Roma, Vázquez de Leca, Bernardo del Toro y el Padre Juan de Pineda, acompañado de los artistas propagadores de la piadosa creencia, Murillo, Montañés y Miguel del Cid; cerrando el cortejo la nobleza, entre la que figuran algunas damas en litera y el pueblo sevillano.[8]

La dirección artística corrió a cargo de Martínez Cid, el asesoramiento por Joaquín Hazañas, y la organización de las Hijas de María del Colegio del Valle, con la ayuda de la viuda de Llosent, marquesa de Esquivel, y las señoras de Sangran y Bilbao.
En la imagen los tres figurantes que representaban a Miguel Cid, Martínez Montañés y Murillo. (foto gentileza de Julio Domínguez Arjona)
Grupo de damas que formaban parte del cuadro del Voto Concepcionista. (Revista Mundo Gráfico, 29 de mayo de 1929, p.22)

Por último, y cerrando esta Cabalgata Histórica Mariana, se representó la Guerra de la Independencia, cuyas tropas victoriosas en la batalla de Bailén, entran en Sevilla y ofrecen a la Virgen de los Reyes de las banderas napoleónicas obtenidas.

En este pasaje se rememora la ofrenda que hicieron, las tropas españolas del general Castaños, de las banderas capturadas al ejército de Napoleón, que fue derrotado en la batalla de Bailén, el 19 de Julio de 1808, siendo esta la primera derrota en el campo de batalla del ejército francés. En este sexto cuadro abría la marcha los trompetas de Guardias Patrias, y un escuadrón de este Cuerpo, escoltando las carrozas en que iban los vocales de la Junta Suprema, con su presidente Saavedra.

A continuación, la banda de trompetas de Coraceros y un escuadrón que escoltaba la carretela de la época en que hacían su entrada triunfal el General Castaños y el Comisario de la Junta Suprema, que iba seguida del Estado Mayor, después marchan, escoltados por un piquete de Infantería de Voluntarios sevillanos, diez oficiales de distintos Cuerpos, portando las banderas conquistadas, entre los que figura José de San Martín, Alférez entonces del Regimiento de Murcia y posteriormente libertador de la República del Plata. Cerraba la marcha un destacamento de piqueros y garrochistas, que actuaron de caballería ligera en la batalla. Cerrando la comitiva iba la Banda Municipal bajo la batuta del maestro Font de Anta.[9]

La organización de esta escena corrió a cargo de la Congregación de los Luises, grupos de jóvenes que tenían una inquietud cristiana y un afán de formación humana, siendo dirigido por Juan Manuel Rodríguez Jurado de las Heras y Carlos Adrieansens

Recreación de las tropas victoriosas del general Castaños en la batalla de Bailén. (foto gentileza de Julio Domínguez Arjona)

Durante todo el recorrido, el público llenaba las calles, siendo un autentico gentío el que se agolpaba en las plazas y zonas más amplias del itinerario, admirado la cabalgata con respeto y admiración. En la plaza de la Campana, la Banda de Música del Regimiento de Granada, tocó durante el paso de la comitiva, y en la plaza de San Francisco, las sillas instaladas fueron ocupadas en su totalidad. En las tribunas levantadas delante del Ayuntamiento, tomaron asiento el alcalde Nicolás Díaz Molero, miembros de la corporación municipal, representantes de la Diputación Provincial y otras autoridades locales; y en un tablado levantada frente a dicha tribuna, la Banda de Música del Regimiento de Soria, interpretó composiciones de su repertorio.

Al llegar la cabalgata a la plaza del Triunfo, la comitiva se iba deshaciendo, y los personajes de los grupos iban pasando a un lugar contiguo al gran escenario montado en la esquina de la Catedral, frente a la calle Almirantazgo, que había sido tapizado con damasco rojo, rematado con dos jarras con flores, símbolo del cabildo catedral, y colocados potentes altavoces para que los versos que se recitaran fueran escuchados por la multitud.

Aspecto de la plaza del Duque durante el desfile de la cabalgata. (Ilustración de la Crónica Oficial del Congreso Mariano Hispano Americano)

Delante de este escenario, se había instalado una tribuna, desde donde presenciaron el paso de la cabalgata, el cardenal Ilundain, el Nuncio de Su Santidad, el infante Don Carlos y familia, y todos los prelados, españoles y extranjeros participantes en el Congreso. A la derecha del escenario, se había colocado otra tribuna para las autoridades.

Finalizado el desfile, el público en masa se desplazó a esta zona de la avenida de la Constitución, llenándola completamente, así como las gradas del Archivo de Indias, calculándose en más de cuarenta mil personas las que presenciaron la Loa a la Santísima Virgen, compuesta para este acto por el padre Risco.

La Loa, era una glosa poética, realizada en diferentes medidas sobre los cuadros marianos que formaron la cabalgata, escrita expresamente para ello por el novelista, historiador y poeta Alberto Risco Grasa, sacerdote jesuita. En ella intervinieron todos los miembros de los distintos cuadros históricos que figuraban en la cabalgata, comenzando con la intervención del Heraldo de María[10] que, como cronista de la ciudad, fue refiriéndose uno a uno, todos los acontecimientos históricos marianos de Sevilla.

A continuación, fueron pasando por el escenario, los personajes de los distintos cuadros, empezando por la Santas Justa y Rufina, para seguir con los reyes Hermenegildo, Recaredo y la reina Ingunda; el rey San Fernando y su esposa Doña Juana; proseguía Colón, Cifuentes, Mendoza y los Caballeros Veinticuatro con las banderas y pendones; después Vázquez de Leca, Bernardo del Toro, Murillos, Montañés, Juan de Pineda, rodeado de damas; para terminar con el general Castaños y los vistosos uniformes de los vencedores de la batalla de Bailén, donde todos leyeron unas preciosas composiciones dedicadas a la Virgen María.

Finalmente, el Heraldo recitó el canto a la Virgen, como última parte de la Loa, en ese momento se produjo la apoteosis, se abrió el telón de damasco rojo, y apareció iluminada por potentes reflectores, la imagen de la Inmaculada de Montañés, congregándose en torno a la imagen, los componentes de todos los cuadros históricos, y al recitar los últimos versos, empezó a tocar la orquesta dirigida por el maestro de capilla Eduardo Torres, y los Seises danzaron ante la Inmaculada, todo ello ante una intensa emoción, mientras se incensaba a la Virgen se encendían bengalas luminosas, y todos los grupos se arrodillaban mientras se cantaba las tradicional copla de Miguel del Cid, prorrumpiendo la multitud en un atronador aplauso.

El Heraldo de María. (Ilustración de la Crónica Oficial del Congreso Mariano Hispano Americano)


NOTAS
 
[1]. Crónica Oficial del Congreso Mariano Hispano-Americano de Sevilla 1929. (1930) Madrid. Imprenta Sáez Hermanos.
[2] . Distintos artículos aparecidos en El Correo de Andalucía, de Sevilla, del 1, 18, 19, 21 y 22 de mayo de 1929.
[3] . Las Santas Justa y Rufina estuvieron interpretadas por las señoritas Enriqueta Serra y Araceli Héctor.
[4] . El Pretor Diogeniano fue Juan Mateo Delgado Laso y el Líctor Sabino, Manuel González. El resto del grupo estaba constituido por damas romanas y legionarios formado “por distinguidos jóvenes de la buena sociedad sevillana”.
[5] . Los personajes de esta escena fueron representados por Ramón Vila como San Hermenegildo; Recaredo, Antonio Monge; San Leandro, Victoriano Vila; Reina Ingunda, Natividad Jiménez de Aragón; Damas de la reina Pilar Carmona y Beatriz Laguillo; carcelero, Jaime González Palacio.
[6] . El rey San Fernando estuvo representado por Eduardo Benjumea; la reina Juana por Mercedes Durán; el Obispo Don Remondo, por Enrique García Oviedo; las damas de la reina eran Mimí Laffitte, Consuelo Ferández Mururbe u Luisa Benito; el Almirante Bonifaz, Alberto Escalera; Garcí-Pérez de Vargas, Antonio Ulloa. Los demás figurantes eran los componentes del auto sacramental de Calderón de la Barca, representado en la mañana de ese día en el teatro de la Exposición.
[7] . Cristóbal Colón, fue interpretado por Joaquín Miquel; Cardenal Mendoza, José Benjumea; Conde de Cifuentes, marqués de Esquivel; Contador Alonso de Quintanilla, Mario de la Escosura; Damas: Magdalena y Aurora Delgado, María Teresa Barón, Miguelina Solís, María Durán, María Yuste León, Lola Domínguez, Concha Rull, María Sánchez Arjona, Victoria y Araceli Benjumea.
[8] . Los personajes principales de este grupo fueron interpretados por: Arzobispo Castro, Ricardo Zubiría; Bernardo del Toro, Miguel Medina; Vázquez de Leca, Manuel Benvenuty; Montañés, José María Suarez; Murillo, Rafael Luca de Tena; Miguel del Cid, José León; Juan de Pineda, Juan Delgado. Iban también nueve señoritas a caballo y veinte a pie, además de un grupo de alguaciles representados por jóvenes. La señorita Carmen Rojas, vizcondesa de Desmaisieres, iba en una litera.
[9] . Los principales personajes fueron encarnados por: General Castaños, Juan Manuel Rodríguez de la Heras; Saavedra, Francisco Sánchez Castaner; Guardia Patria, Antonio Muñoz Delgado; Conde de Tilly, Carlos Adriansens; San Martín, Pedro Gamero. Los jóvenes de la Congregación de los Luises, interpretaban la Junta Suprema de Sevilla, y a los generales, oficiales y soldados victoriosos.
[10] . Este personaje fue interpretado por el periodista de El Correo de Andalucía, Antonio Ortiz Muñoz.





5 comentarios:

  1. Es sorprendentemente MARIANO el hecho que tambien en Rivas Nicaragua Centroamerica, sin que los CAMPITOS DE CRISTO hayan tenido conocimiento de estas REGIAS Y EXTRAORDINARIAS CABALGATAS; este año precisamente 27 Noviembre 2,011; saldran por QUINTA VEZ desde LA PARROQUIA DE BUENOS AIERES (Municipio de Rivas) efectuando su recorrido tradicional, pasando por el SANTUARIO DE POPOYOAPA y con llegada a LA PARROQUIA SAN PEDRO en la ciudad de Rivas culminando con la celebracion a LA PURISIMA. En caso deseanse mayor informacion al respecto contactarse con RAMON E VALDEZ J al correo valdezjimenez@gmail.com o al Telefonono (505)25633510 o su direccion postal D.G.I. 1 y 1/2 al Sur Rivas Nicaragua

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  2. Siendo que NICARAGUA es un pais VENTUROSAMENTE MARIANO y que su mas genuina expresion de fe en NUESTRA MADRE SANTISIMA se celebra desdes hace mas de un siglo el 7 de Diciembre de cada año en lo que ha dado en llamar LA GRITERIA; es por ello que LOS CAMPISTOS DE CRISTO celebran su cabalgata al comienzo de la novena A LA PURISIMA (Virgen Inmaculada). El pasado año esta cabalgata estuvo muy lucida con estallido de polvora (diriase fuegos artificiales)repiques de campanan en los templos y Santuario y con cantos alusivos a la VIRGEN PURISIMA; es muy bonito ver como toda la poblacion rivenses se integra con mucho regocijo y fe a esta celebracion que se comenta.

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  3. Hola
    soy Ramon E Valdez
    Deseo comunicarme con Ud
    mis Cel donde tengo Wathsap
    88833408
    57564101

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  4. Estimado Ramón. Espero veas este correo para indicarte que mi correo electrónico es jujoca1340@gmail.com Cuando quieras puedes ponerte en contacto conmigo. Recibe un cordial saludo Juan José Cabrero

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  5. Rivas Nicaragua 22 Octubre 2017

    SIEMPRE LISTOS
    LOS CAMPISTOS
    DE CRISTO

    Para su ya tradicional CABALGATA MARIANA la cual se llevara a cabo si DIOS asi lo permite el ultimo Domingo del proximo mes de Noviembre de este año
    COMITE ORGANIZADOR

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